Obscuro Destello.

Capitulo 2.

La luz se filtraba por la ventana haciéndome suspirar, llevaba mas de una hora despierta había observado el amanecer sin levantarme de mi cama sentía el cuerpo pesado y cansado como si toda mi vitalidad se hubiera ido. Estaba dejando sola a mi madre por culpa de mis insensatez e inmadureces, la puerta se abrio suavemente. 

—Oh, estas despierta. 

Me senté en la cama con la mirada fija en mi madre—Me desperté hace mas de dos horas, aun estaba oscuro. 

—Deberías estar arreglando lo que te falta—Dijo sentándose en mi cama, podía ver sus ojos llenos de tristeza y soledad.

Asentí haciendo una mueca, solté un suspiro y me arrastre hasta poner mi cabeza en su regazo para abrazarla—Lo siento mucho mama, lo que hago es decepcionarte—susurre con voz ahogada. 

Acaricio mi cabello—Estas fuera de control Ada—soltó un suspiro— No puedo permitirlo, sabes que no conocemos los limites de mi magia, te han dado en vez de un castigo una oportunidad de conocerte. Ademas, sabes que jamas podría ayudarte a entrar es caro y exclusivos, tenemos mucho dinero pero igualmente no provienes de un clan de brujas.

Me quede en silencio meditando sobre lo que mi madre acababa de decirme y era cierto, respecto a la forma en que nací no estaba claro que limitaciones tenia y muchos menos sin orientación adecuado aunque mi madre fuera una bruja inmortal y una de la mas sabias no era un secreto para ninguna de las dos que había descuidado su labor de  bruja por criarme. En otras palabras el instituto de Artes Mágicas era la mejor opción para una bruja desorientada y rebelde pero sabia lo que eso implicaba para agregar que ningún clan de brujas aceptaba a mi madre por ser totalmente inmortal.

—No quiero dejarte sola—mis ojos se nublaron—Aun cuando voy a la universidad sigo viviendo contigo—Hice puchero. 

Mi madre soltó una carcajada y me halo sentándome en la cama, abrazándome con fuerza—Es hora de salir del nido de mama, pequeña. 

—¡Pero mamaaa!—Balbucee como niña pequeña. 

—¡Pero hijaaaa!—se burlo haciéndonos reír— Debes limpiar tu habitación, arreglarte, terminar de arreglar tus cosas y ayudarme a limpiar la cocina.

Me queje—¡Habia durado mucho! ¡¿Por que?! ¡¿Por que?!—Le grite al techo, dramatizando. Mi madre me pego en el hombro—¡Auch!

Se levanto dirigiéndose la puerta—No tardes.

—¡Quizás la escuela no sea tan mala! ¡No tendré que limpiar mucho!

Logre escuchar una risa con un leve "¡Dios santo!" de mi madre, seguramente impresionada por mi negación para hacer las tareas de la casa. 

Me digne a levantarme de mi cama luego de diez minutos mirando el infinito, comencé a recoger el desorden que había dejado la noche anterior al hacer mis maletas, algunos papeles o rastros de tierra. 

Una hora después había logrado terminar de guardar las pertenencias que me llevaría al Instituto y ordenar las que dejaría en casa, según mi madre estaría libre los fines de semana, conociéndome no perdería el tiempo en venir a casa con mi madre y comer sus comidas dignas de permanecer en la historia. Me di una ultima mirada en el espejo, mis pantalones tallo alto y la blusa corta azul tenia el signo de una carita feliz por Happier de Ed sheeran, mis converse azules con mi cabello marrón totalmente rizado y ondulado hasta mi cintura, levemente maquillada. Un fuerte aullido se escucho afuera y baje corriendo. 

—¡Voy a ver a Nax!—Grite al salir.

—¡Adara, vuelve! ¡Llegaras tarde! 

Ignore los gritos de mi madre, corrí diez arboles y un lobo negro de ojos zafiro se abalanzo contra mi tumbándome al suelo—¡Nax! ¡Tendré que volver a cambiarme! 

No seas llorona.

Bese todo su canino rostro, Nax era el cachorro de lobo negro que mi madre revivió justo cuando nací desde entonces eramos inseparables era una de las muchas razones por las cuales me negaba a separarme del bosque. 

No te vayas.

No puedo quedarme.

¿Puedo ir contigo?

Negué. 

El lobo resoplo. 

Una loca idea atravesó mi mente—Cuando este sola en la habitación podemos hacer un portal para que vayas o para poder venir y viceversa. 

El lobo aulló estando de acuerdo. 

Chica lista. 

Le sonreí, repartí miles de besos en todo su rostro.

Déjame ya, dejaras su aroma y las lobas no se me acercaran. 

Rodee los ojos. 

—¡Adara, ven a desayunar! ¡Vienen por ti! 

Le di un ultimo beso—Nos vemos. 

Aulló mientras desaparecía entre los arboles, corrí de regreso a casa para poder cambiarme. Mi madre estaba en la puerta con aspecto intranquilo. 

—¡Por Dios, mira nada mas como estas! 

—¡Iré a cambiarme!—Grite mientras llegaba hasta a ella.

—Nada de eso, no te da tiempo—Hice un chasquido de dedos, la brisa me envolvió y desapareció. Frene mi carrera.



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En el texto hay: mago, hadas, magia y brujas

Editado: 13.06.2018

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