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Capítulo 57: "♫Al menos algo bueno♫"

A veces a uno mismo le hace falta un empujón para adquirir nuevas fuerzas, y así enfrentar los males que nos han aquejado hace años. No obstante, la situación que arremetía contra nuestros protagonistas, tenía que ver con la pérdida de uno de sus miembros, al cual no pudieron recuperar pese a sus esfuerzos, aun así, en la sonata del viento, se reflejaba cierta esperanza.

Indignados, tantos los catalizadores como la gata gauchesca, dejaron de tratar de animar a su alteza, quien seguía sobre sus rodillas lamentándose, pero no fue hasta que el rey de Kimail, se acercó pasando entre los chicos, y se dirigió a su majestad.

—Seguramente esta semi-derrota es demasiado para una noble como usted, princesa Léa. Sin embargo, déjeme decirle algo —él hizo una leve pausa, y en lo que pasaba esto, la de cabellos como el sol, volteó apenas su cabeza para escucharlo—. Una futura gobernante como usted, también tiene que vivir las frustraciones para poder ser digna del trono, por lo tanto, no existe un soberano que pueda ser magnifico, sin antes sobrellevar el dolor de la pérdida de un amigo.

—¿Has llegado a vivir algo así nya? —preguntó Diamant, quien estaba prestando tanto atención para con él, al igual que sus demás camaradas.

—Sí, aunque no de esta manera. Hay muchos tipos de perdidas —aseguró Seiran—. Aunque no es el final para ustedes, ya que si se hacen más fuertes, confió que podrán recuperar a su amigo.

Léa era una persona simple, pues así como ella caía al piso, lograba también levantarse, y en esta ocasión, no sería la excepción. Motivada por las palabras del líder vampírico: ella al fin se puso de pie, tosió levemente, y así finalmente, dirigirse a su grupo.

—Tienes razón. No lograré nada estando aquí desperdiciando mi valioso tiempo. Aunque el viaje se vuelva más pesado por la falta de Zaid, estoy segura que tarde o temprano lo recuperaremos —ella cerró su puño en el aire con más ánimos, y tanto Iris, Alik como Diamant, se vieron aliviados.

—Ustedes… ¿ustedes son los viajeros de los que habló Hakim? —se le escuchó preguntar a una voz que sostenía un tono dulce, a lo cual todos voltearon a ver; se trataba del príncipe de Sundae, el cual volvía en sí.

—Parece que ese pequeñajo ya se ha recuperado —mencionó Seiran, quien fue el primero en acercarse a éste—. Por la forma en que te diriges a nosotros, al parecer tenías algo que ver con ese tipejo —el vampiro se agachó y tomó de la ropa al pequeño—. Habla, ¡qué sabes sobre ese rufián! —le interrogó con severidad.

Ante el mal comportamiento del líder de los chupa sangre, Iris y la gata se acercaron apresuradas, para pedirle que por favor se detuviera, ya que en ese preciso momento, el muchachito comenzó a llorar de angustia, y aunque trataba de mediar palabra para excusarse, el agarre del vampiro, no le permitía hacerlo.

—¡Lo estás asfixiando! —le reclamó Iris—. ¡Ya suéltale!

—¡No seas bruto nya! —le ordenó molesta Diamant.

—No sé por qué se preocupan tanto si él mismo fue quien casi nos mata —mencionó Alik entre cerrando los ojos, sin poder entender a las chicas.

—Bueno… él no deja de ser un niño Alik —le informó su alteza.

Ante la insistencia de las dos enanas, Seiran se vio obligado a bajar al crio, quien luego se dejó caer de rodillas, para posteriormente apoyar su cabeza sobre el suelo como si estuviera pidiendo clemencia.

—La verdad es que no quería hacerles daño, pero él me obligó a hacerlo —aseguró el niño.

—¿Cómo fue que te obligó? —se acercó Léa a indagar junto a Seiran.

—¡Él… él se llevó a mis padres! —mencionó apenas audible y con la voz entre cortada.

—Ese patán… —el rostro de Alik se oscureció al igual que el de Léa y Seiran.

—Pero no contento con eso, a pesar de que accedí a ayudarlo, me incrustó ese cristal, y por consiguiente, no recuerdo que más pasó a partir de ahí —aclaró bajando la mirada con tristeza.

—Incrustarle un cristal, y además secuestrar a sus padres… qué tipo más desalmado —comentó Seiran con el ceño fruncido.

—Así procede Hakim —respondió Léa, quien se inclinó a la altura del niño y apoyó su mano sobre su hombro para contenerlo—. Algo similar le hizo a nuestro compañero Zaid.

—Si ustedes están vivos, eso significa que no podré volver a ver a mis padres —el príncipe de Sundae, se entregó al llanto de una forma desconsolada, pero la amable princesa, lo interrumpió diciéndole lo siguiente.

—No te preocupes, yo creo saber una forma para hallar a tus padres —aseveró su alteza.

—¿De verdad nya? —dijo impresionada la gata Persia.

—¿Después de lo que les hice… se apiadaran de mí? —preguntó él, y los observó con su rostro empapado en agua salada.




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