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Capítulo 55: "♫Zaid... ¿por qué tú?♫"

El seguidor de la luna, se abalanzó con una terrible intensión sobre nuestros protagonistas, sin embargo, Léa Milenios fue valiente, y actúo antes de que alguna desgracia mucho mayor cayera sobre ellos. La joven guerrera, desplegó un escudo delante de sus amigos, el cual midió fuerzas con la bestia. Las arremetidas que se llevaban a cabo contra la magia protectora de la princesa, empezaban a hacer unas cuantas abolladuras a su única defensa.

—¡Está doblegando el escudo de la princesa Léa! —gritó alarmada Iris, quien se encontraba agachada con sus demás compañeros.

—¡Quizás este sea nuestro fin! —insinuó Alik mirando de reojo a su novia, a quien luego tomó del rostro sorpresivamente, para así juntar su frente con la de ésta—. Y por lógica, deberíamos besarnos, ya que éste puede ser nuestro último beso —la pequeña se puso de todos los colores y le dio un zape al guaperas.

—¡Este no es el momento idiota! —le gritó la más baja enojada.

—¡Ah! ¡De modo que sí se besaron! —dijo la princesa angustiada al enterarse, pues le dolía saber que no los vio besarse, pero inmediatamente se emocionó y distrajo cuando escuchó lo que seguía—. ¡Y encima ahora son pareja!

—¡Léa estás distrayéndote mucho nya! —advirtió la gata, quien notó como el escudo se desquebrajaba, mientras sus manos se las llevaba a la cabeza.

—¡Ups! ¡Corran! —gritó su alteza, y de inmediato, sus amigos empezaron a huir despavoridos por los pasillos del palacio, los cuales eran lo suficientemente amplios para trasladarse. En cuanto al escudo de Léa, éste permaneció en su lugar unos minutos más, hasta que la guerrera estuvo lo suficientemente lejos con sus camaradas, como para que éste por fin cediera ante el animal.

—¡Yo sólo quise hacer una sugerencia! —se quejaba Alik mientras corría acariciándose la mejilla afectada, y con un ojo lloroso.

—¡Eso te mereces por andar haciendo el tonto mientras estamos en peligro! ¡Deberías saber que hay un tiempo para todo! —lo reprendió la más baja.

—¡Deberían concentrarse en correr en lugar de estar teniendo peleas de pareja nya! —mencionó la gata gauchesca llorando en el proceso por el miedo.

—¡No, deja que hablen más, yo quiero saber cómo es que terminaron siendo novios! ¡Así que cuenten! —les ordenó Léa.

—No creo que sea el momento… —fue interrumpida Iris.

—¡Qué cuenten dije! —les volvió a repetir con insistencia apenas la rubia quedó a su altura, lo que les hizo poner cara de pesadez a los dos. No obstante, en ese momento, unos rugidos bien conocidos les hicieron poner los pelos de punta a los cuatro, y al voltear sus cabezas hacia atrás, vieron a la terrible bestia venir mientras trepaba velozmente las paredes.

—¡Ahí viene nya! —dijo la gata con la cara de la pintura llamada: “El grito”.

Esta vez, Léa se vio obligada a detenerse por la criatura que los perseguía, y en cuanto se lanzó hacia ella, lo golpeó con su báculo tan fuerte, que hizo que el lobo traspasara la pared que estaba a su izquierda.

—¡Wow, eso fue asombroso! —aseguró Alik, quien se había detenido junto a las demás.

—¡No se paren a ver! —les avisó la heredera, quien no esperó que el licántropo se reincorporara tan pronto, y éste la sorprendió con un golpe de garra, el cual la botó contra el muro, dejando un cráter en donde había chocado—. Diablos —se quejó ella con pocas fuerzas, pero se despejó al instante por el hecho de que aquel enorme ser, se le acercó insistente para devorarla, así que tuvo que usar su arma como columna, para mantener la boca del lobo abierta.

—¡Princesa Léa! —gritaron los tres.

—¡Alik, debemos hacer algo! —se dirigió Iris a éste.

—Tienes razón, nosotros somos su apoyo —aseguró el chico.

—¡Yo también los ayudaré nya! —mencionó la gata sacando de su espalda la guitarra—. ¡Aquí Diamant Stelar a su servicio! —cantó mientras hacía una pose—. ¡Vamos a bailar mi amigo, con el gatito zapatero! —moviendo sus gatunas caderas, tocó entusiasta su instrumento, el cual liberó como siempre, aquellos tan imponentes hilos de araña que rodearon a la criatura, disminuyendo así sus movimientos, pero aún ésta se oponía a ser dominada por completo, demostrando ser más feroz que el mismo Gaikoz—. ¡Nya, cuanto poder nya! —se quejó la muchacha de rulos añiles.

Por otro lado, como era de suponer, los catalizadores, no se quedaron en la nada, así que desplegaron sus voces, liberando así sus poderes. La princesa Léa comenzó a sentir sus energías renovarse, especialmente porque ahora sus heridas se curaban más rápido que antes, lo que le permitía darse cuenta de que Alik había logrado ganar una tercera habilidad, la cual tenía que ver con la curación, la misma que tenía Iris, y lo supuso al recordar la terrible prueba que atravesó ese galante muchacho, la cual tenía que ver con el rescate de Iris.




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