¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto en una relación que no nos trae nada bueno?
Vemos a una persona que nos parece linda e intentamos conquistarla, lo logramos y entablamos una relación que pareciera en un principio ser lo más hermoso del mundo.
El tiempo transcurre un poco y notamos que algo anda mal, que sin saber porque todo empieza a fallar...o tal vez nunca estuvo bien.
Cuando nos damos cuenta ya estamos demasiado atados a esa persona como para poder llamarnos seres libres.
De pronto ya estamos sujetos a una relación que no nos deja respirar. Que nos incomoda, que nos lastima.
Y lo peor es que no podemos dejarla, porque de pronto sentimos que no podemos vivír sin esa persona. Pero tampoco podemos vivír con ella. ¿qué se supone que prosigue?
Pero te logras liberar. Rompes esas cuerdas que te atan a ser infeliz y respiras libre.
Y lo mejor es que ahora los dos son libres.
Ésto es lo que nos expresa el autor de la siguiente nota:
Camine por mucho tiempo en ese infernal desierto,
vi alejarse a todas mis ilusiones,
mire con nostalgia el recuerdo de todo lo que vivimos,
entendí que no tendríamos un final feliz,
pero tampoco pasaríamos un buen momento juntos,
entendernos no era parte de nosotros,
pero incomodarnos, era siempre tu juego favorito, corazón,
olvido todo el pasado que tuvimos y hoy me permito decir,
que puedo reposar en mi mundo sin el caos de tu presencia,
puedo respirar mejor desde que siento tu ausencia,
me costó, sí, un poco salir de la costumbre de tenerte,
pero es mejor tener lejos a las personas que solo lastiman tu preciado corazón.
Desde que no estas aprendí a valorarme mas,
aprendí hacer mas independiente,
hoy puedo decir, que me siento feliz.
Mickey Black