DÍA DE ZOOLÓGICO

-¡Papá! ¡Mamá!- llegaron ambos pequeños irrumpiendo en nuestra habitación, tres años, el tiempo ha pasado rápido, ambos saltaron sobre nuestra cama, al ver que “estábamos durmiendo” realmente solo estábamos fingiendo, se acercaron más a nosotros y comenzaron a saltar sobre nuestro cuerpo.

-Mami, papi… hoy es día de Zoológico, ustedes lo dijeron- dijo nuestra pequeña la que continuaba saltando sobre mí, es bastante persistente en lo que quiere, no podemos decirles que haremos algo porque lo toman como un solemne juramento, Min Ho dejó de saltar sobre su padre y una sonrisa traviesa se formó en sus labios, de seguro algo está planeando, se bajó de la cama y después de descubrir los pies de Kookie comenzó a hacerle cosquillas, él comenzó a reír hasta que se levantó de la cama.

-Mamá, vamos… despierta por favor- susurraba Min Ki repartiendo suaves besos en mi cara –Ok preciosa, ya desperté- después de estar todos listos subimos al auto y comenzamos nuestra travesía al Zoológico, ellos aman a los animales así que estaban completamente emocionados, cantamos por todo el camino y jugamos a decir el color de los autos.

-Hemos llegado- dijo Kookie abriendo la puerta de los niños -¿a dónde quieren ir primero?- pregunté con una sonrisa- a decisión de los niños seguimos las indicaciones del mapa con ellos guiándonos, visitamos los leones, los tigres, monos, buitres, conejos, zarigüeyas, pavos, osos y muchísimos animales más… -Cariño, quédate con los niños mientras voy un momento al tocador- le dije a Kookie el cual asintió, los niños a ratos son bastante inquietos, así que decidí ir lo más rápido posible. Salí y no los vi por ningún lado, mi corazón estaba acelerado, no me había llegado a preocupar así en la vida, sentí una mano peluda tocar mi hombro, me giré, era un enorme oso y dos ositos, reí ante esta escena y cuando los vi mi cuerpo volvió a su normalidad.

Después de eso, todos continuamos vestidos de osos, las miradas se centraban en nosotros donde quiera que fuésemos, pero éramos felices, siempre hemos sido felices… además ver a Kookie comportándose como un niño chiquito me da mil años más de vida.