Ryan.
Odio la navidad.
Al final no se como lograron convencerme, pero decoraron toda la casa. Allyson y Ramona colocaron el estúpido arbol estupidisimamente navideño.
Llevo observándolo tres horas y media con una taza de café en mi mano y sigo sin encortrale sentido.
Y como si fuera poco, tengo que cenar con los padres de Allyson. Al menos ellos no son como mis padres.
—¿Quién es Lydia?—preguntan a mi espalda.
Si despegar la mirada del gran arbol respondí.
—Una compañera de la universidad.
—¿Qué tienes que ver con ella?—preguntó molesta.
—Solo somos amigos.
—¿Amigos?
—Eso, ¿Por qué? ¿Ahora no puedo tener amigas?
—Los amigos no se dicen "mi corazón" Ryan.
—Ya te fue con el chisme.
—No, nada de que ya te fue con el chisme—hizo una muy mala imitación de mi voz—. Tienes que darle su lugar a Allyson, y reseptrla, es tu esposa.
—Es mi esposa solo porque el maldito papel lo dice—despegue la mirada solo para voltear y verla de frente—, pero en lo que a mi consierna ella y yo no somos nada.
No dice nada. Ramona es una mujer de muchas palabras, pero sabe perfectamente cuando no estoy de humor para escucharla sermonearme y se lo ahorra para otro día, porqué tampoco lo olvida. Apenas tenga la oportunidad de reclamarme de nuevo lo hará.
—Puedo hacer y deshacer lo que me de la gana.
—Te salvas porque los padres de Allyson están a punto de llegar—me dice con tono amenazante—, pero no creas que esto termina aquí. Ya hablaremos tu y yo.
Justo en ese momento suena el timbre de la casa, mi nana va a abrir la puerta, dándole paso a Josephine y Gabriel, ambos traen unas cuantas cajas envueltas con papel de color y moños realmente exagerados.
Ruedo los ojos por lo ridículo que se ve.
—¡Qué lindo quedó la decoración!—exclama Josephine una vez están adentro.
—Allyson escogió todo—les hacer sabe mi nana.
—Es obvio, mi hija tiene el mejor gusto para elegir decoraciones—comenta Gabriel—, lastima que no tenga buen gusto para escoger pareja.
—Te escuche—le doy un sorbo a mi café.
—Lo sé, ese era el objetivo—su esposa lo golpea riñiendolo por el comentario.
Josephine deja las cajas en el suelo, junto al suelo y camina hacia mi.
—¿Cómo has estado, Ryan?—me abraza y no se como reaccionar.
—Bien, supongo.
Se aleja de mi, tomando mi rostro en sus manos.
—Feliz noche buena, Ryan—planta en beso en mi mejilla—, espero que no te moleste nuestra presencia en tu casa. Pero en verdad, nos gustaria pasar la navidad con ustedes.
—No hay problema por eso—le resto importancia.
—Eso esperamos, Ryan—la voz de Gabriel me taladra los canales auditivos—¿Y donde esta Allyson?
—Esta arriba, terminando de arreglarse.
—Iré a verla.
Su madre se pierde escaleras arriba, mientras Gabriel toma asiento en el gran sofá de la sala.
Bebo lo que resta de mi café, antes de pedirle a Manu que me traiga un trago. Le ofrezco uno a Gabriel, cosa que niega. Ramona se propone a sacar platica entre nosotros dos pero yo solo quiero largarme de aquí, no tengo ningún destino, solo quiero irme.
—No deberías beber tanto, Ryan—me reprende mi querido suegro.
Notase el sarcasmo.
—Se lo he dicho millones de veces, pero no entiende.
—El alcohol es dañino para tu cuerpo—continua cuando pido un segundo trago.
—Ya me obligaste a casarme con tu hija, no me quieras obligar a dejar lo que me gusta.
Endurece la mandíbula mostrando claramente su enfado hacia el comentario. Ramona solo niega mientras yo me termino el contenido del vaso de un trago.
Continua charlando con mi nana sin perderme de vista, y cada que le pido a Manuela qué me traiga otro trago niega, sin embargo no comenta nada.
Anna llega y al igual que los padres de Allyson tare algunas cajas.
—Feliz noche buena, hermano hijo de otro fulano—me abraza con tanta alegría que me dan ganas de vomitar.
—No se que tenga de buena—comento cuando se separa.
—No seas amargando—su sonrisa me causa tortícolis—, la noche buena es para compartir en familia.
—Exacto, y que yo sepa no tengo familia—le digo ya un poco mareado.
—Nosotras somos tu familia, Ryan—dice Ramona.
—Y nosotros ahora también somos tu familia—aparece Josephine para tomar mis manos.
Allyson esta detrás de ella, lleva un vestido color vino que le llega hasta los muslos cubiertos por unas medias, tengo que admitir, se ve espectacular.
—Seguro ya esta ebrio—dice la taladrante voz de Gabriel.
Allyson se acerca a abrazar a su padre, y no sé por qué diablos me da tanto coraje esa acción.
Saluda a todos, ilcluyendo a Anna.
—¿Y para mi no hay beso?—le pregunto cuando a mi me deja como un perro parado esperando mi beso cuando pasa por mi lado para ir con su padre.
—Solo que llegue Chiara para cenar—dice mi nana—Ya esta todo listo, podemos ir pasando al comedor.
—Andando, Ryan—me empuja Anna y yo lo único que hago es suspirar.
El móvil suena y antes de que pueda ver quien es me lo arrebata de la mano.
—No, no, no, hoy nada de salidas con amiguitas—me sigue empujando por la espalda.
—Ya te fueron con el chisme a ti también.
—No te cuesta nada estar con tu familia un rato.
—¿Luego podré irme?
—No.
—Agh.
Llegamos hasta el comedor donde todos ya están acomodados. Allyson esta entre sus padres y eso me molesta.
¿Por qué tiene que estar ju to a ellos todo el tiempo? Ni qué fuera una niña.
A mi me toca sentarme a la cabeza, afortunadamente no tengo a nadie a mis costados, pero Gabriel ha quedado a mi derecha, y mi nana a mi izquierda.
El timbre vuelve a sonar, y Manuela se apresura a abrir la puerta.
#11940 en Novela romántica
#2381 en Chick lit
matrimonio por contrato, amor sufrimiento dolor, peleascelos
Editado: 24.10.2024