Hola soy, Kakashi Hatake Shinobi de la
aldea de la Hoja. Estoy en este bar rodeado de amigos: Gai, Iruka, Asuma, Ibiki, Kurenai, Tsunade Anko, Genma y Jiraiya. No quería venir a esta celebración.
Es el cumpleaños de Ari...
-Hago una pausa, mostrando mi fastidio.-
Ari...Ari...esa chica es el tema a discutir. "La odio"... Literalmente, siempre pensé que era una bruja.
¿Por qué?
Déjenme contarles desde el principio, espero que me entiendan.
Ari fue mi compañera desde la academia ninja. Desde el principio, era una chica alegre, siempre dispuesta a sacar sonrisas con sus ocurrencias. Era la típica payasa del salón. Tan ingenua que todos parecían ver a través de ella y, sin embargo, ella simplemente reía.
Al principio, no me inspiraba mucho. Simplemente no la entendía ni le prestaba atención.
Sin embargo, era una excelente alumna. Sobresalía en el aprendizaje de jutsus, destacándose entre los demás. Realmente, era una persona digna de ser tomada como ejemplo. Lo interesante era que su familia no tenía antecedentes de shinobis. Ari fue la primera en su familia en desear ser ninja.
Después de salir de la academia y convertirnos en genin, Ari y yo terminamos en diferentes equipos. Sin embargo, la vida nos unió de nuevo debido a una tragedia. Óbito nos dejó y,.... en el equipo de Ari, hubo un incidente desafortunado. Ella fue la única sobreviviente, perdiendo incluso a su instructora, Yumiko Hayashi.
Un día, nos asignaron juntos en el equipo 7. No esperé ni un segundo para expresar mi descontento a Minato sensei. No quería a Ari en nuestro equipo, y Rin compartía mi opinión. "No necesitamos a Nadie más", ambos le dijimos a nuestro sensei.
Mi odio hacia ella se manifestaba con fuerza. No quería trabajar con alguien a quien veía como un obstáculo. Pero Minato Sensei habia tomado una decisión y nos aseguró que Ari sería valiosa para el equipo.
Ari se unió a nosotros, y lo que siguió fue una dinámica tensa. Las misiones eran un desafío constante entre nuestras personalidades opuestas.
Ari era indescifrable, y su presencia me llenaba de frustración. Incluso verle la cara me resultaba irritante. Intentaba alejarme de ella y solo interactuar lo necesario.
Durante una misión crucial, fuimos convocados para ayudar a una aldea amenazada por ninjas renegados que les robaban sus alimentos, dejándolos al borde de la hambruna. Los aldeanos hicieron un sacrificio enorme para obtener nuestra ayuda.
En medio de la batalla, Ari se transformó. Luchó con determinación y habilidad. En esa misión en particular pude verla luchando con seriedad, sin hacer sus típicas payasadas,
Su actitud era extraña pero en verdad me agradó, Cuando finalmente logramos el objetivo, nos refugiamos en una cabaña para descansar.
Esa noche, salí a tomar un poco de aire, era una noche fría, y la vi. Estaba sentada sobre unas rocas, mirando el cielo y llorando con una tristeza profunda. La observé por un momento y luego regresé a mi habitación, reflexionando.
Me cuestioné a mí mismo el motivo por el cual no podía soportarla. No pude encontrar una respuesta clara. A pesar de todo, ella nunca me hizo nada malo. Ni siquiera me miraba a la cara; siempre evadía mi mirada, algo que venía haciendo desde la academia.
Esa imagen de ella llorando en silencio me hizo ver una faceta completamente nueva..... ¿Porque lloraba? ¿Será acaso
Por su equipo?
Si, eso debe ser" pensé..
Los días siguientes fueron sumamente extraños. Justo cuando había decidido darle una oportunidad y conocerla mejor, Ari tuvo otro cambio radical. Comenzó a ser aún más frustrante, provocando que fuera imposible entenderla.
Un día apareció en el campo de entrenamiento completamente golpeada: ojos morados, boca y nariz ensangrentadas, un brazo fracturado su estado era terrible. Según ella, había llegado allí para entrenar
¿en ese estado?..... Acaso estas loca? Le dije.
Minato sensei la tomó inmediatamente en sus brazos y la llevó al hospital. Investigamos y descubrimos quiénes fueron los responsables, pero las consecuencias para esos chicos no fueron lo suficientemente severas, incluso yo, a pesar de mi odio hacia ella, lo reconocí.
Afortunadamente, Ari se recuperó rápidamente, pero desde ese día, ella siempre golpeaba a uno de los chicos que la habían lastimado. Esto sucedió en repetidas ocasiones, sin importarle si luego la castigaban a ella. Cada vez que veía a ese chico, lo golpeaba, y nadie lograba detenerla.
Las consecuencias de sus actos empeoraban y el Hokage amenazaba con impedirle seguir siendo una ninja. Sin embargo, Ari nunca retrocedió.
Un día, Minato sensei me encomendó la misión de seguir sus pasos. Nadie había logrado sacarle la razón de su extraño comportamiento.
Entonces sucedió. Se encontró de nuevo con el grupo de chicos y los persiguió con firmeza mientras ellos huían de ella.
"¡Di la verdad!", le gritaba Ari. Yo la seguía de cerca, observando la situación,.
Decidí intervenir:
"¡Ari, detente!", le grité con autoridad, aunque no esperaba que ella me hiciera caso.
Sorprendentemente, se detuvo. Fue la primera vez que alguien lograba interrumpir su intento de confrontación con esos chicos. Me miró a los ojos, pero pude sentir un profundo odio en su mirada.
Esa mirada penetrante, llena de resentimiento, me estremeció. A pesar de que logré detenerla, quedé perturbado por la intensidad de esa expresión. Era como si en esos ojos se reflejara una amalgama de dolor, rabia una mirada tan profunda que me heló los huesos, sin lograr comprender, jamás había visto esa mirada en ella.
En medio del bosque, por primera vez, me encontraba frente a ella, mirándonos a los ojos. Era como estar frente a una completa desconocida.
Editado: 06.03.2024