Cavualis utiliza el sistema de propulsión antimateria instalado en su espalda y vuela rápidamente hasta llegar a la ubicación de Segma. En la zona de la reciente peripecia, un misterioso espectro iridiscente circula a través de las áridas montañas y el bermellón de las rocas del suelo. Cavualis se siente confundido, como si un cortocircuito hubiera ocurrido en su cerebro. Su entorno se ve difuso y las imágenes no encajan en su totalidad, por unos instantes hasta percibe doble los sonidos, pero su ímpetu le impide desfallecer y rápidamente se reincorpora. Cuando los sentidos logran encajar en su mente de nuevo puede visualizar a Segma inconsciente sobre la baldía superficie. Cavualis aterriza rápidamente y se prepara para lo peor.
—¡Despierta, Segma! ¡Segma! Segma, ¡¿estás bien?! —grita Cavualis mientras el metal líquido de su brazo derecho se transforma en un escáner de signos vitales—. Tu frecuencia cardíaca y respiratoria está dentro del rango normal, ¡no te preocupes!
—Sí, estoy bien —responde lánguidamente Segma en medio de su confusión.
Cavualis, angustiado, mira hacia todas las direcciones y activa el modo combate: su brazo derecho adquiere la forma de un cañón electromagnético de largo alcance y su izquierdo transfigura un sólido escudo inteligente, capaz de deformarse para proteger los puntos atacados.
—¿Quiénes te agredieron, Segma? ¿Huyeron? ¡Caíste desde 78 metros de altura! Necesito llevarte a un lugar seguro para examinarte. Por suerte tu traje ha amortiguado el impacto, aunque no descarto que tengas alguna lesión que no estoy pudiendo detectar. ¡Tchaks! En campo abierto somos un objetivo vulnerable, debemos movernos. ¡Vámonos de aquí!
—De nuevo, dame tiempo, Cavualis. Perdona, pero tengo dos recuerdos nuevos que asimilar —dice Segma mientras se reincorpora con tranquilidad, demostrando que no existe peligro alguno.
—¿Cómo? ¿Absorbiste otro recuerdo en tu trayecto, Segma? —responde Cavualis sorprendido. La ruda expresión de su geométrico rostro se deslía y ahora se muestra más tranquilo, aunque no baja la guardia.
—Algo similar, creo.
La claridad de sus ideas se hace evidente. Los oscuros lentes que cubrían sus ojos violetas se repliegan hasta compactarse en un pequeño abalorio instalado en la parte superior de su oreja. Segma añade, con entusiasmo:
—Ahora conozco una nueva habilidad más poderosa que tus sofisticadas armas y la cual me será muy útil para para gobernar junto con los 23 Espléndidus en el Zimi: ¡acabo de entender que fui yo misma quien instaló los detectores sísmicos en los puntos B y C simultáneamente! Tranquilo, nadie nos está emboscando, Cavualis. Puedes abandonar tu modo de combate porque estamos a salvo.
Cavualis, muy asombrado, la mira fijamente. —¿De qué hablas? Eso no es posible. O, mejor dicho, ¿cómo lo hiciste? ¿Y cómo es que te has dado cuenta?
—Ya te lo explicaré, pero ahora déjame estar un rato en silencio, porque me duele mucho la cabeza —promete Segma con el ceño fruncido por el dolor.
—Por supuesto, no diré nada. Te llevaré al vehículo de carga y allí haré un diagnóstico completo de tu estado de salud, mientras nos dirigimos a Ya-lakstá.
Segma camina apoyada en Cavualis, quien la guía hacia la nave que de manera remonta dirigió hasta la ladera de la erosionada montaña.
Dentro de la cabina, Segma toma un poco de jugo N.U.O de electrolitos y se recuesta en la cápsula reparadora del compartimiento trasero. Mientras, Cavualis organiza los equipos en la bodega y prepara el piloto automático para el regreso, hasta que de pronto Segma lo llama por el código onda: —¡Ven, Cavualis! Quiero explicarte lo que descubrí.
—¿Necesitas algo? ¿Te sientes bien? —Cavualis entra apresuradamente en la sala de recuperación.
Ella lo tranquiliza: —Sí, ¡ya estoy mucho mejor! Ese pequeño descanso me sirvió. Mira, lo que acaba de suceder escapa de las posibilidades que habíamos tenido en cuenta. Te lo resumo así: dos dimensiones paralelas convergieron en un mismo Universo. Cuando salí del punto A podía dirigirme al punto B o al C de la falla tectónica, que eran equidistantes de mi sitio de partida, pero en el momento en que escogí una de las dos opciones, automáticamente se generó un Universo paralelo en el cual tomé la otra alternativa, ya que era igual de probable que fuera a un punto o al otro.
Cavualis se sienta junto a Segma, en la cápsula de recuperación número dos, y ella continúa con su explicación.
—En general, esas dos opciones permanecen así eternamente y con el transcurso del tiempo los dos universos amplían sus diferencias, debido a nuestras decisiones, y se distancian; sin embargo, en este caso, nos encontramos en una de las zonas más inertes del Zimi, y esto facilitó el que ocurriera esta unión tan fácilmente. ¡Escucha esto! Tanto en la dimensión en la que tomé la opción B, como en la que tomé la opción C, las únicas diferencias que existían eran las de nuestras decisiones, y así también las repercusiones que tuvieron en este breve periodo. Tú me dijiste que hace mucho tiempo no te sorprendías de nada, ¿no? ¿Dime, Cavualis, recuerdas a qué punto te dirigiste después de salir del punto A?
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Editado: 26.09.2019