Ahogada entre pesares calmantes,
que la vida me presentaba y no podía enfrentar.
Tanto dolor reflejante,
que mis ojos no se esmeraban en ocultar,
pero que lastima no quería provocar.
Cómo brotaban escasas sonrisas de mi rostro,
espués de ruinas destrozantes de lucha constante, internamente;
que con el paso del tiempo me desmoronaba lentamente.
Mi mente jugaba precipitadamente,
el murmullo de la ansiedad floreciendo,
que entre tierra cosechada por comentarios
me he esmerado en cultivar,
gran parte de mi vida sintiéndome fuerte
cuando a la hora de actuar ante el mundo,
débil he demostrado ser.