Obsesivo Enamorado

Capítulo 9

Terminaba de contornear los ojos de aquel rostro que estaba dibujando desde no hacía mucho tiempo. Lo observó y se disgustó ante la figura; regañandose mentalmente comenzó a borrar dicho dibujo.

Estaba nerviosa, era bastante obvio, y no solo porque era el tercer dibujo que no resultaba salir bien, si no porque estaba tiritando prácticamente y mordisqueaba sus uñas pensando en lo que podía suceder, imaginando situaciones que lo más probable era que no sucederían e intentaba encontrar una razón para haber dicho que sí a la invitación. Pero quizás no era del todo malo, recuperaría su bolso e iría a cenar con un hombre muy atractivo y que la trataba muy bien, pero ese era el problema de Margot. Iba a cenar con Cameron. Y por más que quisiera alejarse de él no lo conseguía todas las veces sucedía algo y terminaba con Cameron.

Se levantó de la silla, se acomodó su vestido negro que hacia lucir aún más clara su piel y se colocó frente al espejo mirándose de pies a cabeza. Recordó lo que Cameron le había dicho y comenzó a reír ante aquel comentario:

«Y además quiero que uses un vestido igual de sexy como el de la primera vez que te ví, si no, no hay trato»

¿Y el trato? Era que Margot debía ir a cenar con Cameron para que le devolviera su bolso, o si no de lo contrario, según él, no lo haría.

—¿Siempre será así de romántico? —dijo Margot sarcásticamente, mirándose en el espejo.

Pasaron varios minutos más, Margot caminaba en la habitación, se sentaba, se miraba en el espejo, estaba demasiado ansiosa y los minutos pasaban demasiado lentos. Había hecho varias cosas durante el día esperando a que llegara la noche. Llevó a Dylan a su casa en Malibú, almorzó allí; regresó a Los Ángeles, hizo algunas tareas que tenía pendientes, entre otras cosas y las horas no pasaban para ella.

Faltaban diez minutos para que dieran las nueve, la hora que Cameron le había dicho que pasaría a recogerla, cuando se escucharon tres golpes en la puerta. Sonrió inconscientemente, se acomodó el cabello y abrió la puerta esperando encontrarse con Cameron, pero no era él precisamente, si no que se trataba de Connor. Se sorprendió demasiado al verlo, al ver como tenía su rostro golpeado; tenía el ojo izquierdo algo morado, un corte en la mejilla y en el labio, además de que su camiseta azul tenía una mancha de sangre bastante grande, aunque también podía ser alcohol porque Margot notaba, más bien se notaba a kilómetros que Connor estaba ebrio, no solo por el olor que salía de él, si no porque apenas podía mantenerse en pie.

—¿Qué te sucedió? —preguntó Margot un tanto preocupada pero sin olvidar el echo de que estaba enfadada con él.

—Yo nada hice. Estaba en un bar y unos gigantes llegaron a golpearme —dijo—. Lamento dejarte sola anoche.

La cara de Margot cambió completamente cuando vio el ascensor abrirse y ver a Cameron allí. Sintió nervios; a pesar de que ella no debía de ocultarse de nadie, después de todo no salía con ninguno de los dos, sin embargo, era bastante obvio que Cameron era demasiado celoso y que la había tomado como un objeto personal, la había tomado como suya; y considerando que Connor estaba ebrio y ella no sabría cómo reaccionaría ante cualquier provocación por parte de Cameron la hacia sentir aún más nervios.

—Ve a tu habitación, duerme y mañana hablaremos de lo que sucedió, ¿de acuerdo? —le dijo rápidamente a Connor.

Antes de darse cuenta Cameron estaba de pie junto a Connor, lo miraba fulminante y con algo de duda quizás, de seguro por como tenía su rostro.

—Margot, nos vamos —no había sido una pregunta, si no una orden.

Solo una vez que habló, Connor se dió cuenta de la presencia de Cameron allí. Giró quedando frente a él. Eran de la misma estatura, y ambos tenían una mirada fulminante en sus ojos.

—No le hables así —le dijo Connor con firmeza a pesar de estar ebrio.

—Connor no —interrumpió Margot interrumpiendo así una posible pelea—, está bien. Saldré con él, no te preocupes. Ahora ve a tu habitación, mañana hablaremos.

Connor le sonrió, se acercó y le besó la mejilla, luego se fue, dejando a Cameron y Margot solos allí.

Margot no sabía que decir, pero Cameron no parecía alterado ni nada.

—¿Nos vamos, linda? —preguntó Cameron con total serenidad en su voz.

—Si —respondió—. Solo deja que busque mi... —recordó que Cameron tenía su bolso— Olvídalo.

Cerró la puerta de la habitación escuchando la risa por parte de Cameron y ella no puedo evitar comenzar a reír de igual manera.

Una vez que llegaron al lugar, ambos bajaron del auto. Era un lugar bastante común, ni tan elegante como a los que solía ir con Maia para alguna fecha especial, ni un lugar de muerte como el que ella pensaba que Cameron la llevaría, teniendo en cuenta que supuestamente no podía exponerse mucho ante las personas y el tipo de lugares a los que él suele frecuentar.



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Editado: 30.05.2018

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