CAPITULO CATORCE
En su totalidad los niños que ingresaban a la academia militar para estudiar sus años de nivel básico y medio eran hijos de militares, ex militares este era el caso de dos jóvenes uno que ya tenía unos años de estar dentro de la academia el otro joven de casi trece años estaba ingresando por primera ocasión la idea nunca fue de su agrado.
En la puerta estaban de pie Alejandro y su hermano Eduardo el más grande había ingresado a la academia por influencia de su abuelo, su padre era un arquitecto que tenía varios años en el mercado de la construcción y bienes raíces el comenzar un nuevo negocio o empresa.
La muerte de su hermana y su madre rompieron cosas dentro de ellos la convivencia de cuatro hombres en la casa no habían sido fácil pese a que el mayor de los hermanos castillo no pasaba mucho tiempo en casa la situación era invivible en sus momentos de llegada, Alejandro menciono la posibilidad de que ambos fueran a la academia militar para que todos encontraran un lugar como encajar con la vida que les correspondía llevar de ahora en adelante.
Eduardo con un nivel de reticencia aceptable para un niño de catorce años, que no había pasado nada bien sus últimos meses, la entrada estaba llena de niños que como el no tenían uniforme solo una maleta en mano que contenía las pocas pertenecías que podía llevar a la academia, dentro contenía los uniformes de diario y dos de gala.
-Todo saldrá bien – la mano de su padre estaba sobre su hombro – solo serán unos meses
-Puedo regresar en el momento que yo quiera – musito Eduardo para verificar el acuerdo que acepto
- Resiste mínimo unos meses – su abuelo – pero si no estás seguro de quedarte no lo debes hacer, en casa tienes tu cuarto podemos encontrar otra forma
- solo serán unos meses abuelo prometo que regresare pronto solo necesito un poco de espacio
***
Tres años habían transcurrido, del ingreso a la academia de Eduardo no era mala, lo más terrible dentro de ella es que existían un nuevo grupo que al parecer disfrutaba de ciertos privilegios que los internos, ellos solo llegaban a la parte del entrenamiento, los demás deben de acatar el reglamento al pie de la letra, una de ellas es mujer al parecer tiene cierta predisposición a golpear a las personas o eso se rumoreaba por los pasillos cada que se le veía, era hija de un teniente coronel y nieta de un coronel, eso debía ayudar mucho a que le dieran una especie de trato especial.
El horario de todo interno en la academia indicaba a las quinientas horas y culminaba a las dos mil cien horas los externos que eran seis se presentaban a las mil cuatrocientas para sus clases militares teóricas que eran mucho mas rigurosas que las de los internos debido a los tiempos que tenían para recibir las clases.
-En formación – grito el teniente a los dos pelotones que tenia frente suyo, en desventaja uno del otro se podría decir que era por la cantidad de miembros de uno y otro el pelotón externo solo poseía seis integrantes mientras la otra tenía quince si n mencionar la desventaja de que tenía una integrante mujer
- Combatirán uno a uno, un pelotón contra otro – los jóvenes posicionados de pie en filas se giraron para observar las manos de cada uno de ellos se encontraban a sus espaldas en formación, estaban frente a frente – al mencionar sus nombres deberán enfrentarse, tomen en cuenta la cantidad de contrincantes que enfrentarán los externos.
Era un buen consejo tomando en cuenta que le correspondían dos a cada uno quedando uno al aire por lo que las reglas serian del más fuerte.
***
El enojo era el móvil más grande que tenía Lucía en su interior desde lo sucedido con Erick aumentaba el enojo ya contenido, desde el instante que ingreso al colegio se había metido en una pelea donde dos niños mayores molestaban a una niña pequeña que lloraba desconsoladamente, odiaba a todos los hombres que hacían llorar a una niña o mujer a sus trece años de edad no albergaba otro sentimiento que ese, se acercó con las manos en puños empujando a uno de ellos dejando un espacio para levantar a la niña que se hallaba sentada, un empujón en su espalda hizo que se cayera al suelo donde antes estaba la niña de cabellos largos, ese golpe solo incremento su enojo al ponerse de pie pateo torpemente y lanzo golpes, no tenía idea de cómo hacerlo, pese a ello recibió varios golpes que le lastimo el labio y otros golpes en el rostro.
La reprimenda que recibió de su abuela no fue suficiente para que comprendiera que no debía meterse en problemas de ese tipo, Lucían grito y grito para que sus abuelos comprendieran que lo hizo con el único fin de defender a la niña que lloraba.
***
Los años de peleas continuas que enfrento o propicio Lucía le habían enseñado que debía de golpear fuerte y con acierto para no malgastar su energía en este caso debía de hacer su mejor esfuerzo.
Lucía sabía que se había ganado a pulso que la inscribieran en esa academia y mucho más que sus abuelos la mantuvieran ocupada todo el día porque el ir y sentarse con la psicóloga no había resuelto nada o al menos eso creía ella porque no importaba cuantas veces por semana fuera con ella para desahogar su enojo contra el género masculino había dicho ella misma, las cosas siempre salían mal con ellos. La colocación del equipo era reglamentaria por un momento lo lamento el no sentir la piel de la persona que golpearía y hacerlo sin un móvil no le apetecía demasiado al fin y al cabo ella debía hacer su mejor esfuerzo al no golpear a las personas por una mínima equivocación o provocación hacia su persona.
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Editado: 05.07.2021