Nunca digas jamás.

Capitulo 15º Luna negra

Scarlett estaba en la cama eran las cuatro de la tarde, Mariana estaba en la despensa apuntando lo que faltaba, Daniela estaba en la cocina haciendo una tarta de chocolate, y Margarita estaba planchando ropa, unas camisas de Alejandro y ropa de Scarlett, Alejandro estaba en el jardín podando unos rosales, cuando a lo lejos vio acercarse un coche, no lo reconoció, pero se veía un coche de alta gama, cuando el coche llego, Alejandro se acercó al coche, de dentro salió un hombre alto y con buen porte.

—¡Hola buenas tardes! Señor, ¿en qué le puedo ayudar?

—preguntó Alejandro.

—¡Hola buenas tardes! Joven ¿Esta, la señora de la casa?

—Contestó el caballero.

—¡Si claro! Pero no sé si le podrá atender, a estas horas.

—Igual la pillo un poco ocupada, ¿no?

— Bueno... ¿Usted es? Me olvide de su nombre perdone.

—No se lo dije joven, mi nombre es...

Margarita al oír hablar se asomó.

—¡Hola! Señor Michael ¿Cómo esta? ¿Como no haces que pase el señor, a la casa Alejandro? El señor es el padre de Dark.

—Yo...Perdone ... No sabía ... Que usted...

—No se preocupe joven, no pasa nada, más tarde me gustaría hablar contigo si te parece.

—Si claro, cuando usted quiera—contestó Alejandro.

Margarita y Michael entraron en la mansion.

Espere un momento aquí llamare a la señora.

—¿Dónde está Scarlett? Margarita.

—se ha echado un rato tenía un fuerte dolor de cabeza, y posiblemente se habrá quedado dormida.

Margarita subió rápido las escaleras para despertar a Scarlett, que hacía unas horas que se había acostado, entro en la habitación si llamar, despertó a Scarlett.

—¡Señora despiértese! Esta aquí, el señor Michael, ha venido a verla.

—¡Déjame en paz!, tengo sueño, dile que me encuentro mal, o mándalo al cuerno, haz lo que quieras para eso te pago inútil.

—¡Pero como le voy a decir eso! Si el señor quiere verte, y hablar contigo señora.

—¡Fuera, de mi habitación! Y déjame dormir, dile lo que quieras, pero déjame en paz, no vuelvas otra vez, si no quieres dormir hoy en la calle, como un perro, maldita inútil, cada vez eres más torpe.

Margarita salió de la habitación, tenía que poner una excusa al señor, para que no se enteraría de que Scarlett estaba recién acostada, y seguir tapando todas sus mentiras.

—Me temo que la señora no podrá bajar, lo siento, tiene un gran dolor de cabeza todavía, y quiere descansar, antes de ir al hospital, Me ha dicho que le excuse ¡Por favor!

—Está bien Margarita, no se preocupe, ire a mirar los coches de mi hijo, con ese joven, ¿me podría llevar al joven conmigo? quiero echar un vistazo al yate.

—Claro señor, lo que usted necesite, Alejandro es buen muchacho, él le acompañará, lo llamare ahora mismo, ¿le apetece tomar algo?

— Un poco de agua, si no es molestia—contestó Michael.

—¡Si claro! Señor, para nada es molestia, se lo traigo ahora mismo.

Margarita llamo a Alejandro que estaba en el jardín, Alejandro se quedó esperando fuera en la puerta de entrada.

—¡Bueno muchacho! Vamos para la cochera si te parece bien, ¿Cómo te llamas muchacho? —Dice Michael.

—¡Me llamo! Alejandro señor, tengo los coches de mi señor impecables, ya lo vera señor.

—¡No lo dudo! Alejandro, llámame Michael mejor, eso de señor no va conmigo.

—Está bien señor, perdón Michael.

—¿Quién cuida los jardines? están muy bonitos y con muchas flores.

—Yo, ¡muchas gracias!, me gusta la jardinería, y cuando no estoy con los coches, me entretengo con las plantas, me gusta la jardinería.

—A mi esposa le encantaba la jardinería, pero yo no tengo la paciencia que hay que tener, y para cuidar el jardín que tenía mi esposa contrate a un hombre mayor, al igual que tú, le apasiona la jardinería, y me cuida con mucho mimo las plantas.

Alejandro abrió las grandes puertas de la cochera, y encendió las luces, los coches deslumbraban del brillo.

—Wow, están muy brillantes, ¿Los arrancas? ¿Y les das unas vueltas por aquí?

—Si señor, sé que no puedo cogerlos, pero si no se estropearían, le prometo que no salgo de aquí, y tampoco corro con ellos.

—No te preocupes Alejandro, voy a ver como arrancan, ¿Sube no te quedes ahi ? No me gusta estar solo.

Alejandro subió en el coche con Michael, el piso el acelerador y el coche salió como una bala.

—Va suave como un guante, ¿Sabes de mecánica Alejandro?

—Si señor.

—¿Te puedo hacer una pregunta personal?

—Claro señor.

—¿Que hace un chico como tú, de mayordomo? Podrías estar en un taller de mecánico, o tener tu propio taller, o ser jardinero o no se... todo menos mayordomo.

—Mis padres se murieron, y me quede solo y en la calle, sin trabajo y sin donde ir, tuve la suerte de que Dark me contratara y aquí estoy.

—Entiendo, a veces en la vida nos pasan cosas, que no podemos cambiar, y tenemos que tomar decisiones, no pensemos en cosas tristes, cambiemos de tema, ¿alguna vez has montado en yate? O te mareas.

—No señor, solo limpio el yate, y miro el motor, que todo esté bien, no se me permite coger un yate.

—¿Dark no te dejaba cogerlo?

—Dark lo cogía con la señora, yo soy un simple criado.

—En eso no estoy de acuerdo contigo Alejandro, no eres el criado de nadie, eres un trabajador, no dejes que nadie en la vida te trate como si no fueras nadie.

—Usted es igual a su hijo sabe.

Michael se empezó a reír, el joven le había hecho gracia.

—¡Gracias! Hacía tiempo que no me reía tanto, es para mí un halago que me digas eso, si mi hijo es igual que yo, aunque yo me voy volviendo más cascarrabias jajaja.

Estuvieron pasando la tarde navegando por el lago, a Michael le había gustado la compañía del joven, es simpatico e inteligente, y le había gustado su afán de aprender y la fuerza del joven le recordaba a la de Dark.




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