Oh, mis hermosas cómplices,
no puedo pensar en un mundo sin ustedes,
por eso espero que nunca se extingan,
y se mantengan como lo han hecho a pesar del tiempo y dificultades.
Oh, amigas mías,
testigos de mi amargura y llanto,
réplicas de mi sentir y desprecio,
vivan ustedes que me hacen sentir vivo.
Oh, letras mías, no se acaben nunca,
porque me extingo con ustedes,
no quedará nada más bello cuando se vayan,
todo será gris y el mundo no se iluminará ante sus historias.
Oh, letras mías, no dejen que caiga alguna vez,
levántame con tus alas amarillas,
y deja mi mente descansar en el frenesí de tu tinta oscura,
para resguardarme de la pesadilla que se libera allí afuera.
Oh, letras que han sido mi refugio,
no me abandonen, que yo nunca lo haré,
vivan dentro de mi, como en miles de generaciones lo han hecho,
sigan contando tantas historias increíbles como solo ustedes saben hacerlo.