Nueva América

Capítulo 01

- Así que Owen pregunto por ti en la cena de ayer. – dice Emma para molestarme mientras tomamos el sol en la alberca.

- Honestamente, nada que tenga que ver con Oliver Wood me importa. - le digo mientras aplico protector solar en los brazos.

- Es muy guapo y de una familia importante. – resalta Emma a, haciéndome rodar los ojos.

- Lo sé, Princesa. – digo para molestarla, odia que sus amigas la llamen así. – No es mi tipo. – digo dándole un vistazo.

Ella es una chica hermosa, cabello rubio hasta la cintura, piel pálida y con piernas de infarto. Todo lo contrario, a mí, pienso. Sus ojos son de un tono azul cielo, siempre lleva una sonrisa perfecta y natural, tan contagiosa como un refriado. Es honesta, alegre y humilde, todo lo contrario, a su hermano, me atrevo a decir.

- ¡Savannah! – la escucho gritarme, liberándome de mis pensamientos.

- ¿Por qué gritas? - pregunto confundida.

- Una vez más estas en el limbo. – dice frustrada mientras se cruza de brazos, típico de ella. – Es molesto.

- Perdona, tengo la cabeza hecha un lio. – sonrió y su expresión cambia de disgustada a preocupada.

- ¿Qué está inquietándote? Sabes que puedes confiar en mí.

- Lo sé. Creo que mi inquietud es referente a mis estudios y mi trabajo. – le comento con frustración y ella asiente. – Yo estudio más de lo que debería. Sé cómo hacer política, manejo la diplomacia de manera perfecta, entiendo la economía y los factores sociales que estamos viviendo. – le explico.

- Puedo verlo. – dice asintiendo con elegancia. – Asumo que no estas conforme con el trabajo que realizas en el Ministerio Social.

- Estoy conforme con los resultados del trabajo que realizo. – le explico. – pero estoy capacitada para ejercer funciones más altas.

- ¡Pero trabajas en el despacho del tu padre, del Ministro! – dice sorprendida. – Te he visto diseñar muchas de las propuestas que mi padre ha puesto en práctica de inmediato solo con una pequeña idea indicada por el ministro ¡Tú has pensado el resto!

- Exacto. – le digo sentándome e inmediatamente ella hace lo mismo. – Pero pocos lo saben. – le explico.

- Entiendo. Sientes que no tienes el reconocimiento público que mereces por tu trabajo. -  dice con una sonrisa ladeada.

- No se trata solo de eso, Emma. – le explico y me mira confusa. - Al trabajar para mi padre, cada idea que tengo, cada propuesta… las personas creen que no soy tan inteligente, creen que él me indica todo lo que hago.

- Solo enséñales que puedes hacer, de lo que estas hecha, Savannah. – dice sonriendo. – dales una oportunidad.

- No es tan sencillo.

- ¡Por supuesto que no! – dice riendo. – Me costó mucho que me respetaran por mi conocimiento y no por ser la hija del Rey. Un tiempo paso antes de que se dieran cuenta del valor y la importancia de mi trabajo.

- Eres muy buena en lo que haces. – le digo sonriente y con total seguridad.

- Gracias, pero no todos se dieron cuenta al inicio. - dice tocando mi hombro. – Y se darán cuenta que tú también lo eres, solo dales un poco de tiempo. No creas que ignoro qué fuiste tú quien desde cero creo la propuesta del Ministerio de la Juventud.

- ¿Cómo pudiste saberlo? – pregunto realmente sorprendida.

- Eres mi amiga. – dice como si eso explicara todo. – Me has hablado de esas extrañas ideas que tenías por años. Al leer la propuesta supe que fue todo tu trabajo.

- Gracias. - le digo sonriendo, sintiendo hierro caliente bajando por mi garganta. – Pero volvemos al inicio, solo lo sabes tú.

- Señorita, ya verá que eso estará por cambiar. – dice guiñando el ojo. 

- Pensare en eso. – le digo y ambas compartimos un rápido abrazo.

- Y Hablando de pequeñas molestias. – dice riendo.

Al seguir su mirada puedo ver a su pequeño hermano, Maximiliano. Un lindo niño de 09 años que corre hacia nosotros y nos abraza fuerte, haciéndonos reír.

- Señoritas. Escóndanme por favor. – dice con terror en su voz y diversión en su mirada mientras se oculta detrás de mí.

- ¡Maximiliano! – Escucho su irritante voz antes de verlo.

El príncipe Luciano Anderson viene hacia nosotras. Me permito observarlo, es súper alto, con un cuerpo bastante trabajado, muy elegante y guapo. Pero también el hombre de 21 años más arrogante en la faz de Nueva América.




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