Obsesivo Enamorado

Capítulo 13

Margot permaneció en el balcón con la mirada perdida en la ciudad, estuvo el resto de la tarde allí, vio como el sol se escondía y la ciudad se iluminaba, mientras pensaba en todo y a causa de esos pensamientos algunas lágrimas se escapaban de sus ojos, corriendo por sus mejillas y perdiéndose al caer, de igual manera en la que ella estaba completamente perdida. Nada tenía mucho sentido en su vida y mucho menos en ese momento. Sentía amargura, sentía tristeza pero principalmente sentía confusión. Todo estaba confuso otra vez.

Un frío viento se hizo presente en la ciudad, y al chocar con el cuerpo de Margot provocó un escalofrío, sólo en ese momento se dió cuenta de que ya había oscurecido y que había pasado el resto de la tarde allí, pensando y llorando, aunque eso es todo lo que hacía últimamente.

Se alejó de la barandilla y se adentró en el apartamento cerrando la puerta del balcón. Allí no estaba precisamente cálido, sin embargo no entraba ese frío viento. Se dirigió a la mesa de café donde estaban todas las hojas y su celular, su intención era tomar su celular e irse, pero no pudo contener el impulso de tomar las hojas que contenían aquellos mensajes. Las vió sin leerlas y se dirigió a la cocina, allí tomó una caja de cerillos y volvió a salir al balcón. Encendió uno de los cerillos y comenzó a quemar las hojas, y a pesar de que su tarea se dificultó un poco a causa del viento, logró quemar esos papeles, viendo como el viento se llevaba las cenizas esparciendolas por cualquier parte.

Volvió a entrar en el apartamento, dejó la caja de cerillos en su respectivo lugar y volvió a la sala, donde tomó su celular y se dirigió al ascensor. Pero antes de presionar el botón, este se abrió dejando ver a Stephen. Traía alrededor de cuatro o cinco bolsas en sus manos, todas las bolsas eran de tiendas de ropa.

Margot se hizo a un lado y Stephen avanzó entrando en el lugar.

—Mar, esto te lo envía el señor Black —le tendió las bolsas y ella las tomó—. Dijo que debes asearte y vestirte con lo que te guste de todo eso.

—No, Stephen —respondió Margot dejando las bolsas sobre el suelo.

—Por favor, Margot. Ya me ocasionas demasiados problemas con el señor Black, principalmente a causa de huir del hospital. Colabora con esto —dijo Stephen y Margot asintió de mala gana.

Margot tomó las bolsas y se dio media vuelta para dirigirse al baño, pero luego recordó que no conocía ese apartamento y volvió a darse media vuelta.

—Por el pasillo, la segunda puerta de la izquierda es el cuarto de baño, y la puerta del final es la habitación —dijo Stephen antes de que Margot hablara.

Caminó por el pasillo y dirigió a la habitación. Al abrir la puerta Margot se quedó sorprendida de lo espacioso que era el lugar, tenía una cama en la que fácilmente entraban tres personas y estarían cómodas, un televisor gigante, como todos los demás; un sillón y un armario del cual las puertas eran espejos.

Dejó bolsas sobre la cama y luego salió de la habitación para dirigirse al cuarto de baño. Entró en él, abrió el agua caliente y luego la fría para que estuviera tibia, llenó la tina y se quitó la ropa quedando completamente desnuda para luego meterse allí. Se dió un baño rápido y luego salió del cuarto de baño. Caminó por el corredor y entró en la habitación nuevamente.

Comenzó a sacar la ropa de las bolsas en dos de ellas habían zapatos y botas, en la otra había una pequeña variación de lencería en tamaños y colores, y en el resto de las bolsas había ropa. Al verla recordó que Cameron le había dicho que no debía usar vestidos ni faldas, pero allí había una, aunque era un tanto larga.

«Le haré unos pequeños ajustes» pensó Margot mientras la sostenía en sus manos.

Buscó unas tijeras pero en la habitación, evidentemente, no las encontró. Fue rápidamente al baño, las buscó allí y si las encontró. Volvió a la habitación, se midió la falda y también midió por donde debería cortarla y lo hizo.

Luego de arreglar la falda, se colocó la ropa interior, un conjunto negro de encaje; luego se colocó la falda, un crop top rojo y unas botas negras que llegan hasta su rodilla. Se maquilló de manera no muy llamativa y se cepillo el cabello.

Miró su imagen en el espejo y le gustó lo que veía así que simplemente salió de la habitación y dirigió a la sala donde Stephen la esperaba.

—Stephen, ya estoy lista —dijo llamando su atención.

Stephen se levantó del sillón, la examinó de pies a cabeza y sonrió.

—Sabes que el señor Black se enfadará al verte así vestida —levanté mis hombros como respuesta—. Vamos, Mar, tardaste una eternidad.

Stephen llevó a Margot hasta donde sé realizarán aquellas carreras ilegales y la llevó a donde estaba Cameron. Stephen bajó primero de la camioneta y abrió la puerta trasera para que Margot bajara. Ella no pudo evitar reír ante aquel gesto de Stephen.



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En el texto hay: mafiosos, amor obsesivo, amor celos acoso

Editado: 30.05.2018

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