Llego empapada a su casa, entró y cerró la puerta. Se sentó en el suelo, las gotas que caían de sus vestimentas comenzaban a fabricar pequeñas aureolas a su alrededor, levanto su cabeza miro el techo y los parpados le pesaron. Los ojos le ardían, no sabía si por la extensa lluvia que los golpeo con ferocidad o de tanto llorar. Pensó en cómo todos le mintieron, personas que ella creía que jamás la abandonarían. Estaba a punto de caer en un abismo y quería resistirse, no desmoronarse en la profunda amargura. Ella creyó por cuatro años, que su relación con Leonel era sólida, de amor mutuo y se engañó a sí misma. Enceguecida por un amor que no le correspondía. Fernanda contaba que ese chico misterioso, solo estaba con la novia por lastima y costumbre. Las incontables veces que escucho decir que ella era el amor de la vida de Leonel. Aldana no era nadie para impedirlo. Lo ama a Leonel, sacando el dolor que le había causado, tenía que dejarlo libre. Él eco de su conciencia, le retumbaba que todo quedaba en la nada, en oscuridad, en daño y que nadie podía comprender como se sentía por dentro. Escuchaba a sus amigas, una y otra vez. Tapó sus oídos y sus tímpanos colapsaron.
- ¡Basta!- lo manifestó en voz alta, acallando las voces en su interior. Las manos le temblaban y luego de unos instantes - Ahora es momento de olvidar a tu primer amor, tu primera ilusión y a tu primer te amo- afirmó tranquila sin enojo, no podía seguir así. Ya no podía repasar, ni recapitular lo ocurrido.
No valía inculpar a Bárbara, Cintia, Yamila, ni siquiera a Gerónimo. Conceptuaron que ocultárselo no la lastimaría. Y por un momento concluyó ¿Si hubiera tomado la decisión de ignorarlo? La ignorancia pertenecía a no sufrir, pero la verdad que tanto espero le fue rebelada abruptamente. ¡Esas malditas fotografías! Siempre subestimo a Fernanda, muy inteligente de su parte al realizar semejante bajeza. Pero le resulto y la sinceridad la destruyo. No le quedaban lágrimas, entreabrió sus ojos que no dejaban de arder y no podía resolver con claridad como procedería. Aturdida, angustiada y cansada, sus emociones mezcladas.
En ese momento juzgó todo perdido y algo se activó dentro de ella. Y medito "Cuando todo está perdido siempre queda una salida, siempre se halla una luz al final del camino" Quería ser como las demás personar, fingir y disimular que estaba bien. Sabía que podía conseguirlo.
Escucho unos pequeños golpecitos en la puerta, se imaginó a una de sus amigas, se levantó con inapetencia y levemente abrió. Leonel empapado, en su expresión mostraba tormento y miedo. Aldana abrió la puerta pero no le aprobó que pase. La lluvia lo embestía sin cesar. Ella supo que sufría y abrigaba pena por él. Leonel torció su boca inflamada y llorando se presentaba frente a ella con el alma desnuda. Se desmoronó y quedo arrodillado, abrazando sus piernas. Ella no pudo soportarlo, acaricio su coronilla varias veces y lo incorporo amablemente. El retrocedió unos pasos.
-Leonel-dijo con voz debilitada- no quiero que sufras, ni que estés mal. Esta relación se convirtió en un círculo vicioso- y ella se introdujo en ese mar de agua que no dejaba de fluir. La lluvia su único testigo- yo no pude darme cuenta que necesitabas a otra persona, me descuide. Creí que estaba todo bien y no te brinde todo lo que vos esperabas. No es tu culpa, tenemos que alejarnos y pensar. Yo te propongo no vernos, ni comunicarnos por ningún medio. Es lastimarnos, y además llegamos a un punto en que sacaste lo peor de mí, te golpee- ella se llevó su mano a la boca, no podía creer el arrebato de odio- es una locura lo que nos está sucediendo, nos estamos convierto en personas que no somos. No quise escucharte, ahora entiendo muchas conversaciones que tuvimos. Ahora entiendo lo que sos para mí. Sos el amor de mi vida, pero esto se termina definitivamente. Por los años que pasamos, terminemos en paz.
- No puedo- dijo él con voz estremecida y sus dientes tiritaban-
-Si vas a poder, te lo prometo- ella acaricio su mejilla y el cerro sus ojos al contacto de su piel-
-Te voy a extrañar mucho Aldana- se acercó y beso su frente, se alejó unos metros- no me enseñaste a decirte adiós y no sé cómo afrontar que terminamos. Saber que no voy a ver tus hoyuelos cuando ríes, tus bromas, tu rostro, tu hermosura. Sos perfecta Aldana y yo también te estoy dejando ir. Te mentí, te lastime y nunca quise que pasara de esta forma. No puedo perdonármelo, quise decírtelo pero por cobarde me mantuve en silencio.
-Lo sé, te conozco. No podes enfrentar las situaciones. No te estoy recriminando nada. Me canse de pelear, no quiero seguir con esta situación. Necesito saber, que seas sincero por favor... ¿La amas?
- Creo que si- coloco sus manos en modo de rezo y las llevo a la altura de sus labios- y te amo a vos.
-No se pueden amar a dos personas Leonel. Ahora si sos sincero y la verdad creo que me siento un poco más libre. Obraste mal en ocultármelo, en mentirme. Pero la mente no manda, el corazón sí. A mí no me amas, la amas a ella, es lo que te carcome, lo que te lastima. Creó que conmigo fue costumbre y agradecimiento porque siempre te apoye en todas las decisiones que tomaste y porque fui tu primer amor. No te sientas culpa, los dos la pasamos bien, nos quisimos. Ahora encontraste una persona que te complementa y a la cual te enamoraste, está bien, de corazón te confieso que si vos sos feliz, yo lo soy.
-¿Me seguís amando?- le pregunto con vos entrecortada-
Ella realizo una respiración profunda, dudo en responderla. La verdad salía a la luz y no se guardaría absolutamente nada.
-Sí, te dije que te sigo amando - declaro sin miramientos- te amo, pero quiero que estés bien y conmigo no lo estarás. Y será la última vez que pronuncie que te amo.
-¿Cómo puede ser posible?
-Te repito la mente no manda, el corazón sí.
-¿Alguna vez me perdonarás?- la pregunta salió de su boca con timidez y penar-
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Editado: 27.07.2022