‒Te ves muy cansada ¿Dormiste bien anoche? ‒me preguntó Paola con preocupación.
‒En realidad no ‒admití.
Me miré en un espejo pequeño y vi que la piel debajo de mis ojos estaba negra.
‒Has estado muy callada y tú no eres así. ¿Ocurre algo?
Suspiré con tristeza. Podía ver a Isaac a lo lejos, sobresalía entre los demás por su cuerpo formidable. Nos estaba comprando algo para comer mientras lo esperábamos en una de las mesas más alejadas del restaurante.
‒¿Tiene que ver con la reunión que tuvieron ayer? ‒continuó ella.
‒Fernando no es el culpable ‒admití de golpe.
Paola frunció el ceño.
‒¿Descubrieron quién es?
‒Eso quisiera saber, pero no lo sé.
Agarré mi teléfono y le enseñé el mensaje que había recibido.
‒Me lo enviaron justo en el momento en que Fernando estaba firmando el acuerdo.
Paola abrió mucho los ojos y se sumergió en sus pensamientos.
‒No voy a meter a mis padres en esto, prefiero resolverlo por mi cuenta ‒Suspiré‒ ¿Puedo ir a tu casa hoy en la tarde? ‒pregunté sintiéndome como una cobarde.
‒Por supuesto, es hora de que busquemos respuestas.
‒Mi mente está en blanco, pero debo ponerme a trabajar. Trataré de analizar todo lo ocurrido desde la primera nota.
‒Podemos hacerlo en mi habitación, tengo una pizarra y creo que nos puede ser de mucha utilidad ‒agregó Paola.
Justo en ese momento Isaac regresó con la comida y se sentó junto a nosotras.
‒Te ves muy pálida Kim, deberías comer ‒sugirió. Mi aspecto era la última de mis preocupaciones así que no me molesté en responderle y empecé a comer de mala gana.
‒Te pregunté qué paso ayer y no me has respondido ‒dijo Isaac.
‒¿Cuándo me preguntaste?
‒Antes de que empezaran las clases, no me digas que no me oíste.
Me estaba volviendo loca.
‒Lo siento, seguro estaba pensando en otra cosa.
Le expliqué a Isaac todo lo ocurrido y él se puso muy feliz.
‒¿Te das cuenta de lo que eso significa? ¡Todo se acabó! Deberías de estar muy feliz.
Abrí mi boca para objetar pero Paola me pateó debajo de la mesa. No pude ahogar un grito.
‒¿Qué pasó? ‒preguntó Isaac confundido.
Paola se hizo la loca pero al verla a los ojos entendí el mensaje. Ella quería que me callara.
‒Me mordió un mosquito ‒expliqué.
‒¿No te convence el acuerdo? ¿Crees que Fernando lo va incumplir?
Tuve que pensar dos veces lo que iba a decir.
‒No puedo confiar ciegamente en su palabra ‒me limité a responder.
‒No te preocupes, si él intenta pasarse de listo sólo tienes que informárselo a tus padres. Tienes mucha suerte de que sean abogados.
Forcé una sonrisa.
‒Tienes razón, no debería preocuparme.
Los tres terminamos de comer e Isaac me agarró de la mano.
‒Deberíamos salir a pasear un rato, te aburrirás si te quedas en tu casa.
‒Es que Paola y yo ya hicimos planes y pensaba ir a su casa.
‒¿Es una tarde exclusiva de chicas? ‒indagó con expresión divertida.
‒Así es ‒respondió Paola‒ De todas formas no podrías soportarnos porque tenemos nuestro periodo y estamos súper sensibles.
Miré a Paola sorprendida, pero no la contradije.
‒Con razón estas tan pálida ‒dijo Isaac mientras me veía, tuve que contener toda mi pena‒ No es una excusa valida, pero está bien. Por hoy te voy a dejar a Kim y mañana se queda conmigo ‒él me guiñó un ojo.
De esa forma Isaac se fue en su moto y Paola me llevó a su casa. Mi tía y su esposo estaban trabajando así que las dos estábamos solas, subimos las escaleras y nos pusimos cómodas en su habitación.
‒¿Me quieres explicar por qué me pateaste?
‒Dijiste que íbamos a hacer un análisis de los sospechosos.
‒¿Y eso que tiene que ver?
‒Isaac podría ser tu acosador, no debes confiar mucho en él así que no le digas que cambiaste de opinión con respecto a Fernando, déjalo creer que no dudas de él.
Negué con la cabeza.
‒Él no es un sospechoso. Nunca podría creer eso de él.
‒¿Y si encuentras evidencias que lo señalan que vas a hacer?
‒En ese caso todo sería diferente pero no hay ninguna prueba que indique su culpabilidad. Al contrario, él siempre me ha protegido y en estos 4 años nunca pasó nada parecido a esto.
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Editado: 19.07.2021