___
- ¿Y se dieron el beso o no? -pregunte a mamá intrigada.
- ¡Ay hija, obvio que no! o tal vez sí. - se ríe y continua - Ese día, mejor dicho, esa tarde, fue increíble, me acompañó hasta casa. Pero como mí casa no era tan agradable de aspecto, unas dos cuadras antes había otra más bonita la cual le dije que era dónde vivía.
Ese día descubrí dónde Dante trabajaba y me asombró el hecho que fuera muy cerca de mí empresa. También aparte de mi nombre, me pidió mi número de teléfono para poderme llamar, pero he aquí el dilema.
- Mami para ahí ¿tenías celular? -le pregunté intrigada.
-Pues obvio no, pero mi abuelita tenía teléfono de esos antiguos, pero era un teléfono, al fin y al cabo. Así que le dí ese número.
-Pero mamá, te refieres a mi bisabuela Elena, ¿la casa del fondo? ¿ahí? (Donde vivía mi mamá es un sitio en el cual hay muchas casas hacia adentro. La casa de mamá era casi una de las primeras y la casa de su abuela quedaba en el mismo sitio, pero al fondo, era la última).
-Sí ahí mismo, ese teléfono dí, -me responde- y como todos los que viven ahí son bien copuchentos, de vez en cuando me daba una vuelta en el lugar para ver si sonaba el bendito teléfono. Como era viernes esperé ansiosa que llamara el fin de semana, pero no pasó nada. El lunes, me dije a mi misma que no me iba a ilusionar y que tenía que estar tranquila; después de todo seguíamos siendo desconocidos, aunque ya había creado algo en mí.
___
Al momento de hervir la olla con las papitas para el puré, llegó mi nona a la casa. Mi nona es mi abuela, mamá de mi mamá. Ella es una mujer muy dura, aunque ya han pasado los años, aún la marca el recuerdo de la mala vida que vivió junto a mi abuelo y sus abusos. Gracias a Dios eso ya pasó, y se separaron (porque ella arranco) hace más de 30 años. Amo a mi abuela aun con su carácter. Hay que entender. Pongo la mesa con los platos para almorzar y antes de entrar a la cocina escucho:
-Estás hablándole de él, ¿no crees que es arriesgado? -dice mi Nona.
- ¡Shh! habla más bajo, ella no sabe. Además, le estoy contando mi verdad para que pueda superar su ruptura. -Le contesta mamá.
-Estas consiente de cómo es Alejandra, querrá averiguar y...
La nona quedó a mitad de lo que estaba diciendo porque en eso justo mi hermano mayor se entró del patio y al verme pegada a la puerta escuchando me tira un cojín del sillón haciendo que la puerta de la cocina se abra y se callen las mujeres.
-Ale ¿está lista la mesa? -me pregunta mamá.
- ¡Si listo! -digo entusiasmada para que no se me noté el susto que había pasado recién.
Almorzamos los cuatros, ya que papá no estaba, y luego de la comida, como es costumbre de las mayores de tomarse un té, las acompañé. Le dije a mamá si podía continuar con la historia, a la vez que dije eso, mi nona puso cara de disgusto y sólo se dignó agachar y negar con la cabeza, a la vez que tomaba un sorbo de té.
___
-Bueno ese lunes salí temprano en la mañana como de costumbre, -continua mamá- y pasó todo el día normal para mí. Sin embargo, ese día había mucho trabajo así que nos tocó quedarnos hasta más tarde. Bueno en realidad horario normal y no a las cuatro como yo me fui ese viernes anterior. En fin, salí del trabajo, me fui al paradero de la micro y ahí estaba el susodicho.
Dante estuvo esperando casi dos horas y media, cuando me vio su sonrisa quedó estática en su rostro. Al momento de verlo me sentí orgullosa de haber ido con ese vestido blanco veraniego, no decepcionaba. Me reí y nos saludamos de beso en la mejilla. Cada vez que me acerca siento un cosquilleo y él por su parte no se deja intimidar.
-Pensé que llamarías, -le solté- pero nada que sonó el teléfono.
-Umm ósea ¿funcionó? - me preguntó.
<< ¿Que si funcionó?, pues obvio que funcionó.>> Estuve incluso ayudándole a la abuela Elena hacer el aseo de su casa y todo para contestar el teléfono cuando sonara. Pero obvio no le iba a decir eso a Dante, uno siempre digna
- ¿Dante que quieres de mí? - le pregunté.