Nunca digas jamás.

Capitulo 14º Sombras oscuras

Scarlett sale todas las noches, y llega todos los días por la mañana.

—Niña ¿Sabes qué hora es? ¡No son horas, de llegar! ¡Y ahora te acostaras supongo! ¿No?

—Me duele la cabeza Margarita, ¡llego a la hora que me da la gana!, ¡tú no eres nadie!, metete en tu vida, me voy a dormir, que no me moleste nadie, ¡has entendido!

—Si, señora.

Margarita bajo las escaleras, y se fue a la cocina, con el entrecejo fruncido.

—¿Que te pasa? ¿Has discutido con la señora? O viene de mal humor—pregunto Mariana.

—Es una irresponsable, tiene a su esposo en el hospital, y ella solo sabe estar de fiesta y dormir, no quiere que la moleste nadie, así que me voy a ir al hospital, quiero ir a ver a mi niño, ¿os importa que valla?

—Para nada Margarita, ve a ver al señor, la señora no se levantará hasta las tres de la tarde, —contesto Mariana.

—Gracias a las dos, llamare a Alejandro para que me acerque.

Margarita se despidió de las dos mujeres, y salió al jardín, donde estaba Alejandro cortando el césped.

Margarita llego al hospital, toco la puerta con los nudillos suavemente, una voz contesto.

—¡Pase adelante! Buenos días señora Margarita, ¿cómo está?

—Aprovechare para estirar las piernas, ¿le importa? Si me necesita solo tiene que tocar el timbre, vendré enseguida.

—Vallase tranquila joven, me quedare yo aquí durante un buen rato con mi niño—dijo Margarita.

Margarita cogió la butaca y la puso al lado de Dark, le cogió la mano, y empezó a hablar con él, tenía muchas cosas que contarle.

Como te echo de menos hijo, extraño tus consejos, sabes me case muy joven con mi esposo, por desgracia enviude, a los dos años de casarnos, y dios no nos dio hijos, me tube que poner a trabajar, como no tenía estudios, me puse a servir, cada día me arrepiento de no haber tenido hijos, y tú eres un hijo para mí, el hijo que nunca tuve, pensaras esta vieja está loca, puede que tengas razon, con la edad cambias y te vuelves más quejica, ya me lo dirás cuando llegues a mi edad, las cosas han cambiado mucho en la casa Scarlett esta como cuando estaba soltera más alocada, más mal educada, no se le puede decir nada, si ya se tu eres el único que la has dominado un poco, yo tengo parte de culpa por haberla mal criado, siempre me has dicho que la mimaba mucho, y ahora veo que tenías razon, pero que le voy a hacer, fue la hija que siempre quise, si tienes razon, eso no, es excusa para su comportamiento.

La puerta se había quedado entre abierta, y Michael había estado escuchando la conversación de Margarita, en silencio para que ella no podría escucharle

Michael siente una gran admiración por Margarita, es una mujer fuerte y muy valiente, que por desgracia lo había pasado mal en la vida, disimulo y toco la puerta.

—¡Buenos días! Margarita, ¿cómo estás? hoy te me has adelantado, —Sonrió Michael.

—¡Buenos días! Señor, estoy muy bien gracias, hoy pude venir antes para estar un rato más con el señorito, espero que no le moleste.

—¡Para nada!, al contrario, le hace bien a Dark, poder escuchar su voz, ire un rato a la capilla, sé que dejo a Dark en buena compañía.

—Si, no se preocupe, me quedare con el señorito.

Michael salió de la habitación camino la capilla, por más que lo intentaba no conseguía hablar con la anciana, fuera de la capilla era algo extraño, entro en la capilla y se puso debajo la imagen de dios y cerró los ojos, una voz le hablo.

—¿Me, buscabas? Llevas días sin venir, ¿porque, no lo hacías, si querías verme? —dice la anciana.

—¡No comprendo, por qué tiene que ser aquí siempre!, quería hablar contigo, ¿cómo puede saber cosas, de Victoria?

—Son dos preguntas joven, puedes hablar conmigo siempre que quieras, aquí o donde tú quieras, si no lo haces es porque no lo deseas de verdad, tu segunda pregunta, victoria está aquí con nosotros ahora mismo.

—¡Donde no la veo! Me gustaría verla, aunque solo sería un segundo.

—Me temo, que todavía no estas preparado para ello hijo, pero ten paciencia todo llega, ¿qué es lo que, querías?

—Te quería preguntar, si Dark esta con su madre, y si me puede escuchar al estar en coma, hay días que mueve las manos, el doctor dice que es normal que lo haga, tengo tantas ganas de que despierte de ese sueño profundo en el que se encuentra.

—El día del accidente tu hijo, estuvo por un tiempo con Victoria, ella le agarro la mano y lo abrazo, le dijo que su tiempo no había llegado y que tenía que volver contigo, cada vez que hablas con tu hijo él te escucha no lo dudes, te quiere demasiado, sabe que lo has pasado muy mal, le gustaría despertar y está luchando con todas sus fuerzas para conseguirlo, pero no es nada fácil, y lleva su tiempo, es un joven muy fuerte y lo lograra no lo dudes—contestó la anciana.

—Gracias por tus palabras, me tranquilizas, hay días que me quedo sin fuerzas, y me siento débil como si no estaría haciendo nada por él, como si sería una partida perdida, y lo pienso y me niego a creerlo, me enfado conmigo mismo, por ser tan devil.

—No lo hagas, eres más fuerte de lo que crees, Victoria está muy orgullosa de ti, ella me lo dijo—dice la anciana.

La anciana desapareció de repente sin decir nada, Michael no había terminado todavía de hablar con ella, se escucharon unos pasos por el pasillo y entro el cura.

—¡Buenos días! hijo, ¿cómo se encuentra su hijo? no se asuste, lo vi salir de la habitación de al lado, y le pregunte a la enfermera, me dijo que había un joven en la habitación, que era tu hijo, voy a verle todos los días, y rezo por él, dios es misericordioso y escucha mis plegarias.

—¡Gracias, padre! No es porque sea mi hijo, pero es un gran hombre estoy muy orgulloso de él, es bueno trabajador y tiene un gran corazón, no se merece estar así padre.

—¡Lo sé, hijo! Nadie se lo merece, pero él se va a despertar, ten paciencia—contestó el cura.




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