Ocaso de una melodía

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- Eva... Pareces una piltrafa- fue lo primero que Koni me dijo al entrar al instituto. Mi dulce y adorada Koni...

Llevaba cerca de tres años trabajando en el mismo lugar y aun me asombraba la sinceridad y falta de tacto de mi socia y compañera de trabajo.

- Fue él, no? Volviste a soñar con él?- arremetió de nuevo.- Deberías ir de una vez y buscarlo... Deja de torturarte! Y por Dios! Usa corrector de ojeras!

Resuelta a no dejar pasar el tema, Koni me siguió por el pasillo iluminado del lugar. De las paredes blancas colgaban fotos enmarcadas de varios ex alumnos que nos devolvían su reflejo mientras Caminábamos a la par.

- Ojalá fuera tan fácil... Tendría que suspender las clases, pasar horas en un colectivo, y para que? La ultima vez que me fijé ni siquiera seguía viviendo allí...- me excusé abriendo una puerta con la placa dorada donde se leía mi nombre: Eva Miller.

- Como digas, pero de verdad... Nunca vas a estar tranquila si no soluciones eso. Además, cuanto tiempo pasó ya? Diez? Once años? Nadie guarda rencor tanto tiempo...

- No sé Koni... Me asusta encontrarlo, y no hacerlo también. Que podría decirle? Además ya lo he intentado, y hasta donde sé, se esconde de mi!

Recordaba todos y cada uno de los intentos: a los 18 volví por primera vez, y después lo hice una vez al año hasta que cumplí los 23, cuando me resigné a la cruel realidad: o él nunca volvió o definitivamente no quería verme.

- Y la verdad pues... Mira, te propongo algo: falta una semana para el concierto del primavera. Por que no te organizas y una vez que termina te tomas unos días?

- Ya... Y que se supone que haga?

- de verdad me preguntas?- un suspiro exasperado escapó de sus rojos labios antes de explicar- pues pones tu trasero en un colectivo y te vuelves al sur. Lo buscas, arreglas tus problemas y vuelves. Aun sin no lo encontraras, no te vendrían mal vacaciones. Juro que a veces mataría a tu madre- me dijo mientras buscaba en el armario las copias de las partituras que estaban ensayando, la verdad es también lo he considerado un par de veces. Lo de viajar digo, no lo de matar a mama, es exhasperante, pero tampoco es para tanto...-dime que lo pensaras, si?

- bueno... Si lo pones así... Pero no prometo nada.- le dije tomando las copia de sus manos y plantando un sonoro beso en su mejilla.

- ah! Lucas llamó otra vez. No se da por vencido, no?

No pude evitar hacer una mueca y en calma y silencio me dirigí a mi primera clase: Lenguaje musical I.

El resto del día transcurrió sin demasiadas complicaciones, y aunque Koni volvió a tocar el tema un par de veces, aun no tomaba ninguna decisión al respecto. La idea de que él se oculte de mi todavía me resultaba muy dolorosa y dañina, aun después de tantos años.

Cada vez que pienso en volver a ese lugar a mi estómago se le da por pegar brincos, así que ocupo mi tiempo al máximo siempre que le era posible. Si, ya sé... Aburrida. Y aunque parezca extraño, no es así.

Y lo cierto es que me va bastante bien.

Tengo un departamento muy bonito en el centro de la ciudad, unos padres que, a su manera, me aman y apoyan siempre, un trabajo que me llena de satisfacciones y un novio, que me adoraba. Lucas: la perfección hecho hombre, el apuesto caballero sueño de toda mujer... Literalmente, también era el sueño de su nueva vecina, la rubia con quien lo encontré besándose.

Pensándolo bien, tal vez podría ir tachando al novio de la lista...

 



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En el texto hay: viajes, reencuentro, primer amor

Editado: 15.03.2019

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