Ofrenda De Amor (lady Frivolidad) Trilogia Prohibido 1 Y 2

XXI PARTE 1

“Las aclaraciones del corazón son indispensables para continuar.

Nada es lo que parece.

Los sentimientos se confunden, hasta el punto de desear eso que al no poder sentirse se quiera obligar.

Pero es algo que no se puede forzar, y más cuando el corazón manda por encima de la razón.

No obstante despues de aquella aclaración, para continuar por ese mismo sendero hay que dejar atrás aquello que hace de los días sean más llevaderos, y menos superficiales.

Pese a que alejarlo sea un sacrificio que el sentir poco o nada pueda soportar.

No importando que sea por ese mismo afecto que se hace aquel movimiento.

Haciéndote razonar y actuar de manera retorcida, otorgándoles de a poco a las personas inocentes lo que el desenlace de los sucesos acarreara.

Dejando consigo felicidad a la par de desolación.

Sin poder cambiar la percepción.

Porque el vacío opacara la inminente prosperidad, que no es absoluta hasta que la persona más importante regrese para poder darle continuidad a lo que debió ser desde un inicio.

A eso que le llaman plenitud”

 

***********

 

(Beaumont- Louestault)

Paris - Francia.

Babette palace.

Agosto de 1795.

 

El momento habia llegado.

El tiempo de espera para seguir obviando la realidad claudicaba, a la par de que sentía su pecho oprimirse por la separación inminente.

Con el dolor y las lágrimas contenidas al admirarlos como daban sus primeros pasos torpemente, mientras por medio de balbuceos se comunicaban soltando sonrisas esporádicas, al igual que el ceño fruncido del menor de los mellizos por su temperamento algo osco, que hacía que la mayor pese a su corta edad lo molestase, hasta el punto que ásperamente le jalase el cabello hasta hacerla llorar.

Como en ese momento.

Mientras jugaban la susodicha le arrebato uno de sus juguetes predilectos, siendo un caballito de madera que le habia obsequiado el tio Duncan en una de sus visitas hace un par de meses, antes de regresar a Escocia para cumplir con sus obligaciones.

Se levantó de la alfombra en donde se hallaba, para ir al otro extremo de la estancia en el cual se alojaban las cunas y todas las pertenencias de los pequeños, para separarles de la inminente disputa que se estaba efectuando.

— ¡Thierry!— le llamo con tono de ternura, porque con ellos la firmeza quedaba de lado— ¡Suelta a tu hermana querido!— logro que este con sus grandes fanales azules la contemplase, para que despues de un enfrentamiento de miradas hacer lo requerido lentamente, acercándose a la afectada por su accionar, y besando su mano en modo de disculpa por aquel agravio tratar de enmendar el daño provocado.

Por su parte la pequeña Babette que lloraba sin contención, recibió el gesto silenciándose para regalarle una sonrisa acuosa que soluciono el inconveniente, ruborizándose en el proceso.

— ¡Babette!— llamo a la pequeña acariciando el área afectada de su cabello azabache—. Trata de no quitarle el juguete favorito a tu hermano, para que el respete el tuyo princesa y no hallan estos inconvenientes— expreso con delicadeza, apretando uno de su rosados mofletes haciéndola sonreír, mientras se llevaba uno de los dedos a la boca para chuparlo con presteza.

Sabía que no le entendían al completo, porque apenas cumplirían un año pero algo le decía que captaban sus exigencias, no por nada Thierry obedecía sin réplicas de por medio.

No lloraba o trataba de gritarle como Babette cuando sentía que ella le estaba reprendiendo.

Suspiro cuando los criaturas se acercaron a ella tratando de buscar un poco de su calor, y aun a su altura abrió los brazos para recibirles pero en el proceso perdio el equilibrio, y se fue de espaldas con ellos encima provocando que gracias a la alfombra el golpe fuese amortiguado.

De inmediato trato de reaccionar, aun tendida para cerciorarse que los niños solo le miraban con curiosidad en su regazo.

Cuando resoplo dejando caer la cabeza aliviada para toparse con el cielo de la estancia, se cruzó con una mirada verdosa bañada de un brillo de diversión, corroborándole que habia presenciado toda la escena y se estaba conteniendo para no reír.

Al observar como la curvatura de sus labios temblaba no pudo más que dejarse llevar, olvidando aquella congoja que la invadía por unos momentos, permitiéndose disfrutar los últimos instantes con sus hijos.

Fue una risa espontanea que avivo su pecho moviéndolo arrítmicamente, a la par de que los infantes escalaban el cuerpo para ver su faz y comprender que ocurría.

No tuvo más que besos para estos, unos que la única que los correspondió fue la mayor, ya que Thierry se habia puesto de pie, para despues sentarse a un costado y analizar toda la situación admirándola con fijeza.

— ¡Creo que tanto amor logro derribarte!— exclamo su acompañante tomando a Babette, para despues de un sonoro beso que la hizo retorcerse de diversión, dejarla a un lado ayudando a la madre a erguirse—. Al parecer no eres tan invencible— no pudo más que negar divertida, aceptando la mano que este le brindo para ponerse de pie.

Cuando por fin quedaron enfrentados le saludo con un breve abrazo y beso en la mejilla.

Cada día más cercanos.




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