Capitulo 18
Días de verano.
-Tienes que hacerlo.
-No puedo, esa cosa luce asquerosa. -Summer hizo un gesto raro.
-Vamos es solo barro. -Azul sostuvo el plato con barro en sus manos y miro a su amiga. -Nunca te has quejado de usar el barro cuando haces figura con esto en clase de artes.
-Fue solo una clase, y mi cara nunca estuvo involucrada en nada. -Summer, quien estaba recostada sobre la alfombra de Azul esperando a que su amiga le aplicara una mascarilla de barro, frunció el seño.
-Vamos prometiste que lo harías. -Azul hizo un gesto infantil para que su amiga cediera ante su petición.
-Bien, pero solo porque lo prometí. -suspiró.
Pasaron dos días desde que encontro a su amiga llorando desconsolada por Mason, su ex novio.
Summer paso este tiempo intentando hacer que su amiga levantara su ánimo, realmente lo está intentando, pero la noche anterior cuando Azul se miro al espejo y noto que tenia bolsas bajo los ojos, se giro y le hizo a Summer prometer que al día siguiente se darían un tratamiento especial para mejor el aspecto de ambas.
Summer no estaba de acuerdo, pero al ser la primera vez que miraba a su amiga decidida a hacer algo acepto acompañarla en eso.
Estaba algo arrepentida por dentro, pues las cosas de belleza no eran lo suyo, pero no había forma de que lo expresara en voz alta luego de que su amiga amanecido con un humor un poco mejor, incluso ella tenía todo listo para ese día.
Azul aplico la mascarilla de barro en el rostro de su amiga, mientras esta cerraba los ojos y se relajaba como había dicho Azul que lo hiciera, tratando de ignorar el hecho de que estaban poniendo barro en su rostro.
-Casi me quedo dormida. -confeso, mientras secaba su rostro luego de quitar todo el barro.
-Lo ves es muy relajante deberíamos hacer esto más seguido, tu cutis se mirara muy limpio, la verdad creo que te verías mucho mejor si le delicadas un poco más de tiempo a tu aspecto.
-Azul, no tengo por qué preocuparme de mi rostro, nadie se fija en mi nunca.
-Bueno esta noche lo harán. -La sonrisa picara, tan familiar para Summer le hizo saber que su amiga planeaba algo.
-¡Evangeline! -exclamo alarmada. -¿Qué estas pensando hacer?
-Bueno has estado todo este tiempo queriendo hacerme salir de mi depresión por... -Hizo un gesto y se detuvo. -Bueno me han informado de una fiesta hoy asi que quiero ir.
-No creo que estés lista para eso. Y yo menos.
Azul se mordió el labio inferior mientras sus ojos miraban a otro lado. -Quiero que me acompañes. -Summer estaba por protestar pero Azul hablo primero. -No me sentiría bien de ir sola, durante todos estos meses he ido con... tu sabes quien a las fiestas y no creo poder ir sola sin sentirme patética.
-No lo eres, Azul, eres muy genial y una gran persona, puedes ir sin necesitar a nadie, porque eres fuerte y valiente y puedes salir adelante sin un tipo que te dejo de esa forma.
-Lo sé, pero no puedo dejar de sentir ese vacío de saber que estaré sola en la fiesta. -Azul bajo la mirada. -Pero entiendo que no quieras ir, después de lo que pasó en la última fiesta que te lleve. Tu padre él...
-Él no importa, ha estado muy calmado últimamente.
-Eso me temo, el silencio de tu padre siempre trae algo malo.
-Ahora quien es la pesimista. -tomo las manos de su amiga. -Iré contigo solo si me prometes que volveremos antes de media noche y que no beberás de más.
Azul sonrió y abrazo a su amiga pero luego se alejo. -Oye eso de la bebida, es como pedirte que dejes de fumar.
-No es lo mismo.
-Claro que lo es y no digas nada. -miro al espejo mientras se terminaba de limpiar la cara con la toalla. -Summer él nos destrozo a ambas. Era tu amigo y nos dejó a las dos. -No necesitaba mencionar un nombre para que su amiga entendiera de quien hablaba. -A ti te dejo un mal habito y a mí me ha dejado con el corazón roto.
Summer la abrazó y miro como los ojos de su amiga se comenzaban a poner rojos por las lagrimas retenidas. -Bueno tu sanaras pronto yo creo que moriré con o sin el cigarrillo, ese hábito solo me ayuda a terminar con algo más rápido.
-No digas eso, tienes que quedarte conmigo.
-Me quedare todo lo que pueda, así que si quieres temerme un día más, solo pide que mi padre no me mate esta noche por ir contigo.
Azul sonrió.
Summer dejo a su padre durmiendo y todo listo en su casa mientras se dirigía a la casa de su amiga.
Ya no le era demasiado difícil bajar por el árbol o subirlo.
Azul le prestó un poco de ropa para ir a la fiesta y la ayudo a resaltar su belleza con maquillaje.
La fiesta no era muy lejos, ambas se fueron en el auto de Azul, su madre se lo había regalado, un regalo por los dieciséis. Azul sabia que solo se lo dio por que una de sus amigas se lo vendio como una ganga, pero a su novio no le gusto la idea de manejar un auto tan viejo, así que lo convirtió en un regalo para su hija.
Sabía conducir por qué Mason le enseño, pero aún no tenia el permiso, esperaba sacarlo en estos días.
Sintió el pequeño deseo de volver a casa pero, se dijo a si misma que no podía permitirse eso, ella decidio dejar a Mason atrás y la única manera era seguir con su vida.
Y las fiestas eran parte de su vida.
Summer no se sentía muy cómoda en las fiestas, era alguien más de libros, pinturas, museos, lejos y solitarios momentos en su mundo, con música tranquila.
Se preparo en el camino para darle el apoyo necesario a su amiga.
-Bien recuerda que nos iremos antes de la media noche.
Azul puso los ojos en blanco -¡Oh vamos! Pareces la cenicienta, pero está bien a media noche nos iremos, lo prometo. -Summer asintió. -Bueno, entremos.
Entraron a la fiesta donde todo mundo parecía estar divirtiéndose, Summer solo había asistido a unas pocas fiestas, a todas llevada por Azul.
-Hora de divertirse. -exclamo Azul al entrar.
Todos la fiesta parecían estar pegados, pues el lugar era tan estrecho, que logra dar ese efecto. Ver a todo esa gente como si no hubiera una espacio por el cual pasar, la hizo sentir pánico.