Ela no quería ver, sabía que nadie lo había salvado que aquella caída por lo mucho debió de ser peligrosa y que ahora la gente estaría alrededor de un chico malherido. Separo lentamente las pestañas mirando una imagen borrosa del mundo, el susto la había hecho apretar tan fuerte su cuerpo que unas pequeñas lágrimas se habían formado en sus ojos.
Cuando su vista se aclaró, no había nada, ni gente gritando, ni personas haciendo ademanes de llamar a una ambulancia, en cambio había un pequeño círculo de gente que miraba al piso, mientras dos guardias de seguridad levantaban a un hombre del suelo y al chico que acababa de caer.
Ela respiro aliviada, aquella persona lo había salvado en el último momento.
‘Padre’ pensó.