Llevaba diez meses estudiando dentro de la universidad. Ya me había adaptado al lugar, pero de igual manera extrañaba mi casa, y sobre todo a mi familia. Todas las semanas hablaba con Raquel y Simon por video llamada. Estábamos planeando hacer una salida juntos para las vacaciones.
En la habitación que me habían asignado coincidí con Tamara, quien por casualidad estaba llevando la misma carrera. Es simpática, amable y divertida, hace mis días más amenos desde que somos amigas. Ya no pienso tanto en todo lo que sucedió. Pero tampoco voy a mentir diciendo que todo va de maravilla. He tenido pesadillas en las que vuelvo a estar atada a una silla con alguien trazando una daga en mi piel y riendo de forma enloquecida mientras me ve sufrir.
—¿Crees que te dé tiempo a llegar a clase? —preguntó Tamara mientras calzaba sus zapatillas.
—Sí, solo me va a tomar un par de minutos, distrae al profesor en el pasillo si no me ves aparecer—. le dije mientras abría la laptop y buscaba el archivo de la presentación.
Tamara tomó sus cosas y salió de la habitación dando pequeños saltitos.
A los segundos se devolvió asomando la cabeza por la puerta.
—Meredith, hay un papel en la puerta con tu nombre.
Extrañada me puse en pié y caminé hacia la puerta, pude ver la silueta de Tamara alejarse por el pasillo.
Tomé el papel en mis manos, era un sobre blanco con mi nombre escrito en una letra desgarbada.
Cerré la puerta y me dispuse a abrír el sobre
Una llamada proveniente de mi teléfono celular me detuvo de la acción.
Miré la pantalla y el nombre de mi padre reflejó en esta, sin más coloqué el sobre sobre la cama y le respondí:
—Hola papá, ¿que sucede? —. Pregunté confundida por su llamada, lo usual era que hablara con él por la tarde, cuando salía de las clases.
—¿Dónde estás en este momento? —. Interrogó con voz trémula.
—Estoy en la habitación, iba de salida para el campus, ¿todo está bien? —. Había algo extraño en la manera en que hablaba.
—Mere no salgas de la habitación, cierra la puerta y asegura las ventanas, ya hablé con los oficiales de Woodscoin, deben de estar en camino.
—¿Papá pero qué es lo que está sucediendo? —. No me gustaba la situación que me estaba planteando .
—Nicolas está vivo, le han visto rondando el pueblo y no sabemos cómo consiguió tu dirección. Hemos recibido una llamada anónima diciendo que estarás en peligro.
El celular cortó la llamada. Inmediatamente me fui a poner los seguros en la puerta.
De repente todos mis miedos volvían a hacer presencia.
Un poco asustada miré hacia el sobre colocado encima de la cama. "que no sea lo que estoy imaginando", pensé mi tras tomaba el sobre y lo abría.
El primera estancia había pensado que era un aviso del comité de teatro, ahora todo iba relacionado al pasado.
Desplegué el aviso y leí lo que contenía.
Pero no es un aviso, es una nota. Con las mismas letras que escribieron mi nombre ponían en color rojo:
Te encontré.
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Editado: 29.06.2018