CAPITULO DOCE
-Por un condenado ¡infierno!, - tomo aire lo más rápido que puedo para seguir gritándole a Vicky - ¿Cuál es tu mendigo problema con que tenga el cabello sujeto en una cola?
-Ya cállate todos te están viendo – vi alrededor y todos tenían sus ojos puestos en mí, pues estaba en uno de los salones de belleza más reconocido de la zona, esta mujer pretendía matarme y hacer mi muerte lenta y agonizante
-Me da lo mismo que todos estos tontos, me mire – y los vi a todos con furia en mis ojos, de inmediato regresaron a lo que estaban haciendo – No, me cortaras el cabello, no me tinturaras o cualquier otra estupidez que se te ocurra – tome las muletas y me comencé a girar, pero ella se puso en mi camino y se cruzó de brazos
-No te lo cortaran, solo quiero que te lo recojan de otra forma y tus hermosos cabellos se vea distinto a como lo has llevado desde hace doce años ¡idiota!
-No, no, no y no – mi cabello es largo, negro y espeso es lo que necesito en el club
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Han pasado dos horas de que estoy sentada en esta estúpida pero cómoda silla, estoy atada de manos literalmente en los reposabrazos la silla esta inclinada hacia atrás y tengo a tres personas sobre mí una trabaja en mi cabello, lo lava con un shampoo que huele a almendra y miel, otra tortura mis pies y otra tortura mi cara aplicando cosas en ella cada vez que puedo me muevo y hago que su trabajo sea difícil
-Demonios Lucí, te puedes mantener quieta o te noquearé para que dejes trabajar al equipo de Linda – dice muy amenazante Vicky, no la puedo ver pues tengo dos grande pepinos en los ojos y ahora siento como una correa paso por mis hombros
-Te juro que cuando salga de este maldito sillón, te romperé mi muleta ¡Victoria! – le digo lo más gruñona que puedo, desde que inicie a estudiar en diversificado (son los estudios antes de la universidad), me ha querido enseñar a maquíllame, vestirme como una señorita como dice ella, por un par de meses puede decir que el proceso inicio pero jamás llego a su final pues paso lo de Erick y de nuevo retome mi vida, me vestí con mi habitual ropa, y las veces que use falda era porque el uniforme así lo exigía. Desde que tuve mi media transferencia al colegio militar las cosas se alinear en un porcentaje en mi vida
-Cuando termines me adoraras – dijo y sabía que en sus labios había una gran y estúpida sonrisa por lograr su objetivo
-Victoria, tengo clases hoy – deben ser como las dos de la tarde, de casa me saco como a las once con algo de minutos y para llegar hasta acá no la paso nada bien debo decir porque me encargue de hacer que diera mil vueltas antes de llegar aquí y, la discusión que tuvimos duro otra hora – no puedo llegar tarde, debemos irnos
-No – dijo con un tono de autoridad – hoy tienes feriado, el Arquitecto no llegara a dar clase eso fue lo que mando Dinora en un mensaje a tu teléfono – intente moverme para revisar donde tenía el teléfono, pero mis brazos seguían atados, solo moví mi cintura para poder sentir el móvil en mis bolas y bingo estaban vacías - ¿Cómo sacaste mi teléfono?
-Se te cayo, en el momento que te sentamos en la silla y te tuvimos que atar – simplemente esto me estaba irritando de tal manera que sentía mis manos en puños y una señorita se quejó y reaccione, rayos me las están arreglando, y Vicky rio – por lo que acabas de hacer pasaras otra hora en ese sillón, si no te relajas mujer podemos amanecer en este sitio– di un suspiro de rendición y solo me quede callada unos momentos
-Bien, lo intentare – dije tragándome cada palabra, al decirlas me dolía la garganta me odiaría al verme echa toda una Barbie, que demonios tiene Vicky en la cabeza para hacerme esto.
Después de no sé cuántas horas, el arduo trabajo de todas las personas que estuvieron sobre mí, jalando, quemando mis cabello, quejándose de cada movimiento que hacía, estaba sentada en esa estúpida silla ya en posición normal y sin los brazos atados y me dieron la vuelta en dirección al espejo, cuando vi mi reflejo era impresionante, mi maquillaje sencillo, lo más natural que pudieron dejar, mi cabello enmarañado estaba con unas suaves hondas y no perdí largo, brillaba, las uñas de mis manos estaban con un tono azul eléctrico cortas y mis manos se miraban blancas
-¡Guau! – no podía hablar, tenía un nudo en la garganta y trague con fuerza para recobrar la compostura y enderece los hombros para tomar valor - ¿Quién demonios está en ese espejo? – todos los ahí presentes rieron y solo sentí que mis mejillas se calentaban y vi en el espejo tornarse rojas.
-Te vez…. Muy guapa – aplaudía con emoción y daba pequeños saltos como un niño al que le dan un premio – definitivamente llamaras la atención – dijo muy entusiasmada pero había algo que ella no sabía, Vicky nunca entenderá él porque mi imagen debe pasar inadvertida y con esto no lograre, deberé de hacer algo respecto a esto - ¿Qué demonios significa eso L-u-c-í-a – dijo mi nombre letra por letra y solo me encogí de hombros para restarle importancia, a mi rostro de incomodidad que ella noto
-Nada, nada – supiere, no quiero que sepa nada, mi trabajo no me lo permite – lo que ya sabes – le digo con una media sonrisa para atajar sus deducciones - y no pienso jugar este juego, - señalo el reflejo de mí en el espejo - intentare a acostumbrarme a este cambio en los días que me quedan antes de regresar a clase – doy un suspiro para alejar mis nervios de verme tan diferente, y agradezco que no haya sido tan radical lo que hizo conmigo, creo que puedo acostumbrarme con mi nuevo cabello y maquillada, pero un cambio de ropa o algo más drástico será espeluznante - pero si no lo logro todo regresare a la normalidad ¿entendido?
-¡Ya lo veremos! – dijo en tono amenazador – ¡habrá cambios en esto dos meses! – dice en tono de malicia que me hacer poner todos los pelitos de punta, rayos no va a parar hasta que vista como ella.
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Editado: 05.07.2021