En cuanto entre en mi pabellón mis pies no podían conmigo, casi llegue arrastrasdome en mi cuarto, hoy había sido una noche movidita con eso de la invocación, los presentes estaban bien asustados, mejor para todos, así no harán más pero... ¿Que demonios le pasaba a ese demonio? No mato a nadie después de salir del pentagrama ni nada extraño, simplemente se marcho ... En fin. Abro la puerta de mi habitación y sin ni siquiera encender la luz me dirijo al baño a quitarme los kilos de maquillaje que me había puesto, me miré en el espejo y no me sorprendí para nada, mi cara de muerta me miraba con ojos cansados ¿Por que los magos no podemos tener la tez de color como los humanos? Si si, los magos tenemos la piel casi como los vampiros, eso si que no lo sabíais. Me metí en la ducha sin mucho animo y deje que el agua cayera sobre mí durante bastante tiempo.
Cuando salí de la ducha estaba casi arrugada como una pasa, necesitaba pensar y mira si me sirvió la maldita ducha, salí con una toalla buscando mi pijama, me lo puse y me sente en mi cama, ¿A donde habrá ido? Pero lo que más me preocupa es el alma del pobre divino, quien en su sano juicio dejaría corromperse... Pero ¿Entregar tu alma ? Eso es más serio. Me tumbe en la cama como pude pero algo no me dejaba descansar.
-Vaya, maguita, con pijama estas más sexy. -Al oír eso no pude hacer otra cosa que saltar de la cama y correr hacia la luz con el corazón en el pecho, ahí estaba, el demonio tumbado en mi cama de forma insinuante - Y desnuda ya ni te cuento. -Mierda ... Me acabo de cambiar delante de él. Mis mejillas se ponen rojas como un tomate pero no se vergüenza, si no de rabia.
-FUERA DE AQUI.
-Oh, venga, ten piedad conmigo, ya estaba aquí cuando lo has hecho -Se levanto de la cama -en realidad es tu culpa, la luz esta para algo.
-Cállate, no me importa lo que digas, te quiero fuera. -Dije con todo el coraje que pude pero aun así me tembló la voz
-No tengo donde ir.
-Me da igual, largo. -Se acerco a mi.
-Eres demasiado interesante, preciosa -Posó su mano sobre mi mejilla, aumentando mi temperatura corporal «¡Me esta tocando un nefilim!» Me miro a los ojos, con esos ojos verdes. No, no es un nefilim, es un demonio Arwen, centrate.
Me aparte de él pero no ayudaba mucho que después de dos pasos se encontraba la pared, estaba arrinconada con él, el se acerco el espacio que le faltaba para dejarme del todo atrapada.
-Siempre te buscas las situaciones tu solita ...
-Déjame.
-No.
-¿Por que no?
-No me tienes miedo. -Eso me sorprendió, un demonio esta temiendo de su inseguridad, pocas veces se ve eso.
-Nadie ha dicho que no te lo tenga.
-Tus ojos me lo dicen -Hicimos contacto visual de nuevo, ¿Como se engaña con la vista? Argh.
-Adiós, maguita.
Y antes de que pudiera decir nada se aparto de mi, abrió la puerta y se fue dejándome sola en mi cuarto.
¿Que demonios acaba de pasar?