Ojalá Siempre

2

 

—¡El siguiente!—Grito Ale mientras atendía al otro hombre, lo único que no esperaba era encontrarse con la mirada esperanzadora de Vemnet.—Sabes que no debes estar aquí si no compras nada Vemnet.—Agrego a secas, pero al mismo tiempo Vemnet tomo una mentas de la caja de la recepción y las puso sobre la cinta deslizante, Ale se ofreció a escanearlas en la computadora y luego marco el precio—¡Tres dólares Vemnet!—El chico de cabello castaño busco en sus bolsillos y puso el dinero sobre la caja.

—Te necesito Ale, se acerca navidad y posiblemente vaya a hacer una locura, ¿cuento contigo?—Ale entrego las mentas y le indico a Vemnet que avanzara con las manos.—Vamos tío, necesito tu ayuda quiero hacer algo sorprendente.

—No, Ven. Estamos muy ocupados en la tienda y posiblemente no haremos nada más que trabajar por todo este diciembre.—Contestó Ale temiendo que alguien pudiera verlos platicando en sus horas de trabajo. Pero al mirar la cara de Vemnet estaba completamente convencido de que no se iba a ir sin que hubiera algo de problemas— ¡De verdad! Ya compraste por favor vete, o tendré problemas. —Rogo el pelinegro detrás de la recepción. Pero Vemnet se comportó de manera indiferente.

—¿Vas a ir? ¿O armare un escándalo aquí?

—¿No te atreverías?—Ale no quiera retarlo, sin embargo tampoco le tenía miedo, el mismo que creció en su pecho cuando tomo el recipiente que contenía las mentas y amenazó con lanzarlas al suelo y seguir con lo demás. Vemnet mantuvo las mentas en sus manos en un recipiente de vidrio, y enarco una ceja en tono amenazante.—¡No por favor Vemnet!—Suplico Ale— Si lo haces me van a despedir, sabes que necesito el trabajo, sabes que aquí es difícil conseguir algo—Rogo Ale haciendo un puchero nervioso. Vemnet soltó el recipiente pero lo atrapo con su otra mano. El corazón de Ale casi estalla cuando vio caer el recipiente.— ¡no hagas eso!—Apunto enojado.

—¿Vas a ir?—Preguntó Vemnet con dureza.

—¡Vamos no seas así!—Ale se reclino sobre la mesa e intento tomar el recipiente pero Vemnet se alejó dos pasos hacia atrás.—Vemnet no puedo ahora entiéndeme…

—No me importa, iremos el sábado por la mañana, y si no quieres que esta cosa llena de mentas se rompa acepta.—El semblante de Vemnet era serio, no bromeaba al respecto, y Ale sabía que su familia era problemática, llevaba en las venas la sangre zurrona. Ale sacudió las manos para que parara pero en cambio su interlocutor elevo el recipiente hacia lo más alto extendiendo sus brazos. —¡Tú decides!—Sentencio mirándolo a los ojos.

—El sábado voy a estar ocupado.

Vemnet hizo que el recipiente se resbalara un poco por sus manos.

—Iré, iré, iré, pero para por favor.—Ale salió de la caja administradora y se puso delante de Vemnet para luego arrodillarse suplicando. Vemnet ofreció el recipiente a Ale, luego sonrió antes de decir algo.

—Te espero a las diez de la mañana en el parque. Todos estaremos esperándote. Y si no vienes tenlo por seguro que te buscaremos hasta hacerte ir.

Vemnet abandono la tienda llevándose una menta a la boca, Ale por su parte se relajó un poco, mientras se preguntaba que era esa locura que iba a hacer. Vemnet camino hacia el mercado en donde seguramente encontraría a su siguiente conocido que lo ayudaría en esta loca aventura.

—¿Sera peligroso?—Connor con esa pregunta capto toda la atención de Vemnet quien miraba expectante.

—Tengo que decirte la verdad porque eres un gran amigo, los chicos iremos todos, pero no sé si hayan inconvenientes por el camino. La única misión que tenemos es buscar el árbol. El mejor y más grande.—Comento mientras se probaba uno de los sombreros al estilo vaquero que ofrecía la tienda de su otro amigo. Connor espero en dar una respuesta mientras pensaba, Connor era uno de los amigos más viejos de Vemnet y aunque nunca salían mucho, era de esas relaciones con las que podían contar sin necesidad de explicar una plegaria. El chico era alto, de piel clara y con musculatura decente, acompañado de un pelo castaño tan claro que podía pasar por rubio fácilmente.

—Son las tierras en donde falleció tu padre.—En la conversación irrumpe una voz imponente y clara. Ambos muchachos miraron hacia el hombre que los interrumpía, vestía con elegancia y portaba un sombrero de vaquero.

—¡Papá!—Exclamó Connor haciéndose para un lado.— ¿Cuándo llegaste no debías ir a la ciudad para comprar suministros?—Pero el señor ignoro toda conversación y se dirigió hacia Vemnet.

—No vayas a ir solo muchacho, no sabes lo que hay en esas fronteras.—Ordenó exigente.

—No iré solo, y tampoco moriré.—Dijo y la conversación se silenció por unos minutos.

—Ten cuidado.—Espetó el padre de Connor antes de despedirse— Lleva la camioneta a Casa Connor esperaré allá. —Connor asintió con la cabeza y luego el hombre se fue. Connor miro nuevamente a Vemnet para disculparse pero parecía que su amigo leía mentes puesto que se le adelanto.

—No tienes nada que disculparte, es la verdad mi padre murió en esas tierras buscando oro en las minas. Era su trabajo y lo amaba, no murió siendo infeliz. Te espero en el parque a las Diez de la mañana, lleva tu camioneta para remolcar el árbol.—Connor asintió antes de poder decir algo, y luego Vemnet se retiró.

Vemnet camino en silencio recordando el pasado, pero tampoco se dio mucho tiempo para recordar porque debía encontrar al siguiente hombre en su lista, Ezra era un hombre servicial y esperaba que lo ayudara, ahora permanecía sentado en la placita de pueblo, llevaba una vestimenta elegante, y esperaba a alguien con desespero.




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