Canción: Color Blind - Lil Xan
Debían pasar de las nueve y curiosamente, algunas estrellas titilaban sin obstrucciones, así fuese solo por unos minutos, yo permanecía sentada en el columpio del Arce derecho que una semana atrás Paris construyó para Gary.
Me empujaba lento con la punta de mi bota sosteniendo la vista en los cordones negros; parado al frente, Adán había pasado de preguntar acerca de la entrevista, a pedir disculpas gracias a mi obvia indiferencia, tenía los brazos cruzados y sus hebras de fuego se alborotaban como chispas por el voluble viento, lamentaba no haber contestado durante la tarde, nuestra salida no se llevó a cabo por culpa de sus compañeros de trabajo que le pidieron asesoría sobre un proyecto recién iniciado, explicó que entre los cuatro hombres se encontraba una mujer de nombre: Emma Walt, la tipa solía ser muy bromista porque todavía conservaba su alma adolescente, pretendió imitar las mismas burlas desagradables de esos momentos cuando alguien se encuentra con los amigos, recibe una llamada de mamá y los chicos emiten gemidos o dicen mentiras comprometedoras, conoció a Emma el octubre pasado convirtiéndose pronto en una de sus nuevas mejores amigas, existía bastante confianza entre ambos. ¿Confianza? Sería atracción, las palabras y expresiones lo denotaban. Afirmó que ella se apoderó del teléfono toda la tarde hasta que la charla culminó.
Sabía que no era del todo verdad, él mentía terrible y a mi me ganó la desesperación, aproveché el viaje de regreso a casa para reabrir mi cuenta de Facebook que había cerrado hacía un año e hice una exhaustiva investigación a través de sus contactos, descubrí incluso que Emma vivía en Camden, ambos coqueteaban sin discreción, el arqueólogo le comentaba lo hermosa que era y por más que me ardiera, comprendía tal admiración, hablábamos de una pelinegra, trigueña de curvas impresionantes, labios demasiado sensuales que además le dedicaba canciones de The Stone Roses. Puse mi máxima voluntad para ignorar toda la importancia que en realidad le daba, en el fondo conocía lo absurdo de la situación, Adán era mi ex novio, no me debía ninguna explicación, la cuestión surgía de que teníamos esa clase de relación amistad piadosa.
—No pasa nada —agregué, luego de escucharlo con especifica atención —Esta bien, aun podemos ir mañana, cuando salgas de trabajar, ¿no? —opiné esperanzada, nerviosa, asustada —Por mi parte quedaré libre a las cuatro
—Deborah... yo —miró sus manos, pensó un breve instante —Debo pasar al museo... —añadió, lo percibí, no tenía ganas y me entristeció de sobremanera -Lo dejaremos pospuesto
No añadí más, me puse en pie penetrando directo a sus oceánicos ojos.
—¿Cuándo tengas novia me lo dirás?
—¿Por qué preguntas?
—Porque querré saberlo, no hace falta que lo ocultes o mientas
—No tengo razones —replicó seguro
—Bueno... de ser así, en el momento que suceda me gustaría conocer a Emma
—¿Qué! —gimió removiéndose confuso —Deborah, ¿de qué rayos hablas? Te he dicho que Emma es mi colega, aja, quizá demasiado atrevida pero no más
—Aun
Adán torció la mirada
—Ya te expliqué, cualquier locura que hayas escuchado no es real y si así fuese estarías enterada
—¿Lo juras?
—¡Debbie, por favor! —repuso exasperado. —No puedo créelo, ni siquiera cuando fuimos... —pauso sacudiendo la cabeza
Ni siquiera cuando fuimos novios hubo reclamos, la conversación con cada palabra pasaba a ser más tonta y en cuanto a mí, me hubiese gustado ser de otra manera: menos desesperada, menos obsesiva, menos intensa, más razonable, más madura, más segura.
—Solo quiero que sepas que no necesito tu lastima y no estas obligado a protegerme
—¿De dónde sacas que siento lastima por ti? —dijo en tono ridículo —Estoy contigo porque somos amigos, velo porque estés bien
—¡Entonces deja de verme como si estuviese minusválida! —repliqué entre dientes, nuestra charla había adoptado un tono pesado —¿Por qué no mejor me dices la verdad? —detuve uno de sus brazos que continuaban enlazados, frunció el ceño —¿Crees que me lastimaras o algo así? Me lastima más pensar que soy inútil o que hago todo mal
Fingí una rudeza inexistente, saberlo enamorada de otra si me hería.
—No digas eso, Debb, y por segunda vez, ya te dije lo que ha pasado, Dios mío, nosotros no deberíamos pelear, no tiene sentido, los dos sabemos que tú y yo... ya no
Al fin fue tajante, sonreí ardida mientras mis ojos enrrojecian, Adán quiso abrazarme arrepentido al darse cuenta, ese era otro claro ejemplo de la pena que sentía, yo no pretendía ser una manipuladora, juro que no lo hacía adrede. Lloré dolida sobre su hombro, quejándome por nunca lograr que él me viera de la misma manera que yo lo miraba, nuestro noviazgo fue solo un gesto de compasión; levanté la cabeza y sujeté su rostro con ambas manos.
—Si es cierto lo que dices, ¿puedes quedarte hoy conmigo? —agregué solloza, él liberó sorpresa. La intención era clara, porque si bien vivíamos en una clase del limbo, no significa que fuésemos "amigos con derecho" No en el ámbito físico, había pasado tanto tiempo del último beso y las relaciones sexuales lograban contarse con los dedos de una mano
—No, Deborah, tu padre, tu hermano y tus fastidiosos primos están allá adentro —Se negó. Ya lo esperaba —No podría...
—Papá sobrevive a base de somníferos, Paris y Jesse saldrán al igual que todas las noches y Gary pronto se ira a dormir, Adán —gemí su nombre acercando más mi cara con la suya, nuestros labios quedaron muy, muy cerca -No te pediré volver, no te pediré nada, podríamos hacerlo sin compromiso, yo te permito tenerme todas las veces que desees. -Pretendí aprovecharme de la milimétrica distancia y quise besarlo, vaya, que desborde sentí al ser rechazada, esquivó la cabeza y me alejé asustada de inmediato.
Maldita rogona, sin vergüenza.
—Lo siento, Debb —replicó firme —Jamás me atrevería a aceptar algo así viniendo de ti, eso sólo sería aprovecharme de tu inestabilidad, te aprecio demasiado como aceptar hacerte daño —miró a su auto estacionado en la acera —Y quizá ya deba irme