Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: Nyc N° 3

Capítulo 45

Hanna no entendía como había terminado sobre el escritorio, con Ehan comiéndole la boca.

Un momento le estaba gritando y al otro, estaba debajo de él.

Su falda había dejado al descubierto sus muslos y a merced de las manos de su jefe mientras sus bocas no se despegaban.

—“Aléjate de él” — le gritaba su subconsciente —“Ten dignidad” — le seguía recriminando mientras le acariciaba los hombros a Ehan.

Decidió ignorar a su conciencia, ya que esta nunca había besado a Ehan. Los besos de ese hombre eran su perdición, y ella lo sabía.

No importaba lo enojada o furiosa que estuviera; una vez la besaba, ella se derretía en sus brazos, siempre que él no hablara, ella no tenía ningún problema en dejarlo besarla.

Porque de esa forma, ella podía ignorar el hecho que Ehan Hilton era el hombre que estaba besándola. Que él era el hombre que la estaba acariciando. Todo seguiría perfecto siempre que él no...

—Te amo, tanto...                                                 

... Hablara. —“Genial” — pensó Hanna.

—Te amo Hanna— susurro mordiéndole la barbilla para descender a su clavícula, subió una de sus manos por la espalda de ella y le sujeto el cabello para poder disfrutar de su piel.

Tal vez ya no volvería a hablar...

—Perdóname amor— susurro sobre la piel de ella a lo que solo cerró sus ojos para ignorar sus palabras.

—Perdona por haberte mentido...

— ¡Suéltame! — Respondió ella mientras lo empujaba para ponerse en pie— ¿Enserio? ¿No podías quedarte callado? — le dijo furiosa mientras se arreglaba— ¡No! Tú tenías que hablar.

Ehan la observaba desconcertado por su arrebato. Lo que había pasado ahí, le había dado esperanza de que Hanna lo perdonara pero ahora...

— ¿De qué hablas Hanna? ¡Claro que no me quedaría callado! Te dije que te amo, te pedí perdón...

— ¡Lo escuche! ¿Si? Pero ahora, no quiero hablar contigo de ese tema.

—Entonces ¿Cuándo hablaremos de ese tema?

—Hoy no— declaro mientras se encaminaba hacia la puerta.

— Entonces. En su lugar. Quiero que me expliques que fue lo que ocurrió entre Sarah y tú.

Ella se detuvo a medio camino y cerró los ojos — “Por ese motivo le había preguntado si estaba bien” — pero ¿Cómo diablos, Ehan se había enterado de lo sucedido?

—Fue una pelea entre mujeres. Eso es todo...

— ¡Mentira! — Rugió Ehan mientras la giraba y sostenía de los brazos— Se todo lo que ella te dijo. ¿Sabes cuánto me cuesta no salir por esa puerta y despedirla por eso? No importa que tan grave sean sus problemas. No tenía ningún derecho a hablarte así...

— ¡Ya no importa! Fue una simple discusión. No puedes despedirla por eso.

— ¿Quieres ver que si puedo? —reto.

Ello lo miro molesta y él, le regreso la mirada. El azul impactaba con el verde mientras sus cuerpos no se movían.

Ehan estaba ahí tratando de cuidar de ella pero Hanna estaba tan molesta que no quería nada de él en esos momentos

— ¡No te metas! — Dijo Hanna con los dientes apretados— Este es mi problema. No es tuyo...

—Es asunto mío porque tú eres mía— declaro— tus problemas son mis problemas...

— ¡Qué lindo! ¡Claro! Yo tengo que decirte todo a ti pero tú no puedes ni siquiera decirme la verdad. Eres hipócrita Ehan.

— ¡Tenía planeado decirte la verdad!...

—No mientas. Si no hubieras encontrado la carta de Sebas, jamás me habrías dicho que tú lo sabias todo desde el principio.

Ella giro nuevamente y salió de la oficina hecha una furia.

Ehan decidió darle un poco de espacio, en esos casos, era mejor dejarla pensar y esperar a que se tranquilizara. Sabía que debía llevar la situación con cuidado.

Hanna no había terminado la relación, pero ese tiempo que ella le pedía lo tenía muy estresado... ¿cuánto más tendría que esperar para que lo perdonara?

¿Un mes?

¿Un año?

Se volvería loco. Pero si de algo estaba seguro es que no importaba. El esperaría toda su vida de ser necesario.

Así que le dio tiempo.

En los días siguientes, comenzó a tratarla de forma profesional.

Los siguientes días fueron un calvario para el empresario. Ver a su mujer cada día, a cada momento... y no poder tocarla estaba empujándolo a su límite.

Sentía que habían regresado mucho en lo referente a su relación, era como si todo hubiera terminado pero los dos sabían que no era así. El enojo de Hanna iba descendiendo cada día pero la tensión entre ellos no disminuía.



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En el texto hay: hijos, celos, amor

Editado: 07.02.2019

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