*****Cerca del cinturón de montañas entrada sur*****
*****Día uno después de la caída de Swordland*****
El carruaje de la reina caía en la nieve y afuera caían los caballeros y Esben, el hechizo de Milo los había transportado cerca del cinturón de montañas, todos se sacudían la nieve de sus armaduras y Milo reaccionó lo más rápido posible y corrió hacia el carruaje a ver si la reina estaba bien, pero cuando iba a abrir la puerta, esta se abrió por parte de la reina quien abrazaba a Benett -¡Esben tu primo no está!- grito la reina y Esben corrió confirmando que Einar no estaba incluyendo la espada.
*****En algún lugar desconocido*****
Einar cayó en un lugar ya conocido para él, estaba donde había conocido a Verdad y Justicia pero sólo estaba Verdad quien le tendía la mano para que se levantará -hola de nuevo- dijo la mujer con una sonrisa -¿que hago aquí de nuevo?- preguntó Einar algo sorprendido -bueno te traje aquí, porque quería pedirte algo- dijo Verdad -¿que pasó?, ¿todos están bien?- preguntó Einar recordando lo que había pasado hace unos momentos -por supuesto, pero quiero pedirte algo, porque descubrí algo que no había notado antes- dijo Verdad con insistencia -sí te soy sincera Justicia me pidió que no te vigilará pero lo hice y note que estaban cerca de un terrible mal...- decía Verdad pero Einar la interrumpió -también lo noté no necesitas decírmelo- dijo Einar tranquilo -corren peligro Einar, se que lo que te voy a pedir va en contra de tus principios, pero deberías eliminar ese mal antes de que su potencial aumente- dijo Verdad con un tono asustado -si no lo haces podría ser el final de la humanidad y del mundo como lo conocemos- de pronto se empezó a escuchar una voz a lo lejos que gritaba -¡VERDAD CON QUIEN ESTAS HABLANDO, TE DIJE QUE NO SIGUIERAS ESPIANDO AL MUCHACHO!- gritaba Justicia -lamento pedirte esto pero tu tienes el arma que puede darle fin a un peor mal- dijo Verdad atrayendo la espada que estaba tirada y poniéndola en las manos de Einar para después hacer que la arena se empezara a tragar a Einar –que estas diciendo, yo no puedo sería lo último que haría– dijo Einar sorprendido -tu puedes, es algo a lo que no estábamos preparados- dijo Verdad antes de que Einar perdiera de vista a aquel ser.
Cuando quiso abrir los ojos, sintió la nieve como lo cubría y unas manos empezaban a rascar entre la nieve para sacarlo -¡Einar, Einar, responde!- decía Esben quién lo jalo hacia él, levantandolo del piso helado, el vikingo notó que Einar llevaba en su espalda la espada y sintió un gran alivio; Milo ayudó a Esben a llevar a su primo hasta el carruaje donde lo cubrieron con una manta, Einar empezó a reaccionar y miró a la reina y a al pequeño niño -¿Einar estas bien, que pasó, te llamaron otra vez verdad?- decía Esben insistiendo a su primo.
En Einar solo daba vueltas en su cabeza la pregunta, ¿porque Verdad le había pedido eso?, tenía una meta más complicada de lo que pensaba, que tanto podía afectar no hacer caso a aquella petición del ser que estaba más arriba del padre de todo, que tanto les costaría su omisión.
*****Hogar de Greengar*****
*****Dia tres después de la caída de Swordland*****
Al parecer Greengar dejó dormir a los hermanos en la parte de enfrente de su cabaña en un cuarto grande donde parecía más una biblioteca que una habitación, aún así está tenía una cama enorme pegada a la pared contraria al enorme librero y frente a la puerta estaba una ventana con vista al mar, tenía espacio de sobra para los tres hermanos; pero al parecer ambos hermanos durmieron en el piso juntos y Alba en la enorme cama de la cual no ocupaba ni la mitad. Mendo podía dormir tranquilo diferente a otro días en donde era el que más alerta estaba después de su recuperación, pero el dolor en la parte donde le faltaba el brazo siempre lo sacaba de su sueño y esa madrugada no había sido la excepción, ya llegando el amanecer Mendo se acercaba a la ventana mientras veía como unos rayos de sol empezaban a reflejarse en el mar y a su vez las olas chocaban ligeramente con la orilla de la playa dando una hermosa vista del lugar, así que decidió salir a disfrutar las brisa haber si con eso podía olvidar un poco el dolor.
El príncipe salió por la puerta principal, solo para mirar a Greengar sentado en donde ellos lo habían estado un día antes -¿no puedes dormir Mendo?- preguntó el ogro -no, el dolor no me deja- contestó el príncipe tocandose la herida -ven acércate, intentaré calmar el dolor- dijo Greengar y Mendo camino hasta donde estaba el mago y jalando una silla se sentó -te agradezco pero no, dejalo así, me ayuda como recordatorio y también tengo que acostumbrarme a el dolor- dijo el joven -lamento no poder encontrarlos antes que ese demonio- dijo Greengar -tranquilo, yo también tuve la culpa por mis descuidos- dijo Mendo -pero... ¿Tu tampoco puedes dormir verdad?- preguntó Mendo mirando al ogro que ahora era un muñeco compuesto de basura -no, de hecho desde que estoy en este cuerpo, no tengo sueño, ni hambre, ni cansancio y solo puedo acumular magia de vida aunque también llego a mi limite muy rápido debido a mi condición- contestó el ogro -perdón por la pregunta pero ¿porque estas así?- preguntó el príncipe -no te disculpes príncipe, estoy así debido a lo mismo por lo que están aquí, es un tema muy sensible y mejor esperemos a que tus hermanos lleguen- dijo Greengar y Mendo decidió esperar a Diago así que mejor cambió de tema y así estuvieron charlando sobre el pasado y de una que otra aventura que tuvieron charlando una par de horas, hasta que los interrumpió Diago saliendo de la cabaña casi corriendo como un niño que encontró un juguete nuevo -oye Greengar tienes libros fascinantes, deberías prestarme unos para llevarme al castillo, seguro a Tarot le encantarán- dijo Diago entusiasta -Diago y Alba ¿como esta?- preguntó Mendo -pues no me quiso hablar cuando se despertó, pero siento que fue por la platica de ayer, ¿no crees que fuimos algo duros con ella al hablarle de esa forma?- preguntó Diago -no podía ser de otra forma, lamento que nuestra hermana aspire a algo imposible para ella, pero no hay de otra, nuestro deber como hermanos es protegerla por eso nuestro padre la mandó con nosotros- contestó Mendo -de que hablan, si yo note que Alba es una buena peleadora, tal vez está al mismo nivel que tu madre cuando fue cazadora- dijo Greengar -no entiendes Greengar, el reino de Swordland no es el deber de una mujer- dijo Mendo y Diago sentía que su hermano estaba exagerando, por mucho que los registros apoyarán su punto sentía en el fondo que su hermano mayor estaba siendo egoísta con su hermana -creo que Greengar podía ir a hablar con Alba, tal vez arregle un poco el desastre que hicimos- dijo Diago -no es necesario, Greengar dice que tiene algo importante que decir- dijo Mendo -así es príncipe pero tu padre me dio la orden de que todos sus hijos estuvieran para lo que les tengo que decir- dijo el mago seriamente -te respeto Greengar y también a mi padre y sus decisiones pero no creo necesaria la presencia de Alba para asuntos del reino- dijo mirando directamente a Greengar -tienes la mirada de tu abuelo niño fría y cruel, que no se te olvide que evite que la llama oscura te matara y ya vimos que el próximo rey no eres tú para hablarme así, las ordenes de tu padre están por encima de ti- contestó Greengar desmotivando la actitud grosera que estaba tomando el príncipe -¿que pasó Greengar?- grito Alba mientras se acercaba a ellos, al parecer había escuchado la conversación desde lejos -¡tomé asiento princesa!, bueno todos deberían- dijo Greengar mirando a Diago quien sin decir palabras tomó lugar al lado de Mendo y Alba al lado de Diago -por donde empiezo muchachos...– dijo Greengar mientras se tomaba un momento –se preguntaran porque su padre los mandó a los tres lejos de Swordland y junto con ustedes la llama oscura, tengo que decirles que su padre se entero por mí que Destino habia regresado, yo lo vi de frente y eso casi me costo la vida, si podría decirse que sigo vivo- dijo Greengar y los príncipes se impresionaron -¿Greengar que sabes de eso?- preguntó Mendo -pues hace casi un mes reporte la resurrección de Destino y su padre me mandó una carta avisándome que los mandaría al pueblo pesquero del norte, ese pueblo al que llegaron fue donde uno de los demonios de Destino realizó un rito de múltiples sacrificios para revivir a Destino, los cuerpos que vieron fueron los inocentes que pagaron el regreso del señor oscuro; regresando a la carta de su padre, me pidió que los entrenará y encontrará al digno sucesor de tomar la espada de Destino pues esperaba que uno de ustedes estuviera destinado vencer al mal- dijo Greengar -pero mi padre, Destino buscará la llama oscura en Swordland- dijo Alba preocupada -tú padre lo sabía, así que se preparo para pelear y ganarles un poco de tiempo, y para no correr riesgo alejo a su familia para no perder a quienes amaba Quinto esperaba que ustedes se encargarán de unir a la Tierra Antigua en caso de que su padre cayera- decía el ogro pero Diago habló -pero es como decir que ya da por perdida la batalla- pero el silencio en Greengar cayó al príncipe quien no necesito palabras para entender lo que se venía -ese es el punto Diago, que tu padre sabe que va a perder, por eso están aquí, deben entrenar para poder evitar el caos que se aproxima, tal vez quieran ir o tal vez se arrepienten de salir del reino pero esa es su voluntad y si lo aman deberían respetar su decisión- dijo Greengar y Alba comenzó a llorar, Mendo sentía un dolor en el pecho que lo hacía olvidarse del de su hombro y Diago sentía un enorme y amargo nudo en la garganta, había sido tan grosero con su padre y ahora pensar que tal vez su padre ya esté muerto y que nunca podrá disculparse. Alba regresó a la cabaña a llorar y Mendo se levantó para alejarse caminando por la orilla de la playa y después tirarse en la arena, Diago siguió sentado y el que se levantó fue Greengar quien también se adentro a la cabaña dejando al príncipe para llorar pues parecía contenerse el llanto en su presencia; decirles que su padre tal vez ya estuviera muerto era lo más sensato pues ahora los jóvenes no necesitaban que les dieran esperanza, ahora ellos tienen que tomar fuerzas para ser la esperanza de la Tierra Antigua.