Old Faith

Old Faith

El auto se detuvo en una pequeña colina a un kilómetro de su destino dejando un gran silencio pues lo único que emitía sonido era el motor, Michel quería tomar un poco de aire antes de empezar con su cometido, simplemente tenía miedo de lo que fuera a suceder; hace dos meses su hermano había desaparecido, él siempre fue de relacionarse en cosas muy extrañas, cosas que Michel cuestionaba pero esto había sido algo diferente pues originalmente debía llegar a Providence pero por alguna razón este se desvío demasiado acercándose a lo que es Death Valley, ahí paso alrededor de una semana antes de que se le diera por desaparecido, toda esta información le fue otorgada por quienes afirmaban ser compañeros de trabajo para Daniel (este era el nombre del hermano de Michel), aunque no pareciera buena idea fiarse de aquellos sujetos por demás extraños la desesperación y la curiosidad convencieron a Michel de seguir las pistas que estos desconocidos le entregaran.  Se suponía que Michel obtendría respuestas en un pequeño poblado a un kilómetro de distancia de su ubicación actual pero una pequeña parte de el le decía que no fuera hacia allá, quizás era el miedo a saber que ya no se encontraría con Daniel o todo lo contrario, quizá era miedo a no poder librarse de todo este aspecto tenebroso que se tendía alrededor de su hermano y que este mismo se empiece  cernir sobre el, aún así se atrevió a entrar nuevamente en el auto y pisar el acelerador para saber que demonios estaba sucediendo.
A lo largo del camino no había mas que una gran extensión baldía de terreno hacia cualquier lado que volteara, parecía ser que no había fauna en la región pero esto era algo que no ocasionaba efecto alguno sobre Michel pues este se encontraba mas perdido en como de una zona a otra el cielo parecía encontrarse mucho mas claro y azul lo cual le parecía sumamente fascinante, así pues no tardo mas de quince minutos en llegar a aquel pequeño poblado en el cual le habían contado que podría encontrar respuestas;  las casas tenían la marca del paso del tiempo por todas partes, todo el maldito pueblo irradiaba decadencia y podredumbre a simple vista, era difícil decir si realmente había tantos habitantes como construcciones pues  todo a su alrededor se veía muy solitario, lo mas probable es que gran parte de los habitantes hubieran abandonado el lugar pues una vieja leyenda le daba la fama de traer mala suerte a cualquiera que pisara el lugar, a pesar de que eran pocos los que conocían sobre el pueblo y eran menos los que conocían la ubicación todos coincidían en que no era buena idea entrar pues a pesar de la poca fama del lugar se le atribuían en su leyenda miles de casos de desapariciones y los que regresaban eran perseguidos por el espectro de la mala suerte muriendo así en cuestión de semanas. A Michel se le había indicado ir hacia la parte sur del pueblo, ahí podría encontrar una vieja cantina, ese era el lugar indicado si lo que buscaba era saber algo sobre su hermano, en aquella cantina solo habría alrededor de diez personas en lo que parecía ser la planta baja pues en la pared a la derecha se podían encontrar unas escaleras que aparentaban conducir hacia una segunda planta lo cual era extraño pues desde el exterior el lugar  no parecía tan grande, como sea Michel no le dio la mas mínima importancia a eso y siguió con su cometido, se acercó al cantinero el cual era un hombre algo viejo, todavía se le veía en forma por lo cual dedujo que quizá apenas andaba por sus cincuentas y que probablemente nació aquí lo cual resultaría raro pues por la fama del lugar uno pensaría que es el ultimo lugar donde a alguien se le ocurriría tener hijos pero a este punto Michel ya se hacia a la idea de que si algo no cuadra la única opción es estar alerta.
Realmente ni siquiera se le  podría llamar una conversación pues el cantinero ya estaba al tanto de que Michel vendría a visitarlo y cuando descubrió que el hombre estirado que tenía enfrente era él ni siquiera se molesto en tratar de saludar o ser algo amable pues sabía que entre mas rápido este pudiera encontrar respuestas mas rápido se iría, no es que le disgustara el convivir con las personas mas bien le molestaban los forasteros, en especial Michel pues además de los nativos nadie estaba a gusto en el pueblo así que el hecho de que algún demente viniera por decisión propia no le parecía bien, era el segundo sujeto que lo hacía y el anterior lo único que hizo fue volver a sembrar el pánico entre los habitantes antes de desaparecer. Michel subió las escaleras y entro a aquello que parecía un pequeño cobertizo aunque se podría considerar demasiado grande para eso pero también demasiado pequeño para ser una habitación por lo tanto prefirió llamarlo bodega pues le pareció lo mas apropiado, las indicaciones del cantinero habían sido simples pero claras: "Sube por las escaleras y entra en el cobertizo, sientate en el tapete y espera a que el salvaje hable contigo" Aunque el no entendió a que se refería con el salvaje entendió que era necesario estar sentado y esperar, en aquella bodega aparte de haber botellas con alcohol que parecía ser de mala calidad había muchas mas cosas que parecían sumamente extrañas pero apenas eran visibles pues toda la luz que entraba por aquella pequeña ventana que  parecía ser la única en el lugar iluminaba solo la parte del centro, aún así logro reconocer algunos libros y viejos periódicos de zonas como  Nueva Orleans o de algunos de los estados mas cercanos de México lo cual resulto muy extraño pues no tenían razón para haber terminado ahí, mas porque a primera vista se podía ver que correspondían a ese mismo año pero cuando empezó a revisarlos vio que aparte eran de hace un par de meses. Pasaron quince minutos cuando Michel descubrió que había otra puerta pues se sorprendió cuando esta se abrió ya que se encontraba perdida en la oscuridad, esto y que se hallaba completamente distraído con unos cuantos cuadros que encontró en un rincón, de ella salió un hombre el cual parecía vestir con las vestimentas típicas de un nativo americano tal cual como los pintaban los museos con aquellas ropas de cuero, un penacho el cual no parecía muy alto y algunas marcas de pintura en la cara, definitivamente un nativo o por lo menos uno que le daba razón a ese estereotipo, aquel hombre e invitó a pasar a la otra habitación la cual era mas oscura que la anterior pues carecía de ventanas y luz eléctrica, eran un montón de juncos de paja encendidos los que le daban iluminación pero a la vez eran los que resaltaban lo desgastadas de las  maderas que componían las paredes de aquel cuarto; ambos se sentaron en el centro sobre un tapete rojo vino y "el salvaje" le pasó de encima de un viejo mueble un tarro con lo que parecía ser cerveza aunque tenía una coloración muy pálida para ser y el sabor lo comprobó.
-Me dijeron que vendría -dijo aquel hombre -¿Pero por qué? El ultimo hombre que lo hizo estoy seguro de que no salió muy bien parado.
-El último hombre en venir era mi hermano y quiero saber que paso con él -dijo Michel con un tono algo molesto.
-¿Qué le hace pensar que yo lo se? Llevo mucho tiempo conviviendo con estas personas -su tono era muy inexpresivo, no, inexpresivo no, se veía su interés pero seguía pareciendo alguien que simplemente no siente empatía por el otro, ese otro era Michel -lo suficiente para entender que su hermano era tan ambicioso como el cantinero de abajo.
-Por favor digame que fue lo que él vino a hacer aquí -replicó Michel ligeramente nervioso -y porque cree usted que su desaparición lo vuelve un hombre ambicioso.
Hace exactamente dos meses Daniel llego una mañana al igual que Michel pero a diferencia de este el ya estaba al tanto de la mala fortuna del lugar, todas las leyendas y mitos el se los sabía al derecho y al revés, conocía a la perfección el lugar como si hubiera estado ahí el día que este se fundo, como si el hubiera visto su tragedia y como si el fue de los pocos que por amor a la tierra que labró hubiera decidido morir ahí, eso era extraño pues era la primera vez que estaba en aquel sitio. Su primera parada fue en lo que se supone es el ayuntamiento ahí fue a recoger la llave de una de las bodegas de la antigua biblioteca del pueblo pues por razones desconocidas esta había sido sellada y  sobre esta se construyo la actual fachada que se supone es el centro de lectura de aquel pueblo, un horrendo edificio lleno solamente de viejos periódicos de la época en la que el pueblo aún mostraba interés por comunicarse con el mundo, a pesar de estar lleno de un material de lectura que consiste en antiguos chismes de quienes fueron la clase alta de la época resultaba un lugar interesante pues aún se veían señas de lo que alguna vez fue una grandiosa construcción donde gente muy… "especial" solía reunirse y detrás de estas señas se encontraban los textos que alguna vez los hombres del pueblo temieron y aislaron solo dejando a disponibilidad obras literarias por las que nadie sentía interés pues las críticas de estas retrataban una realidad muy lejana a la que se vivía en aquella zona de mala muerte, y aunque alguien tuviera interés alguno solo tenía acceso el alcalde, se cree que Daniel sobornó al delegado por la llave pues su acceso estaba prohibido y se duda que la haya robado pues el escandalo hubiera empezado desde temprano y el pánico no atacó hasta el atardecer. Una vez tuvo acceso a la zona de la vieja biblioteca no se detuvo y escarbó aquel mal hecho edificio, rompiendo el suelo y las paredes de madera podrida hasta llegar a las ruinas del antiguo centro de conocimiento que alguna vez se erigió en aquel lugar, pasó un largo tiempo ahí abajo, entre libros y documentos llenos de polvo y hojas amarillas,  cuando salió de la vieja biblioteca ya era mediodía si no es que un poco mas tarde, se dirigió a su auto y saco un maletín grande, nadie lo volvió a ver durante un lapso de tiempo hasta lo que se calcula fueron las diecisiete horas del día cuando una vieja granjera y su hijo adolescente le atacaron y le persiguieron alegando que invadió su casa y que corto el cuello de tres de sus vacas dejando solo una, es aquí donde el alcalde decidió intervenir, acompañado del delegado pidió que se encerrara un momento al hijo de la anciana ya que este no dejaba de alegar que lo mataría, mientras el delegado trataba de poner orden algunos habitantes decidieron ir en busca de Daniel para lincharlo, sabían que estaba cerca pues su auto seguía en el lugar. Algunas personas entraron a la vieja biblioteca para saber que era lo que el extraño buscaba sin embargo era complicado pues todo había quedado en un completo desorden y además hace décadas que nadie entraba en esa parte de la biblioteca por lo tanto se desconocía que había en ella, hasta este punto todo había sido un ambiente ligeramente estresante para los pueblerinos pero se decidió ver si había algún testigo sobre lo que aquel extraño había hecho pero nadie tenía alguna respuesta que fuera útil solo algunas suposiciones sobre que Daniel quizás estaría robando los pocos bienes del pueblo y que este buscaba provocar que los habitantes se marcharan, de una manera muy rápido empezaron a surgir rumores sobre él provocando la confusión en las personas.
Fue un pequeño de quizás ocho años, hijo del único carnicero en el lugar, él tenía respuestas de que era lo que quería este extraño y porque vino al pueblo pues escuchó todo lo que Daniel murmuraba para si mismo, el chico al ver por primera vez en su vida a alguien entrar en aquella construcción sitió curiosidad así que decidió seguirlo, probablemente podría aprender algo del forastero como sumar o a leer o quizás algo mas allá de esto y se volvería de las personas mas sabias del pueblo pues realmente pocos sabían algo que fuera mas allá de esto ; es difícil decidir si fue buena idea que aquel pequeño diera su versión de la historia pues ahora se le podía dar caza a Daniel pero por otro lado el pánico se disperso entre cualquiera que estuviera en aquel pueblo y al iniciar el atardecer este paso a volverse un nivel superior de terror y desesperación, toda esta sirviente psicosis colectiva causada por un niño con la cara marcada por los golpes recibidos cuando el extraño descubrió que lo seguía en la biblioteca, todo esto por el desquite de un mocos, al fin y al cabo los niños guardan bien las emociones, tales como el rencor. El cielo tenía aquel tono naranja que todos los atardeceres adquieren pero se podía sentir una tensión increíble en lugar de la calma y alegría que suele acompañar este suceso, tres hombres habían regresado con Daniel atado y amordazado, originalmente cuatro habían salido en su búsqueda pero a uno de ellos le disparó los tres restantes lo sometieron y parecía que lo golpearon mas por diversión que por necesidad de someterlo, ahora que estaba  capturado debía responder al pueblo y decir si lo que aquel infante había contado era cierto. Frente a lo que parecía ser una orca el pueblo se conglomeró. "¿Qué fue lo que sacaste de la vieja biblioteca" las preguntas y opiniones empezaron a bombardearlo, "¿Por qué infortunaste a las vacas de la anciana?" el silencio era su única su respuesta, "El niño dice que viniste a despertar al demonio" la ansiedad lo comía por dentro, "Buscas mas miseria para este pueblo" quería gritarles el infortunio que se aproximaba, "¿Quién te contó la leyenda bastardo?" pero aún no era momento, "Vas a traer el infierno a nosotros" efectivamente eso planeaba, "Ojala tu alma se queme con tus malas intenciones" eso ya le había pasado con peores horrores, "¡Quieres adueñarte del lugar!" sus ambiciones eran mayores, "¡Ahorquenlo!" aún no, "¡Quemenlo!" mas paciencia, "¡Azotenlo!" era el momento. El cielo se lleno de nubes grises pero el sol seguía a la vista mas rojo que nunca y se escuchaban y observaban los incesantes rayos que caían por todos lados dañando la decadencia de la zona, entre todo este pasaje de carácter caótico Daniel aprovecho y con un movimiento rápido se libero de las cuerdas que lo ataban con una navaja la cual parecía salida de su manga y mientras algunas personas buscaban refugio o a sus familiares, mientras el caos se presentaba en el común mediante gritos, lloriqueos y alaridos, mientras que los mas viejos se escondían en rincones para rezar y pedir al cielo que aquellas historias contadas por sus padres fueron mentira, él vio una muy buena oportunidad, por un costado izquierdo el alcalde pudo sentir como aquella navaja lo recorría hasta parar en la parte superior de su estómago, al caer al piso vio al delegado con la garganta cortada ahogándose por su propia sangre, y mientras desangraba en el piso dos de sus costillas fueron removidas de una forma brusca, solo abrió mas la herida, arrancó las costillas de un tirón apoyándose en el estómago de la víctima y después aquel perpetrador huyó.
-¿Y adónde se marchó?- preguntaba Michel -¿Quiere decir que él esta en alguna otra ciudad?
-Eso sería lo lógico.
-Pero según usted el no partió hacía algún otro lugar del país.
-Se cree que regreso a la colina a donde se le encontró.
-¿Se cree?
-Si, pues tal colina ya no estaba después del alboroto, al parecer la casa del demonio solo estuvo de forma temporal.
El demonio de las entrañas de la montaña era lo que según aquel hombre con apariencia indígena su hermano había despertado y aquello que había acabado con su vida, o al menos eso sospechaba, después de rogar por saber donde estaba la criatura el hombre le señalo a Michel la dirección donde solía estar la colina donde Daniel fue encontrado, no era seguro que encontrara a alguno de los dos tanto la bestia como su hermano pero quizás encontraría algo para empezar a buscarle otra vez. El terreno en aquella zona estaba lleno de subidas y bajadas por todos lados las cuales eran altas o profundas según se le quiera ver y estas a su vez no mantenían un ancho demasado grande mas bien los suficiente para que todo el lugar se viera como las dunas de los desiertos, si, como el desierto en aquellos libro sobre África pero con dos diferencias, ahí todo parecía un gran terreno llano con pequeñas colinas y esto parecía un laberinto, y aparte aquí parecía haber muy poca arena o grava considerando la zona mas bien empezaba a surgir una gran cantidad de pasto y pequeñas plantas. El atardecer había alcanzado a Michel camino  a aquella zona, pronto caería la noche y aunque definitivamente sabía que estaba burlando todas las advertencias que recibió no planeaba irse sin una respuesta mas placentera que saber que este es otro lugar donde no se sabe que paso con su hermano, durante lo que probablemente fueron dos horas de búsqueda no encontró nada, se mantuvo recorriendo una gran extensión de terreno en busca de pistas y cuando se había rendido la vio, en su marcha de regreso hacia su auto la decepción que se presentaba en su caminar con la mirada en el suelo notó una pequeña carta con aquel sello familiar. Aunque se sentía excitado e inquieto por cual seria el contenido de aquella carta que ahora sostenía entre sus manos sabía que tendría que ir a otro lugar, pero el sentimiento de emoción se transformó en uno de alerta y después de nervios, ahora todo lo que había en su cabeza era ir a su auto y tratar de huir pues unos extraños sonidos estaban a su alrededor, eran gruñidos, Michel se sentía con si fuera una pequeña gacela y algún enorme león estuviera vigilándolo y aunque el corría lo mas rápido que podía hacia donde aparcó su automóvil los ruidos le indicaban que lo seguían, el pueblo se encontraba hacia su derecha y su auto al noroeste  pero a pesar de que el primero estaba mas cerca sabía que no era opción. 
"Todos desaparecen al anochecer" se le advirtió " si desea ir por ese rumbo tendrá que ser rápido pues nadie podrá ayudarlo" la leyenda sumía a los habitantes en el pánico "la gente ahora huye como antes por culpa de tu hermano, los ancianos se encierran y rezan, los niños se ocultan bajo la cama y lloran, los animales tratan de huir como si ser devorados por los coyotes fuer mejor destino". Aquellos pensamientos ahora asaltaban su cabeza pero quedarían opacados y se verían como hormigas ante el gran vacío que se formo en su mente cuando se percató el enfermo juego de cacería en el cual ahora era víctima. Unas extrañas huellas se formaban frente a el en dirección a su auto a pesar de que aquel jadeo similar al de hienas hambrientas excitadas por alimentarse venía de atrás, cuando este se transformo en un gruñido y vio pasar a la criatura a la lejanía rodeándolo y brincando de emoción solo para colocarse del lado opuesto de Michel entendió que en la naturaleza del demonio estaba el jugar con sus víctimas, entendió que la verdadera tortura del demonio era psicológica, y el como disfrutaba las ansias de la víctima se reflejaba en las pequeñas risas que soltaba a cada paso, demostrando su superioridad en habilidad, pero Michel no sería parte de este enfermo ritual, se preparó para correr mas mas rápido que la criatura, pues el no moriría acechado como su hermano. Faltaban pocos pasos cuando aquella criatura delgada, encorvada y con garras apareció en la colina mas cercana, se apresuro a entrar al auto y tratar de hacer que este encendiera, lo logró, dispuesto a huir puso la reversa pero mientras su vehículo avanzaba la ventana del conductor fue golpeada y destrozada mientras que la misma mano que llevo a cabo el acto lo sacaba de auto y lo lanzaba enfrente de este, aquella criatura con colmillos, piel morada y dura y unos  enormes  ojos  amarillos se encontraba encima de él tratando de morderlo pero Michel lo impedía empujando aquel horrible rostro con sus manos viéndose obligado a soportar los rasguños en sus brazos, cuando la bestia se puso de pie y se postro sobre el pecho de Michel, este con el dolor de sus costillas rotas empujo a el monstruo hacia su izquierda estrellando su rostro contra el faro del auto lo cual dejo aturdida a la criatura y le otorgo el suficiente tiempo para poder tratar de huir lejos pero en pocos instantes su agresor se había recuperado y estaba dispuesto a perseguirlo sin embargo tres relámpagos cayeron cerca de la zona estando quizás a medio metro de aquella área donde parecía empezaba a florecer la vegetación, aquella abominación se detuvo a menos de medio metro de Michel, tembló y huyo soltando aullidos y chillidos.
El cielo tomo un tono de un azul no tan oscuro dejando de momento la oscuridad de la noche, las nubes se juntaron en un remolino sobre la colina que Michel tenía de frente, y los rayos continuaban viniendo, un pequeño temblor sacudió la tierra y después de un pequeño momento este se detuvo. No podía creer lo que veía. La tierra se agrieto, los temblores volvieron y poco a poco toda aquella colina se separa del piso, Michel cayo al suelo por la fuerza de los temblores y en las entrañas del abismo había luz, los rayos volvieron ahora en mayor cantidad y potencia como i fueran un grito de la naturaleza, un canto de tragedia sobre la desgracia que pronto se cernirá, el viento empezó a golpear con gran fuerza lanzando lejos la carta del sacó donde había sido guardada y sepultándola en arena, tirando a Michel y aturdiéndolo por un momento hasta que fue capaz de ponerse de pie y sentir su espíritu ser consumido.  Una gran masa rocosa surgió de la tierra flotando en el aire y aquella gran masa tenía rostro, no, tenia cientos quizás miles, todos ellos en lo que se podría llamar su vientre con expresiones de terror y desesperación pues a pesar de tener ojos y boca cerrados denotaban estas sensaciones y entre todas esas caras se podía vislumbrar la de Daniel, aquella abominación empezó a estirarse hasta que parecía lo que quizás podría ser una serpiente y en dirección a Michel aquella masa rocosa se abrió y empezó a sangrar como un cuerpo mientras brotaba un rostro horripilante tanto así que solo se le podía llamar rostro por aquella mandíbula similar a la de una araña que se encontraba debajo de aquel bulto de carne el cual asimilaba a un tumor. Michel ahora comprendía cual era el verdadero demonio de las entrañas de la montaña y sabía que gracias a este su hermano no regresaría. Todos esos rostros abrieron sus bocas al máximo y de ellas empezó a emanar una luz amarilla, luego todos empezaron a hablar al unísono cada una en distinta lengua acompañados de los relámpagos cual banda sonora en la mas dramática tragedia, luego todas pararon. "¿Qué eres?" fue aquella la pregunta que salió de los labios de Michel y el viento dispersó hacia la nada, pero aquel único pensamiento que el subconsciente fue capaz de formular en un intento de apaciguarse no tuvo respuesta, o no una que el destino permita conocer. Unas grandes protuberancias se deprendieron del abdomen de la cosa y estos que parecían un montón de piel cubierta de granos se dirigieron a Michel, lentamente se acercaron para llevarl a hacer frente a su fortuna.



#2858 en Paranormal
#12862 en Thriller
#7261 en Misterio

En el texto hay: cuento, horror cosmico

Editado: 31.12.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.