CAPITULO ONCE
Sofía (mamá de Lucí)
Intento tomar el vaso de agua que esta junto a mi cama, pero al estirar mi brazo un dolor agudo hace contraerme y por el movimiento brusco tiro el vaso y la jarra haciendo un ruido exagerado, “me he vuelto tan inútil y solo les causo dolor a mis hijos”, mi hermosa Lucí con esos hermosos ojos azules cada vez que me ve tiene ternura en ellos.
El dolor atraviesa todo mi vientre y hace que, de gritos de agonía, no puedo soportar más este sufrimiento, si me voy sé que mis hijos lloraran y les are falta, pero al irme solo dejo un vacío ellos podrán seguir adelante, ellos seguirán y me recordara, mi mayor temor es que me recuerden postrada en esta cama, escucho la puerta del cuarto abrirse y su voz llena todo. Esa voz que deje de escuchar por muchos años, ella sigue creyendo que nunca me entere de lo que le hizo el desgraciado de su padrastro, ella cree que fue el quien nos dejó, pero eso no fue así.
El día que me enteré de que había abusado de ella, lo saque a patadas de mi casa y pelee por la custodia de mis otros hijos para que nunca les haga daño, espero se mantenga de esa forma para toda la vida de mis adorados hijos, no lo pude hace con Lucí, pero si lo voy hacer con mis pequeños
-Mami – está preocupada lo veo en sus ojos, desde ese día perdió el brillo en ellos – ¡no te muevas! – su vestimenta no parece de una joven de 22 años, viste con ropa floja, su cabello tan hermoso siempre lo mantiene en una cola sujeta, es realmente doloroso que viva infeliz.
Un nuevo calambre invade mi cuerpo y doy un grito, ella sale lo más rápido que puede con sus muletas al baño y yo solo puedo verla pue el interminable dolor regresa y no puedo articular palabra alguna, solo mas gritos invaden mi boca.
-Aguanta mami, Aguanta ¡por favor! – su voz se escucha preocupada, esta triste, ella sabe que pronto se terminara todo esto “yo lo deseo con todo el corazón”, sale y en una mano lleva un vaso – tendrás que ser fuerte porque como estoy no puedo moverme muy rápido – y me brinda una sonrisa, pero sus ojos no brillan con ella, su dolor es perceptible
-Lucí – esa voz la conozco, es Vicky su mejor amiga, yo adoro a esa niña si no fuera por ella mi hermosa hija no habría salido, airosa de todo su dolor – ¡rayos!, te ayudare – me mira y su sonrisa se hace de lado, no la culpo seguramente sigue enfadada conmigo por hacer que Lucí se haga cargo de sus medios hermanos - ¡Buen día Doña Sofia! – termina de entrar y cierra la puerta tras ella
-Pásame, la caja que esta sobre la mesa de noche – Vicky toma la caja y saca una pastilla de ella y se la entrega a mi niña – bien ahora, hay que sentarla – los ojos se le hacen grandes y solo asiente con la cabeza
-Con cuidado, Doña Sofia – me toma por debajo de los hombros y sube a la cama para sentarme, me coloca las almohadas y quedo sentada - ¿se encuentra bien así?
-No te responderá – dice Lucí en un tono muy triste y veo como sus ojos se comienzan a inundar de lágrimas, me duele ver la sufrir, intento mover mis labios y articular palabras, pero solo logro que salgan quejidos - ¡calma! – me pone la pastilla en los labios y trato de llevarla a mi lengua – toma, esto ayudara al dolor – me alcanza el vaso colocando lo en mis labios, lo empuja con cuidado hasta que el agua entra en mi boca y trago con la única fuerza que me queda sentí como llegaba a mi garganta y hacia todo su recorrido
Vicky fue por algo para limpiar lo que yo regué y ella se sentó en mi cama me miraba con mucha atención, ella siempre viene a platicar conmigo y esta vez no fue la excepción
-Mami, estoy muy contenta ya se termina la semana y solo me queda una con el inmovilizador puesto, y podré moverme con facilidad – vi que existía un poco de dolor en lo de su pie, pero no era respecto al dolor sino algo implicado a ello, algo que le afecta – el cumpleaños de los demonios es este sábado, los quiero llevar a todos a comer a algún lugar bonito – ella siempre ha estado preocupada por cada uno de sus hermanos, su papá murió cuando ella tenía 6 años toda su vida lo ha extrañado, después de eso pasaron muchos años y me case y forme una nueva familia que fue, destrozada por un desgraciado, todo este tiempo me lo he reprochado, eso causo el dolor que lleva mi bella Lucí en su corazón – ¡debes tomarte todos tus medicamentos! Para estar bien el sábado y salir con nosotros, no puedes faltar al cumpleaños de tus dos engendros – con el medicamento el dolor había comenzado a disminuir y una sonrisa se formó en mis labios - ¡bien!, sé que lo vas hacer – su voz está más tranquila – les puedo regalar una batería – y rio – para que nos mantenga despiertos toda la noche – negué con la cabeza, de todos mis hijos esos dos revoltosos mantendrían al barrio entero despierto – ¿creo que pensare en otro obsequio! – la puerta se abrió y todos los revoltosos como los llama Lucí llegaron y se lanzaron a mí con sus abrazos, besos, brincos y gritos - ¡ahora sí, la mañana está completa! – dijo ella en una gran sonrisa, pero esta vez sí note que un brillo llego a sus ojos, es lo único que la mantenía de pie, sus endiablados hermanos que adoraba con toda su vida
-A comer todos o llegaran tarde al colegio – les ordeno y todos salieron corriendo gritando y tirando besos, Lucí se puso de pie y me vio – tu otro medicamento – le extendí la mano y ella sonrió – bien, lo aras tú.
Se quedó en silencio y me dio cada uno de los medicamentos que me correspondía como cada mañana, Loli llego con mi bandeja de comida, me dio un beso de despedida, se despido de su hermana y salió corriendo para asistir al colegio, se veía hermosa con su uniforme, después del coctel de pastillas puede articular unas pocas palabras
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Editado: 05.07.2021