Ola de suerte

Parte 7: Una decisión

Dulce mañana para la pareja que en poco tiempo, se casaría, Alba con una sonrisa dormía, abrazada junto a Logan, este yacía despierto de lado, observándola, sólo observando, así duró alrededor de treinta minutos en lo que se decidía levantarse.

—Te amo mi chica bonita... —susurró al viento Logan, susurró a aquella hermosa mañana—. El sol desprendía una combinación de franjas tanto naranjas y más hacia arriba, rojas, —hermoso nacimiento del que nos da calor.

Logan al no dejar de observarla, decidió crear un poema, tenía ese placer por dentro, esa pasión, esa motivación, así que empezó:

"...Es muy apreciable esto, laguna con aroma natural, bella a cualquier ángulo, un árbol al atardecer, su sombra es deleitable, un aire tan fresco y agradable, esa paz tan armoniosa hace que ese disfrute en un simple silbido te desnude y entierre en lo más profundo de aquel gozo, cerrando los ojos, renaciendo te encuentras, lazos ya cuelgan, lazos con energía mala, te sostenían pero ahora yacen en la tierra, descalzo caminas, sientes el impulso a volar, lo haces, al caer llegas y el agua te abraza, con tal intensidad que te recuerda ese color simbólico en tu ser, nadas justo a la orilla y buceas en lo profundo de tu saber, te pierdes tanto y por tanto encuentras el ritmo tan exquisito, subes y esa libertad combinada con felicidad hace rejuvenecer todo a tu alrededor, en tu aura no hay más que amor y pureza, esos sueños ya no serán lúcidos, esa extrañeza al despertar de un gran sueño, ya no estará, pues todo será como lo deseaste.

Esa energía desprendiéndose y haciendo nacer nueva vida, todo se fortalece a tu paso, lo ya muerto empieza a renacer, en tu yo no hay conquista alguna, simplemente compartir y vivir es la ideología, amor y libertad es lo que hay, en ti..."

Después de escribir esos versos, el chico decidió seguir con su novela de horror, este sería ya el tercer libro de su saga Tierra oculta, el cual tuvo un gran éxito desde el primer libro. Siendo ya las ocho menos cuarto, se dirigió a la cocina y en esta ya se encontraba Alba.

Así que abrazándola como si fuera la última vez, con una avidez increíble, ambos sabían que ese día Logan tenía que ir con su editorial, con las personas que representaban sus libros, y justo donde se encontraba Ralphi, el asunto según ellos eran simplemente un "ligero" cambio en el contrato. Alba observaba y analizaba los ojos y expresión de su futuro marido, sabía que odiaba que alguien le dijera cómo hacer algo o que le dijeran qué hacer.

—¿Y cuál es el plan con ellos amor? —La chica no era tonta, bien sabía la respuesta pero para darle el gusto preguntó.

—Lo sabes amor, lo piensas... —sonriendo Logan decía—. Analizaré qué puntos cambiarán, el día que firmé contrato con ellos me dijeron que no habrían cambios, esto no me gusta pero siendo honesto —masculló al estar comiendo el emparedado—. No me importa si corto contrato con ellos, no los necesito y eso bien lo saben ellos. Sé que tienen hasta mejores escritores que yo pero a más de uno le incomodará que me vaya, eso lo sé.

—Exacto cariño, pero mira, no te preocupes por eso, faltan un par de horas antes de que sepas lo qué tienen en mente, es más, bien podrían ser buenas nuevas. —Y posándose por detrás del chico mientras abrazaba cálidamente su espalda y apoyando su cabeza por un lado de su hombro, siguió—. Además, por supuesto que no los necesitas.

Logan se sentía tan afortunado de poder sentirse tan apoyado en esas situaciones, sin duda si no fuera por ella, su vida sería un desastre en cuanto al tiempo y motivación. Observando que justo a un par de horas debía de estar en Birmingham presentable (cosa que a Logan nunca le importó, ni tampoco a ellos), se dieron una ducha para luego vestirse.

Él se pondría una camiseta de manga larga gris obscuro, chaqueta de cuero y sus jeans, además de lo que nunca debe de faltar, sus botas cortas de cuero. Ella iba con una falda amplia marrón a cuadros con un cordón delantero junto a su blusa con cuello.

Con todo preparado, y habiendo verificado absolutamente todo en casa, hornos, gas y cerraduras en las puertas, decidieron salir, ambos con sus gafas pues el sol estaba en ese punto de ebullición en plena tarde.

Logan encendiendo y esperando a que se calentara el motor de su Mustang del 70, puso un cd (el chico a veces prefería la vieja escuela) del álbum Rubber Soul de The Beatles, así que comenzando con Drive My Car, y Logan cantando las primeras líneas para luego tararearlas junto a Alba con un beep-beep, dando marcha atrás, partió el recorrido.

De donde provenían, por la carretera 50 que dirigía a la 3-C, que era la que los podía llevar a Birmingham, Logan y su mujer calculaban que en poco menos de dos horas estarían allá, dependiendo el tráfico y la velocidad, aquella carretera permitía un máximo de 110 km por hora, decidió pisar el acelerador a 107 km para al final dejarlo a 88 km, el aire por fin se daba a notar despeinando a ambos, pero esa sensación era mejor y sin duda pagaban con gusto el precio de despeinarse.

Por el camino hablaban un poco sobre el plan, que si se hacía tarde verían si se quedaban en casa de Ralph y su familia o decidían irse, a Logan el manejar de noche le encanta, y más cuando bebe algunas cervezas, a opinión de Alba, no le agradaba la idea por lo obscuro que se pone esa carretera, y más que eso lo solitario, pero creía en él y su confianza, que nunca ha perdido, además si esa noche debían morir juntos, que así fuera, algo que pese a triste es real, bien sabía que sus padres se amaban con locura, y de algo estaba segura, esa tarde murieron abrazados junto a un último, fugaz, pero profundo te quiero.

A ese pensamiento Alba respondió con una ligera lágrima en su mejilla. Logan lo sabía, le tomó la mano fuertemente y por siempre, Alba se sintió segura y amada.



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En el texto hay: romance, millonario joven, suerte y destino

Editado: 02.05.2022

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