Nombre:
Idoya Eizaguirre.
Nombre del Padre:
Joaquín Eizaguirre.
Nomble de la Madre:
Nita Avilés.
Lugar de Residencia:
Santiago, Chile.
—¡Ok! Ese eran los últimos datos a rellenar, Idoya ya es bienvenida a este colegio. La veremos muy pronto.— Dijo el director.
—Muchas gracias señor. Mi hija se portará muy bien.— Dijo mi madre.
Y lo admito, estaba feliz de estar en un buen colegio, usualmente nunca he estado tan ansiosa de poder llegar al primer día de colegio. Y eso que aún faltaban meses.
Era diciembre recién, cuando se tenían que matricular todos, y entrábamos en Marzo, así que era un tiempo que me quedaba.
Lo peor es que nunca toqué ese colegio.
Todo comenzaba con las deudas que teníamos por todas partes, admito que yo era muy inconsciente, pero eso era gracias a mis padres, que nunca me dejaron ver las imperfecciones de mi familia.
Mi padre trabajaba como obrero, y mi madre en un supermercado, pero había mucho más que eso.
Mi madre salía todas las noches, nadie sabía por qué.
Creíamos que era algo para despejar su mente por todo el trabajo que tenía que hacer, pero no.
Compraba distintos tipos de drogas, que hasta el día de hoy desconozco. Todo debido a la depresión que pasaba, que era bastante grave.
Mi papá y yo, notabamos algo raro, pero no queríamos aceptar nada.
Ahora escribo esto teniendo en claro algo; en las familias aún las enfermedades mentales siguen siendo un tabú bastante fuerte, y si hubiéramos hablado con ella, a lo mejor las cosas hasta hubieran sido diferentes.
Descubrimos su conexión con las drogas, debido a que yo y mi papá, fuimos de noche a pasear al perro que teníamos.... Bueno, eso era lo que él en su momento me dijo, pero ahora que lo pienso, estaba siguiendo a mi madre.
Y vio como rogaba al traficante que le diera un poco más, no tenía más dinero.
Mi papá hasta el día de hoy me dice que lo que vio fue de mera coincidencia, que él no la seguiría nunca, pero seamos sinceros...¿Ustedes le creerían que eso sería solamente una mera coincidencia?
No nos acercamos a ella en ese momento, nosotros solo volvimos a nuestra casa al rato, y él me hizo dormir.
Algo que me tocó desde niña, es despertar a media noche con los gritos de mi mamá, y de mi papá, completamente molestos, lanzándose hasta cosas, y yo mirando por un pequeño espacio que se dejaba ver con la puerta media abierta.
Ella, llorando, bajó del edificio, y mi papá, también llorando se fue a su habitación.
La ultima vez que vi a mi mamá viva fue en ese momento, llorando, y sin que nadie la entendiera.
Cuando bajó, los traficantes la golpearon a muerte al grito de “¡Maten a la negra!” o “A la puta esa”
¿Por qué? Porque le debía dinero.
El otro día todos estuvimos llorando, no podíamos hacer otra cosa más.
Así que decidimos mudarnos, era muchísimo problema todo, yo era muy pequeña para ser perseguida por traficantes, así que la decisión fue clara: Mudarse a un pueblo tranquilo del sur, Neullén.
Mi papá tenía contactos con la familia O'Sullivan, así que ellos nos ayudaron a conseguir un hogar por el centro del pueblo.
Desde ahí, quedé con muchas dudas en mi mente, “¿Qué hubiera pasado si nos hubiera contado todo?” “¿Por qué nunca nos habló en nada?” “¿Por qué me dejó en plena niñez?” “¿Me habría aceptado como Bisexual?”
Creo que esas preguntas quedarán por mi mente hasta la tumba.
Nada más quería contarles ese hecho, antes de continuar con la historia de la Escopeta de la Noche.