ñuzco | Jin [mudado]

VIII

 

 

"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y aveces, ellos ganan."

— Stephen King

 

 

 

 

 

12:12

 

 

 

 

 El momento más emocionante para ambos chicos. Levantándose con cuidado para no despertar a nadie, por lo menos para el caso de Namjoon que dormía con chicos que no lo hacían. El año pasado intentó salir para tomar una foto en paz pero, Jimin y Jungkook seguían con sus ojos bien abiertos y se le pegaron como una garrapata. Para su excelente suerte (que casi nunca tiene) todos estaban tan cansados de sus actividades que cayeron en los brazos de Morfeo. Por lo general, Jin siempre estaba en su cama para dormir los cuatro juntos pero, lleva dos días que no aparece en la noche; sin embargo, en la mañana está aparentando que durmió allí como un bebé.

 Al salir, y respirar lo fresco de lugar quiso buscar algo tibio para Grace y él. Así que fue primero al lugar antes de que el minuto cambiara. La chica no estaba, Nam se entristeció pero, aún así decidió sentarse en la banca a esperar; sin embargo, ella estaba ahí, detrás de un árbol. Salió de su escondite y se sentó con él, haciéndolo asustar un poco.

— Pensé que no vendrías —dijo— ¿Qué hacías?

— Esperarte —entonó en voz baja y éste se sonrojó. 

— Yo también... Al no verte —sonrió apenado— ¿Tienes hambre? Iba a ir por un café pero, no quería llegar tarde ¿Vamos?

 Ella asintió. 

 Se dirigieron al espacio intentando no hacer ruido, se reían por pensar que ambos eran criminales, aunque solo buscaban algo de comer sin necesidad de volver a sus cabañas por un snack. Namjoon pudo adentrarse a la cocina para preparar el café y Grace estaba sentada afuera siendo iluminada por la luz de la luna, volviendo a Nam preso en su belleza al notarla.

 Cabello tan negro y brillante como la noche, ojos tiernos como los de un cachorrito y unos labios carnosos de color carmesí que los llevan volviendo loco desde el primer día, sin olvidar lo suave que se ve su piel al estar expuesta al frío. Simplemente, arte. Grace es una chica atractiva pero, su personalidad era quien le evitaba tener vida social. ¿Cuándo será el día en que ella pueda volver a sonreír y sentirse viva? Porque no existe tormenta que sea eterna, en algún momento tiene que llegar la calma.

 

Y no hay que morir para sentir la paz.

 

— El café está listo ¿Quieres un poco? —ella aceptó y el chico buscó la taza que hiciera más juego con la que él había escogido: Una de color gris y lineas rosas. La que tenía Nam era la misma pero con negro y azul. Caminó hasta allá rezando por el camino no hacer ningún ridículo en frente de la chica pero, el destino cambió de opinión respecto a su suerte porque a penas dejó la taza de Grace la de él se despegó derramando un poco de café en los pechos de la chica. ´

  Ésta soltó un leve quejido provocando en Nam tantas cosas que se le había olvidado que debía ayudarla con una servilleta aunque sea. Corrió a la cocina de nuevo y volvió con una toalla, Grace le agradeció y éste se disculpaba como si hubiera sido una quemadura de primer grado. 

— Perdón, en serio, no sé que le pasó a mi ta...

  Ella lo calló sirviéndole más café desde su taza, la sonrisa de Grace era la más esperanzadora de todas. Nam se estaba enamorando de la pelinegro con cada pequeño gesto que hacía ¿Eso era posible? Pues por lo visto, sí.

— Ehm~ gra-gracias... ¿Comemos algo? Vi algo de pan —¿A Grace no le dolerá el cuello de tanto asentir?—. Genial, iré por ellos.

 En el minuto que Nam fue a buscar alimento, la chica había desaparecido. Éste se asustó puesto a que han habido muchos rumores de chicas desaparecidas en el lugar los últimos años (a pensar de no ser confirmados o reportados, era un tema delicado en el campamento). Dejó caer el pan y corrió para salir y comenzar a buscarla desesperado.

— ¡No puede ser, si tan solo fueron unos segundos! —gruñía angustiado mirando a su alrededor. 

 El caos mental de Namjoon sobrepasaba todos los límites, se introdujo en lo oscuro del bosque para asegurarse de que no esté ahí de nuevo. Aquel día la encontró tirada a tres metros de distancia del lugar ¿Por qué estaba tirada? ¿Qué le había sucedido? Ahora se arrepiente de no haberle preguntando antes, quizás así ella no se habría vuelto a ir. Aquel presentimiento de que ella estaba entre los arboles, con probabilidades de ser atacada no escapaba de su cabeza, necesitaba encontrarla antes de que ocurriera una desgracia.

 Pero, la única desgracia que había era que... Un guardabosque haya chocado con él estando cubierto de sangre sin pedir ayuda, solo lo alumbraba.

— Ella está bien, vuelve a la cafetería. 

 

 




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