Nombres

Capítulo 2 | Libro: Jean Peare

Aquel dolor de cabeza poco a poco comenzaba a emerger, sus ojos se abrían de a pocos mientras trataba de limpiarse la boca producto de la baba. Relamiéndose los labios, se estiró y bostezó estrepitosamente como si quisiera que alguien en específico se enterara que ya había despertado, quejándose luego al darse cuenta que, otra vez, se quedó dormido sobre su escritorio.

—…

Frunció levemente el ceño al tratar de recordar algo puntual gracias al dolor que ahora sentía en el culo producto de una caída, ¿pero en qué momento y por qué no lo recordaba? Soltando un suspiro, meneó la cabeza tantito para tratar de enfocarse, aunque fue un intento inútil puesto que recién estaba reaccionando o tomando consciencia de la realidad.

Evidentemente sus ojos aún pesaban y estaba dispuesto a levantarse e irse a la cama para seguir durmiendo, ahora sí, cómodamente, pero cuando estuvo a punto de hacerlo, el sonido de una notificación entrante hizo que se sorprenda de sobremanera. Obligándole a quedarse en su sitio, pensativo, observando el monitor y moviendo el mouse un poco dubitativo para salir, de lo que esperaba y parecía ser, el “protector de pantalla “.

—…que alivio.- comentó casi de inmediato, dándole ‘click’ ahora a la bandeja de los “No deseados” y revisando así el contenido con cuidado.— Menos mal me ahorró el trabajo de tener que darle una muy buena excusa o explicación siquiera.

Sus ojos iban de un lado a otro frente a la pantalla, tratando de encontrarle lo malo cuando el asunto de dicho correo solo se trataba de una inofensiva invitación, ¿pero de quién? Pues el remitente o la dirección de este mismo no se encontraba presente, siendo algo demasiado extraño y más aún con ese archivo RAR adjunto.

Sus ganas de descargarlo eran pocas, casi nulas, teniendo en cuenta lo de la madrugada, mas el querer saber qué era realmente hizo que acceda casi de inmediato.

Un poco contradictorio, es cierto, mas el peso de ese archivo daba mucho en qué pensar.

—Nada se le escapa al oficial Jones.

Sonrió poco después al recordar con diversión la frase que decía el colega de su padre con frecuencia, haciéndole sentir admiración y orgullo por su progenitor desde siempre. Bradley sabia como era él: minucioso, dedicado y detallista con el trabajo encomendado. El verlo llegar a casa tarde con esa alegría reflejada en su rostro, a pesar del cansancio, le hacia saber de inmediato que ha resuelto eso que tanto lo afligía, lo mantenía inquieto por las noches y que no le dejaba siquiera pegar una siesta.

Demasiados casos resueltos gracias a su padre, por su colaboración en el caso mostrado aunque, claro, había excepciones.

Se dispuso en darle varios ‘click's' apenas finalizó la descarga, mas el hecho de ver que no respondía o abría siquiera hizo que quede desconcertado. Sentimiento que no duró mucho, pues se hizo presente un tipo de interferencia que afectaba directamente la pantalla del computador, haciéndole sentir pavor al no saber qué pasaría a continuación.

—Genial- soltó el mouse y se recostó en el espaldar—, ahora con total seguridad puedo decir que se trata de un virus.

Trataba de buscarle el chiste a la situación, reírse un poco de la estupidez que tuvo al pensar que seria buena idea curiosear un poco, el querer ser o acercarse a lo que era su padre metiéndose a ver el supuesto “contenido real” de dicho archivo.

Oh, Bradley…

Soltó un suspiro, volviendo a tomarle importancia al monitor cuando vio que la interferencia fue momentánea y, aunque dejó tantito congelado la pantalla, no tardó ni un segundo en reaccionar y abrirse varias de las carpetas mostrándole el contenido oculto para mantenerlo ahí, atento, pero poco a poco se comenzaba arrepentir a pesar de haber tenido algo de razón.

En lo personal, no esperaba que fuese contenido demasiado brutal, explícito, generando en él ganas de vomitar aunque no haya nada aún en su pobre y hambriento estómago. Incluso en un par de ocasiones cerró los ojos mientras rogaba internamente en que parara aquel suplicio.

Cosa que parecía no cesar cada que echaba un vistazo.

Entonces se decidió en no volver abrirlos, no hasta sentir o confiar en su intuición. Por lo pronto, trató de calcular un minuto, no más ni menos, contando por lo bajo los segundos hasta llegar al final.

…instintivamente tragó saliva.

Lo que parecía ser ya la última de todas, dándole sentido al asunto del correo, hizo que quede de cierta forma anonadado, estupefacto con lo que tenia al frente. Atractivo a la vista, muy bien elaborado, un afiche con su nombre presente invitándolo a un evento fue lo que hizo que se levante de su asiento y saque el enchufe sin importarle, ahora sí, que la pc se malogre.

Y no porque extrañamente se diferencie de las demás, es solo qu-

—Mucho internet por hoy.

¿Qué tanto de cierto había ahí? ¿Era un show real siquiera? Nunca lo sabría y mejor ahora restarle importancia antes de meterse a investigar por mera curiosidad.

Ganas no le faltaban, de eso estaba claro.

Ni se molestó en cerrar la puerta de su habitación, es más, se dirigió rápidamente a la planta baja a prepararse algo para luego finalizar con una correcta higiene bucal. Iba a ser un largo día, mas aun tratando de distraer su mente a toda costa sobre la supuesta dicha función.

¿Su debilidad? ¿Acaso no lo notaron?



#1039 en Terror
#4663 en Thriller
#2462 en Misterio

En el texto hay: desconocido, historiasdetodo, misterioysuspenso

Editado: 24.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.