Ocho Notas Para Enamorarte

Capítulo 2

- ¡He niña!, deja de soñar despierta y atiende la mesa número cuatro. –La voz de mi jefe me saca de mis pensamientos. Jhon suele ser un buen tipo, atiende bien a los clientes y es accesible cuando los empleados tenemos algún problema personal, pero le molesta bastante que no hagamos bien nuestro trabajo o que perdamos el tiempo en otro asunto que no sea el atender bien a los comensales.

-Lo siento Jhon, enseguida los atiendo. –dije caminando en direccion a la mesa cuatro. –Buen día, bienvenidos a “La cocina de Jhon” mi nombre es Julieta. ¿en qué puedo servirles? –Jhon siempre nos insistía en que debíamos de atender a las personas con una sonrisa, aun si estos eran pedantes y groseros con nosotros, el restaurante tenia esta ideología de “el cliente siempre tiene la razón”, cosa que los volvía aún más groseros y pedantes de lo que ya lo eran.

Las personas que estaban en esta mesa no eran la excepción.  En ella se encontraban una pareja de ancianos, un hombre rondando los cuarenta y una mujer que supongo es su esposa. A un lado de ellos habia un joven de unos dieciocho años despeinado y con cara de no querer estar aquí.

-¡Vaya!, hasta que por fin alguien aparece a tomar nuestra orden. –dijo el hombre con tono sarcástico y falsa felicidad. Yo solo trate de guardar la calma y mostrar mi mejor sonrisa fingida.

-Lo lamento mucho, tomare su orden.

-Bien, nosotros –dice incluyendo a la pareja de ancianos y a la mujer a su derecha. –pediremos el especial del día, tambien queremos una ensalada grande y por favor asegúrate que no tenga tomate, una orden de alitas para el joven y cinco vasos de agua.

- ¿Eso sería todo?

-Si, por el momento seria todo. Espero señorita, que nuestra comida no tarde tanto en llegar a nuestra mesa. –dijo de manera lenta, como si yo no entendiera las indicaciones.

-No se preocupe señor, me encargare de ello y una vez más le pido disculpas por la tardanza.

Me retiré de ahí lo más rápido que pude para entregar la orden a los cocineros, la verdad no me molesta las personas asi, pero tampoco me agrada atenderlos, su actitud me recuerda a Elena y como tuve que aprender a ignorar estos actos de “superioridad”.

-JJ, pedido para la mesa cuatro. Te recomiendo que le des prioridad, los clientes son unos P.P.C.

-En seguida los tendré listos Juli. –dijo Jerry asomando su cabeza por la abertura de la pared que conectaba a la cocina.

Entre nosotros llamábamos P.P.C (posible problema en camino) a los comensales que por sus actitudes o malos comentarios podrían ocasionar problemas durante su estadía en el restaurante, por lo que procurábamos darles prioridad y que se fueran rápido del lugar.

Hoy era viernes y como era costumbre, en el restaurante se abría un espacio de micrófono abierto para que cualquiera pudiera subir y mostrar su talento. Esta noche seria especial ya que habia logrado convencer a Marco de que subiera a cantar delante de todos. No acostumbraba a cantar delante de nadie, solo lo hacía conmigo y yo me dedicaba a escuchar su hermosa voz y admirar el gran talento con el que habia nacido, con el tiempo me interese tambien en la música, pero no tanto en el sentido de cantar sino en el de componer. En mis tiempos libres suelo tomar mi libreta y escribir lo que siento o ideas que llegan a mi mente, la forma en la que las palabras se juntan, la manera en la que los versos van tomando un camino propio y al final se convierten en inspiración o ayuda para alguien más, simplemente me encanta. Marco me ayuda con las melodías de algunas de ellas, a veces bromeamos con crear nuestra propia banda de dos donde el seria el intérprete y yo la compositora de todos nuestros futuros éxitos.

- ¿En qué tanto piensas?, escuche que hace rato Jhon te regaño por lo mismo. –dijo la familiar voz de Marco.

- Solo pienso en lo fabulosos que te verás en el escenario y en la gran cantidad de admiradoras que te echaras a la bolsa despues de tu presentacion. –dije mostrándole una sonrisa. Esta noche él vestía unos jeans negros, una camisa blanca, su chaqueta de mezclilla azul claro y unos converses rojos. El típico estilo de Marco.

- Tampoco nos apresuremos tanto, aún no eh puesto un pie en ese escenario y ya siento nauseas. –dijo haciendo ademan de querer vomitar.

- Vamos, te ira genial. Eres el mejor cantante que escuche en mi vida.

- ¿Incluso mejor que Romeo?

- Mucho mejor que él.

Romeo era el cantante de moda en estos dias y todos hablaban de él, no habia nadie en el pueblo que no lo conociera. Las típicas revistas de chismes cuentan que los productores dieron con el gracias a un cover que subió a las redes de la cancion “Perfect” de Ed Sheran y desde entonces lo unico que ha hecho es subir a la sima posicionándose como uno de los mejores canta-autores de los últimos años, y estaban en lo correcto. Su voz simplemente era un deleite para el oyente y sus letras eran tan profundas que no podias evitar tener miles de sentimientos al escucharlas. Yo admiro su talento para escribir, a veces me pregunto si en verdad ha experimentado todos los sentimientos con los que tanto fervor escribe.

-Sé que mientes para que no esté tan nervioso, pero te agradezco el gesto. –ambos reimos ante el comentario, simplemente era Marco siendo Marco.




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