–Por ser la mejor este año escolar te ganaste doble porción de postre. Ahí tienes, rico pastel de chocolate y vainilla con extra azúcar–dijo señora mamá sirviendo en la mesa–
–Cariño ¿Y yo qué? No puedes dejar de lado que me subieron el sueldo este año, mi jefe está conforme con mi rendimiento. Estoy seguro que también fui el mejor–mi papá hizo una mueca mientras apuntaba su plato aún vacío con el tenedor en mano–
–Oh vamos, debes bajar esa panzota que tienes, este verano saldremos a correr todas las mañanas, tengo miedo que algún día tengas un ataque cardíaco y nos dejes a Tessa y a mi. Sabes que aún tenemos deudas de la luz que pagar–dijo molestando al hombre en frente de ella, el cual estaba en espera de su preciado pedazo de pastel–
–Me dueles Sherlyn–dijo dramático–Ya vas a ver cómo me voy a poner de musculoso, iré al gimnasio todos los sábados y comeré sano desde Enero, comenzaré el año con todas las energías.
–Papá, dijiste lo mismo con el aseo de la casa. Yo solo te veo gritando y pegado a la tv mientras te enojas con arbitros y jugadores de futbol. Aún así, agradezco enormemente tu optimismo–solté una risita–te amo con todo y tu pancita–posé mi cabeza en su hombro mientas le hacía una seña a mamá para arreglara la situación y dejará un lindo cumplido a su amado esposo–.
–Cielito–puso ojos de bebé y tomó la mano de papá–te amamos con tu sobrepeso y tus defectos. Puedes comerte todo el pastel si quieres, ve, es tuyo.
Y así fue como a papá le dió un coma diabético...es broma. Obvio que estoy bromeando.
Más o menos, el año pasado acabó con todos los dulces de Hallowen en 1 hora y media junto con mis primos de 5 años, los pequeños estaban bien, pero papá estaba a punto de reventar. Temía por el bien de su panza, aunque debo agradecer de la existencia de esta, hasta los 10 años me hizo creer que el hombre vestido de rojo y con olor a galletas era real y de verdad leía mis cartas llenas de stickers y brillantina. Esos eran buenos tiempos, lástima que crecí y todo en lo que creía era un bil mentira.
Me mintieron descaradamente. Y a ustedes igual.
Aún así adorno galletas todos los años junto con mi abuela y mamá, es la mejor época del año sin duda.
Sin más ayudé a recoger la mesa y lavar toda la losa que ocupamos. Subí hasta mi habitación al terminar de hacer esto.
Era tiempo de entretenimiento máximo. Leer.
Llegó el momento del día en el cual debo viajar a visitar a mis queridos y preciados amores literarios. Todo iba perfecto, hasta se podría decir que de maravilla. Cuando siento que algo golpea mi ventana fuertemente, tengo miedo de verla y que esté quebrada, sinceramente, me preocupa más eso que el responsable de este golpe sea un ladrón o secuestrador.
Me asomé a esta pero no había nada, excepto una nota escrita en un post stick amarillo mediano. Lo primero que se vino a la mente fue Margot, seguro quería las respuestas de la tarea para el Lunes. Estaba equivocada, muy equivocada.
"Conservar algo que me ayude a recordarte sería admitir que te puedo olvidar y eso es lo que no quiero"
Aquella frase de Shakespeare en Romeo y Julieta estaba escrita en aquel misterioso y curioso papelito.
Quedé desconcertada y bajé mi vista para el jardín, y así saber quién es el emisor de aquellas románticas palabras. Nadie, ni un alma.
Por una extraña razón del universo decidí contestarle a aquel intrigante escritor.
"¿Romeo y Julieta? si quieres que caiga en tus brazos busca algo más original"
Dejé aquel papel en su lugar, esperando la respuesta de aquella persona, aquella que no dejó su nombre. Esto solo significaba algo...¿Acosador? Tal vez ¿Estoy loca? Probablemente sí.
–Oh vamos–se quejó Margot mientras cerraba su casillero con una expresión de frustración en su adormilado rostro–No vas a negar que eso fue súper romántico, amiga, me dicen eso y me caso a la semana siguente.
–rodeé los ojos–Eres tan precipitada, no puedo estar segura de que no sea acosador, debo tener cuidado con los pasos que doy. Desde hoy cuidaré mi espalda, nunca se sabe–dije para entrar al salón de clases–.
–Como sea, es tu decisión. Pero no digas que no te di la mejor opción para esta situación–me apuntó con su dedo, al mismo tiempo que tropezaba y chocaba con el chico come mocos de ayer–¡Dios! Por favor mira por dónde vas, podrías causar un accidente.
El pobre chico de camisa verde bajó su cabeza apenado y pasó al lado nuestro, sin salir ni una palabra de su boca. Ignoré el notorio enojo de mi amiga, su ceño estaba fruncido.
–¡Vamos! ¿Qué esperas? ¡Levántate!–escuchamos un gritos los cuales provenían de afuera, salimos a ver y había una gran aglomeración de gente reunida en un círculo–.
Al parecer todos estaban al rededor de un chico el cual se encontraba tirado en el frío suelo, lo estaban golpeando. Al mismo tiempo de esto Kenai, el mismo idiota que me ha molestado por años, le tira el agua de su botella en la ropa y rostro. Causando la risa de todos, menos la de Margot y mía.
No iba a permitir que otra persona sufriera lo mismo que yo, así que sin pesarlo dos veces hice a un lado a algunos estudiantes para enfrentarme a Kenai y ayudar a este pobre chico.
–¡Kenai! ¡Oye, Kenai!–caminé como pude entre ese ruido y risas–Deja en paz a este pobre chico, para de comportarte como un completo idiota.
Eso se sintió bien, punto para Tessa.
Estaba esperando el golpe en mi cara, mas no sucedió. Solo me miró amenazante, pasó al lado mío y dijo en mi oído con un tinte intimidante "Nos vemos en la hora de almuerzo"
Tengo miedo
¡No! Nada de miedo, debes ser fuerte.
Sí conciencia, tienes razón. ¡¿Pero si me golpea?!
¡Deja el drama ya! Lo devuelves el golpe y listo, tus problemas están resueltos.