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De: Psicópata acosador.
Maldita zorra, mataste a uno de mis mejores hombres. Y si, sé que tú disparaste el arma.
Pronto recibirás un presente que te envié. Espero que lo disfrutes.
Te arrepentirás de lo que hiciste.
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—Mataré a ese imbécil —dijo Cameron elevando la voz.
Si, así había comenzado el día de Margot. Un mensaje de aquel psicópata amenazando con hacerle daño; Cameron estaba furioso, había tirado al suelo el pequeño televisor y un florero quedó hecho pedazos también. Sin mencionar la pelea que tuvieron al menos una hora antes y por lo que ella continuaba enfadada.
A los pocos minutos de lo sucedido, cuando ambos aún estaban con los nervios a flor de piel, Margot recibió una llamada. Y al ver de quién era sintió más nervios que con el mensaje.
—Todo está bien, no sientas nervios y responde —dijo Cameron tocando el botón verde en el celular.
Margot dió un suspiro y habló.
—Maia, que sorpresa, ¿qué sucede?
—Mar, Luke está muerto. La policía llamó y dijo que se había suicidado en su auto.
La voz de Maia estaba entrecortada por el llanto.
A Margot le dió un vuelco el corazón escuchar a su hermana así, la culpabilidad la invadió por completo, otra vez, y no pudo evitar que algunas lágrimas rodaran por sus mejillas. Ella no lloraba por la muerte de Luke, sino por el hecho de escuchar a su hermana en ese estado, en pensar si el pequeño Dylan ya sabía sobre la noticia, y principalmente porque asesinó a un hombre.
Miró a Cameron, éste pasó sus pulgares por los ojos de Margot limpiando las lágrimas y le dió una forzada sonrisa que parecía de compasión.
—Maia, estoy en Nueva York, pero tomaré el primer vuelo e iré. Tienes que tranquilizarte, piensa en Dylan.
—¿Qué haces en Nueva York? No importa. Te necesito Margot, por favor ven pronto.
Margot finalizó la llamada y automáticamente Cameron la abrazó
Por su mente pasaron muchas situaciones en las que Maia se enteraba de lo que había hecho, se había imaginado golpeada, llorando y hasta siendo esposada. Pero sabia que eso no iba a suceder por el simple hecho de que Cameron la protegía, a pesar de que ella no quisiera su protección.
—¿Cómo haré para mirar a Maia? —preguntó Margot— ¿Cómo haré para ocultar este hecho tan grave? ¿Y si me descubren? —susurraba aún en los brazos de Cameron.
—No pienses en eso, cariño.
—¿Cómo no pensarlo? Quiero decírselo ahora —respondió Margot—. Nunca le he mentido a Maia, siempre le dije la verdad, pero ella no me creía la mayoría de las veces.
—Yo estaré contigo siempre y si es necesario decir mentiras lo haré por ti. Haré lo que sea sólo para verte sonreír —Margot lo miró y al reaccionar ante el hecho de que lo abrazaba decidió alejarse de él.
Pero, eso fue en la mañana. En ese momento estaba con Stephen en el que era es su estudio de arte. Llevaban alrededor de una hora allí; la música sonaba de fondo, Margot preparaba el color de pintura que creía necesario para los edificios, y Stephen estaba sentado en silencio, durante momentos observaba a Margot y durante momentos respondía mensajes por su celular.
Margot estaba concentrada pintando detalladamente cada edificio, tan concentrada que no notó el hecho de que Stephen la llamaba por su nombre, hasta que se levantó del sillón y tocó el hombro de la chica.
—Margot, en cuarenta minutos sale el vuelo.
Margot dejó el pincel y la paleta apoyados en el atril y se levantó de la silla quedando frente a Stephen.
—¿Irá Connor? —Stephen negó— ¿Entonces iré sola con Cameron?
—Como cuando vinimos aquí. Margot, ¿me permites decirte algo? sea como amigo tuyo o de Cameron —la chica asintió—. Sé que fue duro pero no puedes enfadarte con Cameron por eso, pido que le des una última oportunidad. Hace tanto que no veo a Cameron sonreír como cuando esta contigo.
La puerta se abrió, interrumpiendo lo que Stephen decía, y Cameron apareció por allí, indicaba que era momento de que salieran del "estudio", indicaba que era momento de ir al aeropuerto para regresar a Los Ángeles.
Margot pensó que ya era momento de regresar, había pospuesto durante varias horas el viaje de regreso, pensó en que era momento de enfrentar las consecuencias de lo que había hecho y no había peor castigo que el tener que ver a su hermana y fingir que no sucedía nada.
—Cariño, no estés así. Sé que fue un viaje corto y lleno de emociones, pero en cuanto todo esto termine volveremos.