Caminaba inestable, a cada paso tropezando,tratando de evitar que la desesperación pudiera con sus ánimos y sus fuerzas; estaba cansado, pero no del estudio, no del colegio, ni siquiera de la lluvia que le empapaba la cara, creyó oír su nombre tan cerca que creería que quien le estaba hablando estaba detrás de él, sin embargo, sentía que tal persona estaba tan lejos como para hacerse entender.
En su mente rondaban esas dos personas que ahora eran figuras apenas visibles; un repentino golpe interrumpió sus pensamientos; sacudió la cabeza y mientras se la acariciaba abrió los ojos, fue ahí cuando la vio, aun cuando pensó en que era increíblemente hermosa, no pudo evitar que un nudo en la garganta le cortara la voz; la joven frente a él tampoco pudo evitar sentir la preocupación de él así que también se quedó en silencio y con una mirada de preocupación le ofreció una sonrisa, sin embargo esto no evitó que la situación fuera aún más incómoda. Los segundos transcurrian mientras la lluvia provocaba un ambiente tranquilo Ella rompió el silencio sintiendose no tan segura de que eso fuera lo correcto; Hola, Camilo… llueve a cántaros ¿no?, su expresión tan habitual como tierna, le hizo tomar más tiempo para responder, su mente no le respondia, quería hablarle, preguntarle como le había sido su día, pero;no podía, su voz no salía, se quedaba atrapada en su garganta produciendo un dolor que no entendia el porqué, su boca temblaba abriéndose y cerrándose hasta que al final, se cerraba sin emitir sonido alguno. E-eh sí, claro, supongo que no se puede hacer nada con el tiempo como está ahora, en la mañana hace sol, y por la tarde llueve, es un fastidio.. no pudo terminar de hablar, sus ojos se quedaron viendo a esa chica tan hermosa “porque le intrigaba que estuviera callada”, aunque la verdadera razón fuera solo porque estaba profundamente enamorado de ella desde que estaba en 7mo grado y eran amigos hace más de un año, sabía que le gustaban las cosas , en este momento estaba en 9no grado y su presencia hacia que se estremeciera cada fibra de su ser cada vez que la observaba.
Estás demasiado empapado, te enfermarás; señaló ella… en efecto, todo su uniforme era tenue debido a la gran cantidad de agua que había caído sobre él; ah, eso… no hay problema Andrea, mañana no hay clase y ya falta poco para llegar a mi casa; respondió secamente él, la verdad no quería hablar, le bastaba con estar ahí a su lado y dejar que lloviera todo lo que quisiera y olvidarse de todo lo ocurrido ese día.
Eso es bueno, a mi aun me faltan varias cuadras antes de llegar a mi casa; dijo ella, preocupada; “si quieres vamos a mi casa y esperas a que pare de llover ¿qué te parece?”, ella con una sonrisa lo miró con ternura y pudo el apreciar por enésima vez, sus ojos, ojos que a pesar de la oscuridad brillaban con la tenue luz de las farolas y cuyo color verde encajaban a la perfección con la belleza que la caracterizaba, ojos que reflejaban una pureza de la cual Camilo estaba profundamente enamorado; “claro qu-” intento decir ella antes de que una tercera voz rompiera con la belleza del momento…