Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: Nyc N° 3

Capítulo 18

Ehan le arranco en teléfono de la mano y contesto.

—Hola...

— ¡Todo es tu culpa!...— rugió su padre entre balbuceos— ella me dejo por tu culpa y de esa estúpida mujercita...

— ¡Cállate papá! ¿De qué hablas? ¿Estas borracho?

—Fue tu culpa— balbuceo— yo la amo y todo lo hice por ella— lloriqueo. En ese momento Ehan se preocupó, su padre jamás se había puesto borracho en su vida y ¡Jamás lloraba!

— ¿Dónde estás?

—No te importa nada de mí...

— ¿Dónde estás?... ¿Papá?

Pero era muy tarde. Stephen ya había colgado; Ehan debía de salir y encontrar a su padre.

En ese estado no estaba seguros de que podría hacer. Él se giró hacia Hanna y la observo abrazándose a sí misma al cetro de su oficina.

— ¿Que te dijo?— le preguntó Ehan manteniendo la calma.

—Me dijo que le pasara con su hijo, que él era tu padre y no tenía tiempo para hablar con una zorra contratada por ti.

— ¿Qué?— jadeo Ehan con enojo— este hombre cada vez está más loco.

—Su voz se escuchaba agitada Ehan, estaba hipando, creo que tu padre ha estado tomando.

—Debo encontrarlo, debo saber que le ocurre y cómo demonios consiguió el número de esta oficina. Cancela todas mis reuniones de esta mañana. Volveré después.

Hanna asintió y lo observo preocupada; ella no quería que nada opacara ese día.

—Tranquila, todo estará bien— la atrajo hacia su cuerpo y sencillamente la abrazo.

— ¡Ten cuidado!— dijo con la cara enterrada en el pecho de él. Ehan no pudo evitar sonreír.

—Lo hare — se separó un poco y le deposito un beso en su frente— te lo prometo.

Ehan la soltó y salió de la oficina para tomar el ascensor, él iba tan enfrascado que no noto que alguien estaba adentro.

—Buenos días señor Hilton— saludo Sarah tratando de parecer dulce.

—Buenos días señorita James— respondió frio.

Eso a Sarah le molesto, primero la ilusionaba y después apenas y le hablaba a pesar que estaban solos.

Pero ella no se rendiría; trato de acercarse a Ehan y fingió doblarse el pie. Tal y como lo planeo; Ehan reaccionó a tiempo sosteniéndola en brazos.

Ella lo sujeto del cuello para evitar caer de bruces contra el suelo.

— ¿Se encuentra bien?— le pregunto Ehan algo molesto. “¿Acaso todo el mundo estaba borracho ese día?”

—Si señor; lo siento, mi tacón se dobló— dijo ella halándolo más cerca.

Ehan observo su rostro; ella estaba demasiado cerca de él y eso le incomodaba; el trato de ponerla en pie pero la puerta del ascensor se abrió dejando ver a todos en el vestíbulo que dentro del ascensor el jefe y Sarah estaban abrazados.

— ¿Se puede sostener sola? — le pregunto Ehan.

—Sí señor. Gracias— él, la soltó y salió del ascensor sin percatarse de las miradas socarronas y divertidas que tenían los empleados.

Tenía una meta y esa era evitar que su padre cometiera una estupidez; llamo a Marco y quedaron en verse en la mansión; al parecer el chofer de su padre no había salido y el seguía en casa.

Cuando Ehan llego a la mansión Hilton, todo estaba normal; camino hacia el despacho de su padre y cuando abrió la puerta no podía creer lo que veía, prácticamente el estudio de su padre estaba destrozado, varios libros de las estantería estaba esparcidos por el suelo, una lámpara rota; y paginas regadas por el suelo; su padre estaba sentado en el sofá con la cabeza hacia atrás.

Estaba dormido; Ehan se acercó a él y le quito la botella que tenía en la mano pero con el movimiento lo despertó.

— ¡No me toques!— le dijo Stephen alejando la botella.

—Déjala papá, ya estas lo suficientemente borracho ¡Por Dios! Mira lo que hiciste con el despacho...

Pero la risa de su padre no lo dejo continuar.

— ¿Cree que he sido yo? Esa fue tu madre— le dijo tomando un trago de la botella.

— ¿Qué? ¿Mamá hizo esto?

—Sí, cuando me dejaste como el cobarde que eres y me vi en la...en la obligación de decirle lo que sucedió. Ella se enojó y me comenzó a tirar los libros; los logre esquivar menos a uno— se sobo el lado derecho de su cabeza— me lanzo la lámpara y después quebró la ventana antes de pedirme el divorcio.

Tomo otro tragó de la botella.

— ¿Puedes creerlo?— continuo Stephen— me pidió el divorcio.

—Deja esa botella papá...

— ¡Déjame en paz! Todo es culpa tuya— le grito— si te hubieras casado con Giselle nunca hubiera existido este problema...

— ¿Y cuál es el problema papá? Te recuerdo que has sido tú el que ha provocado toda esta situación...

— ¡Lo hice por ella! — Grito — siempre ha sido por ella. Tu madre es todo lo que más he amado en mi vida, además de mis hijos. Desde que naciste, ella siempre soñó con verte casado con una chica de clase y con inteligencia. Pero buscaste a una chica de los suburbios y tratabas de hacerla tu esposa sin importarte que fuera una cazafortunas...



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En el texto hay: hijos, celos, amor

Editado: 07.02.2019

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