Palacio Topkapi (1545)
Narra Nurbanu
Corre el tiempo, rápido como el galope de un caballo libre, sin preocupaciones y sin dueño. El tiempo corre, y no se detiene. Simplemente pasa….
El palacio se había convertido en el paraíso para mí, no porque yo lo sintiese así. Pero era consciente de que lo era. Había renovado mi guardarropa con los mejores vestidos, y las mejores telas traídas especialmente de la india e incluso de occidente. Había logrado que la Valide Sultán me tomara cariño. Podía notar que su amabilidad era sincera, y podía notar que ya no sólo era amable por compromiso o por pena hacía a mí. La sultana Mihrimah tampoco me miraba tan mal, su actitud había mejorado. Y las muchachas del harem comenzaban a acostumbrarse a mi nueva posición. No me miraban mal, como al principio. Con excepción de Fatma que seguía detestándome y no toleraba verme. Pero no hacía nada en contra de mí, porque temía que la expulsaran del palacio. La Valide Sultán me dijo que esas fueron las órdenes del sultán. Si alguien osaba hacerme daño , debía ser expulsado del palacio.
Me hallaba en los aposentos de Valide Sultán, platicando con ella cuando Gul Aga ingresó.
-Sultana-Dijo con respeto haciendo una reverencia. Traía en sus manos un papiro- Ha llegado esto, es de nuestro señor el sultán Selim.
La sultana Hürrem tenso los músculos del rostro y estiró la mano para agarrar el papiro. Gul Aga se lo entregó y realizó una reverencia.
-Puedes retirarte-Le dijo.
Inmediatamente Gul Aga se marchó.
La sultana abrió el papiro y leyó la carta que se hallaba en su interior. Vi que leía en silencio, y sentí curiosidad. Tenía preocupación.
Sonrío con gracia.
-Nuestro sultán ya ha emprendido su regreso. Todo está bien-Anunció con una sonrisa-Gracias Allah-Dijo.
-Gracias a Allah-Dije también casi susurrando.
-Debemos celebrar la noticia-Dirigiéndose a una de las criadas ordenó- Llama a Gul Aga y a la señorita Ada y diles que vengan de inmediato.
La criada que en todo momento permaneció con la vista al suelo asintió, hizo una reverencia y se marchó.
En cuanto Gul Aga y Ada estuvieron en los aposentos de la sultana. Ella se puso de pie y anunció.
-Quiero que organicen una gran celebración, quiero que haya música y baile. Que todos estén alegres- Dijo- Nuestro sultán está en camino. Díganselo a todos en el palacio, que se sepa las buenas noticias. Repartan dulces y monedas de oro entre las criadas. Quiero que todos estén de fiesta.
Gul Aga y Ada asintieron con un gesto de cabeza, llevaban una gran sonrisa en sus rostros.
-Nurbanu, quiero te pongas tus mejores joyas y el más hermoso vestido. Debes verte hermosa, iremos al harem. Que todas vean que eres la futura esposa del sultán. Que tu belleza y delicadeza te diferencien del resto.
Asentí, incliné la cabeza y dije:
-Como usted ordene sultana.
-Bien. Ahora ve… -Suspiró y sonrío-Iré a contárselo a la sultana Mihrimah.
Salí de los aposentos de la sultana y fui a los míos. Estaba por ir a darme un baño cuando Melissa y otra de las criadas, a la cual no conocía, aparecieron en mis aposentos.
-Señorita Nurbanu, hemos venido ayudarla para prepararse-Me dijo.
-Melissa, no es necesario puedo hacerlo yo misma.
Ella río porque me conocía y parecía esperar que dijera eso.
-Señorita Nurbanu, debemos ayudarla, nos ha enviado Ada.
Puse los ojos en blanco.
-¿Ha sido una orden?
Ella asintió.
-Está bien-Desistí-. Quiero darme un baño.
Mi vestido era tan hermoso que apenas podía creer que era yo quien lo vestía. Violeta, de una tela muy particular y bordados dorados. Dentro de sí mismo la falda era del más hermoso amarillo. Y tenía unas largas mangas de gasa.
Una de las criadas, tenía en sus manos una tiara.
Incliné la cabeza y la muchacha me colocó la tiara en la cabeza. Melissa me roseo con perfumes y finalmente me hallaba lista.
-Señorita Nurbanu, es usted la más bella de está palacio-Me dijo Melissa.
Dejé de mirarme al espejo y le sonreí. Me acerqué a un estante y tomé de allí 3 collares al azar.
-Es para ti-Le dije a Melissa poniéndole uno de los collares en la mano.
Luego me acerqué a las otras dos jóvenes e hice lo mismo.
-Señorita Nurbanu, son preciosas-Me dijo ella con emoción-Muchas gracias, Allah la bendiga.
-Allah la bendiga-Me dijeron las demás jóvenes.
-De nada. Ahora vayamos al harem, ya todo debe estar preparado.
Nos acercamos a la puerta, golpeé con los nudillos y las criadas que custodiaban mis aposentos abrieron. Salí fuera, con Melissa y las dos criadas caminando tras de mí. Por un momento me sentí tan extraña… Era como si yo fuese una sultana, caminando por aquellos pasillos, vestida con las mejores ropas y las más finas joyas. Sentía a cada paso que daba que perdía una parte de la niña esclava que había sido.
Entre al salón principal, había música, comida y reinaba la felicidad. Algunas concubinas bailaban, entre ellas se hallaban Fatma y Nihal.
Noté que mi presencia no pasó desapercibida. Respiré hondo y entré con la frente en alto.
Me acerqué a las sultanas, hice una reverencia y me senté junto a ellas.
La madre sultana movía la cabeza al ritmo de la música y sonreía.
-Vamos, muévanse un poco. Esto es una fiesta. Nuestro sultán está de regreso-Dijo-. Debemos festejar.
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Editado: 16.01.2024