Nunca digas jamás.

Capitulo 19 Amanecer oscuro

Michael no podía dormir, nervioso y ansioso dando vueltas en la cama sin saber que hacer, se levantó y se asomó por el gran ventanal de su habitación, la calle una gran avenida estaba llena de tráfico, Michael está acostumbrado al gran silencio de la noche, se hecho sus manos a la cabeza, frotándosela, se fue hacia el sofá se sentó y miro hacia la cama, no tenía ganas de acostarse otra vez, pero tampoco podía despertar a su amigo Bratt, el estaría dormido o quien sabe igual estaba hablando con su esposa, por la diferencia de horario tampoco quería molestarlo con sus cosas, se levantó y fue hacia la cama y se sentó frente a la tele, estaban dando servicios de informativos y empezó a cambiar de canales y encontró una película se quedó viendo la película hasta que el sueño le venció.

Al día siguiente a las 8 de la mañana Bratt ya hacia una hora que estaba levantado, salió de su habitación, y llego a la puerta de la habitación de Michael y dio unos golpecitos en la puerta, Bratt estuvo tocando un rato, pero nadie le contestaba, cogió el móvil y lo llamo.

—Hola ¡Buenos días! ¿Estas ya preparado? —dice Bratt.

—Hola ¡Buenos días! dame unos minutos, espérame en la cafetería os vemos ahora Bratt.

—Vale tranquilo te espero allí.

Michael se metió en la ducha rápido, se afeito, y saco de su maleta un traje azul marino y una camisa blanca, junto a una corbata azul marino con unos pequeños lunares blancos, se puso sus zapatos, y salió de la habitación corriendo hacia el ascensor.

—Buenos días Bratt, perdona me he quedado dormido, anoche no he descansado mucho, y me quede dormido tarde, pero nos da tiempo de sobra, desayunemos para coger fuerzas ¿te parece?

—Tranquilo nos da tiempo, vallamos a una mesa, estaremos más cómodos, ¿te parece bien esta mesa Michael.

—Si claro, has descansado bien, tu esposa ya tendrá ganas de verte, cuando me vea ya verás ... estoy temiéndola jajaja.

—No te preocupes, ladra, pero no muerde, jajaja anoche estuve hablando con ella y con mi hijo ya saben que hoy nos vamos, por cierto, antes que se me olvide, esta mañana estuve hablando con Daylon...

—¿Qué lo que ocurre? Algún problema de última hora, no me digas que se ha echado para atrás, solo me falta eso esta mañana para rematar el día.

—No tranquilo, cálmate no es eso, como nos comentó el viene con su abuela, y me ha preguntado que donde se van a quedar en Miami, que ha sido todo muy rápido y no le ha dado tiempo de alquilar una casa.

—Menos mal, por dios, eso ya lo tengo todo pensado, camino del aeropuerto se lo digo todo ya, se me ha olvidado llamar a David, pobre hombre lo llevo de cabeza, es un buen chico lo voy a llamar ahora mismo, que baje a desayunar con nosotros.

—Si claro llámalo, yo ni me acorde de él, pobre David que pensara que nos hemos olvidado de él...—comento Bratt.

—¡Hola buenos días! David Como estas, estamos en la cafetería hotel ven cuando puedas y desayunas con nosotros, salimos para el hospital dentro de una hora y media, ¡te esperamos aquí!

—Vale voy para allí, ahora mismo Michael.

Al cabo de veinte minutos llego corriendo David, llegaba colorado parecía un cangrejo.

—¡Pero que te ha pasado! Muchacho estas bien, ¿se puede saber cómo tienes ese color? Estas totalmente quemado por el sol.

—Esta mañana me levante temprano, y como no sabía que hacer me vestí y salí un rato a correr, el sol picaba con fuerza, y ahora estaba en una terraza sentado tomando un refresco, perdone señor si he tardado.

—No digas tonterías, para nada has tardado, y no me llames señor no me gusta además llevas muchos años conmigo eres como si fueras mi hijo...siéntate a desayunar tendrás hambre.

—Muchas gracias Michael, por no reñirme.

—Anda por dios, no digas esas cosas, ni que hubieras hecho algo malo, además en tu tiempo libre, puedes hacer lo que tú quieras y tú lo sabes, no me tienes que dar explicaciones de nada, siéntate que tendrás hambre has estado desgastado venga no te de vergüenza, yo ya he terminado, pero tu desayuna tranquilo que tenemos tiempo.

Media hora más tarde se levantaron y salieron de la cafetería, subieron en el ascensor para coger las maletas, y dirigirse hacia el hospital...

En un banco que había enfrente del hospital estaban sentados Daylon y su abuela.

Michael conducía el crossover le encantaba conducir, a su lado iba Bratt, y detrás iba David, enseguida vio Michael a Daylon, paro el coche delante de ellos, y los tres se bajaron.

Buenos días, dijeron los tres hombres.

—Buenos días señores, les presento a mi abuela María.

—Buenos días señora, soy Michael encantado, le presento a mi amigo Bratt, y al joven David.

—Buenos día joven, es un placer conocerlos.

—El placer es nuestro señora, tiene usted un nieto maravilloso—contesto Bratt.

—Si la verdad, que es muy bueno, aunque este feo decirlo yo que soy su abuela jajaja.

David cogió las maletas de Daylon y su abuela y la puso en el maletero.

—Bueno será mejor que nos vallamos, nos quedan bastantes horas de vuelo—dice Michael.

—¡Pero si no hemos sacado todavía billetes hijo! Donde vamos a ir.

—No se preocupe señora María, el avión nos está esperando, solamente a nosotros—contesto Bratt.

—¡Como puede ser posible hijo!, es imposible ningún avión espera a nadie, es lo único que les faltaba a los pobres esperar a la gente.

—Abuela cállate, no se has quisquillosa, delante de los señores, que van a pensar, por dios, ...

—Sera mejor que la señora se siente delante ira más cómoda Daylon, y será una buena compañía para mi—dice Michael.

—Si quieres conduzco yo, así descansas—dice David.

—Para nada, quedan muchas horas y no quiero que te canses, pero gracias David—contesto Michael.

Una hora más tarde llegaron al aeropuerto, y buscaron el hangar donde estaba guardado el avión privado, Michael aparco en una esquina.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.