Nunca digas jamás.

Capitulo 9º Cielo negro

Habían pasado ya tres años, y Scarlett seguía sin quedarse embarazada, y Dark no le parecía muy normal, después de llevar unos años.

Scarlett se levantó para ir al gimnasio como todos los días, había hecho nuevas amigas, le dijo a Alejandro que la llevaría, el seguía coqueteándole, pero ella no le hacía caso, le parecía poca cosa.

—¡Te sienta muy bien! Esos leggins tan ajustados, señora, me gustan tus labios, pero más me gustaría probarlos.

—¡Mira, para la carretera! ¡De verdad crees!, que una mujer como yo, de mi nivel cultural, ¿se fijaría, en un hombre como tú?

—Y ¿Por qué, ¿no? A muchas mujeres les gustaría, y nada tiene que ver el nivel...Ellas quieren, lo que sus maridos ricos no les dan, porque ellos también tienen sus amantes, no eres ni la primera ni la última.

—¡Pues yo no, quiero! No soy como las demás, ¡mira, para la carretera! No vuelvas a decírmelo, o se lo contare a Dark, ¿te ha quedado, claro?

—Si señora, como el agua.

Alejandro siguió conduciendo, sin volver abrir la boca, mientras Scarlett iba con el móvil entretenida.

—¡Hemos llegado, señora!

Le abrió la puerta del coche para que saldría, Scarlett salió del coche.

—¡Le espero, aquí señora!

—¡No! te puedes ir, me quedare aquí a comer, díselo a Margarita.

Scarlett iba entrar en el gimnasio cuando tropezó, con un chico.

—Perdona iba mirando el móvil, ¡que torpe soy!

—No se preocupe señorita, ¡perdón!, tiene usted anillo señora, no se preocupe yo también he salido muy rápido, disculpe no me he presentado, Brian Coleman Parker, un placer señora...

—Mi nombre es Scarlett, encantada, bueno fue un placer, adiós.

—¡Ya nos, veremos adiós!

Scarlett entro en el gimnasio y se acercó a Katy, que estaba en la cinta corriendo.

—Hoy llegas más tarde, Scarlett.

—Si, al entrar tropecé con un tipo, ¿sabes quién, es?

—Si viene todos los días un rato, es un tipo un poco raro habla poco.

—Me tienes que presentar a tu prometido Katy, si quieres este fin de semana, vienes a mi casa, y después cogemos el yate, lo vamos a pasar bien, se lo diré a Dark.

—Se lo, preguntare después a mi prometido, a ver si ha hecho planes, todos los fines de semana solemos ir a su rancho, lo tiene en Texas, es precioso.

—Has tenido mucha suerte, con tu prometido, mi marido es un poco aburrido, ya sabes nada de fiestas, nada de discotecas, solo tenis, yate, pesca, y Footing... todos los fines de semana igual, y cuando no, y a ver a su padre, no sé lo que es peor....

—No te quejes, es un hombre maravilloso, por lo que me ha contado mi padre.

—Lo es, pero aburrido también jajaja.

Scarlett paso allí todo el día, hasta que llego la tarde, que llamo a Alejandro para que iría a por ella.

Dark ya había llegado hacia un rato a casa, y estaba en su despacho, mandando unos emails.

—Señor ¿va esperar a la señora para cenar? — Dice Mariana.

—Si, Mariana, la esperare ¡Muchas gracias!

Mariana salió del despacho y cerró la puerta, y fue a la cocina, allí estaban Daniela y Margarita hablando.

—Algo le pasa al señor, Margarita, está muy serio, no tiene muy buena cara.

—Iré a verle, a ver si me dice algo.

—¡Si ve! Te tiene mucho aprecio Margarita—dice Mariana.

Margarita toco la puerta dando unos suabes golpecitos.

—¡Adelante! pase.

—¡Soy, yo! hijo, ¿puedo pasar?

—¡Claro! Margarita, dime ¿Qué quieres?

—Puedo hablar, ¿un momento, contigo? No te quitare mucho tiempo.

—¡Siéntate! Margarita, tengo todo el tiempo del mundo para hablar contigo, dime ¿qué es, lo que te ocurre?

— A mí no me pasa nada, es a ti, mi niño. ¿Qué ocurre? ¿Por qué, tienes esa tristeza en los ojos? ¡Cuéntame! Lo que me digas, no saldrá de estas paredes, te lo prometo.

—Hay... ¡Margarita! Desde hace unos años has sido para mí como una madre, te he confesado cosas, que ni a mi esposa le he contado, a veces dudo si alguna vez me quiso, o estuvo enamorada, mi esposa de mí, veo como el tiempo en vez de unirnos nos separa, ni siquiera hemos tenido hijos, cuantas veces le he dicho a mi esposa, de tener algún hijo, pensando que eso la volvería diferente, todas las mujeres les gusta tener hijos, y si su respuesta siempre es la misma, llevamos casados tres años, hoy es nuestro aniversario, idiota de mí, le he comprado una sortija, como si Scarlett se acordara.... Mira qué hora es, y ni siquiera está aquí, si no con sus amigas... Eso no es amor Margarita, me duele y mucho, porque yo sí que la amo, pero se me parte el alma cuando veo que todo es inútil con ella.

—¡Dark! hijo, Ella ha sido así siempre, sé que tú la amas, pero ella no es una mujer como las demás, ¡me entiendes!

—¡No! Jamás pensé que me pasaría esto a mí.

—Scarlett, siempre estuvo mimada, y demasiado protegida por su padre, y siempre ha hecho lo que ha querido, te voy a confesar algo, ¡prométeme, que no se lo vas a decir, jure que nunca te lo diría, pero ya no puedo más con esto, me pesa demasiado....

Dark se levantó y se sentó al lado de ella.

—¡Cuéntame, que te atormenta! Margarita.

—Scarlett fue al médico a ponerse un Implante Anticonceptivo, semanas más tarde de casaros, me enteré, por casualidad, cuando llamaron de la Clínica, y cogí el teléfono, y le pregunté a Scarlett...

Y me lo conto... Que no quería tener hijos, porque no le gustan los niños, ¡Te lo tenía, que a ver dicho! ¡Perdóname! Mi niño, no tengo perdón de dios lo sé...

—¡No! Margarita tú no tienes la culpa, entiendo que no me dijeras nada, la has criado como si fuera tu hija, por eso callaste.

—Eso no es excusa Dark , me he dado cuenta tarde, como es mi niña, una mujer que parece que tiene el corazón de hierro, y tú eres tan diferente....

 




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