Oliver: Inocencia maldita

Chapter Twenty Three: En las sombras

1

 

Suspiró, haciendo garabatos en su libreta, aburrido. No había nada bueno en la televisión, Katrina estaba trabajando por lo que se quedaba completamente solo... O bueno casi, sus amigos continuaban con él.

 

Consideraba incorrecto el seguir llamándoles "imaginarios" puesto que ahora sabía que no lo eran. Sabía que habían sido seres que alguna vez estuvieron vivos, que tenían vidas distintas, familia... Y ahora habían quedado reducidos a meras existencias sin objetivo alguno.

 

Había pasado un mes y medio desde que se establecieron en Baltimore. Era un lugar tranquilo, pero como siempre, por alguna razón tanta calma le perturbaba, le irritaba. Él disfrutaba en algún punto del caos en el que había estado volviéndose su vida luego de que Edith falleciera.

 

Por un momento se quedó pensando ella. En su madre. Notando que no había vuelto a pensar en ella desde lo sucedido... Recordó aquella pregunta que Katrina le había hecho hace un mes y medio.

 

¿La extrañaba? No estaba seguro. Ella, a pesar de todo, había sido una buena madre a su parecer. Siempre lo había cuidado, lo había protegido de todo, lo había querido con su alma sin importar lo que hiciera...

 

Una idea cruzó por su mente y pasó un par de páginas, hasta encontrar una en blanco. Luego comenzó a escribir.

 

"Mamá, lo siento por no ser el hijo que merecías. Alguna vez creo que te quise, no podría asegurarlo porque no quiero mentir en esta carta para ti. Sé que me amabas, mamá... Me amabas más de lo que cualquier madre podría amar a sus hijos, de una forma posesiva y obsesiva... quizás enfermiza, pero ahora... Meditándolo, me doy cuenta de que solo te sentías vacía... Solo querías alguien que te amara de forma incondicional... Pero no buscabas el amor efímero de un amante, una llama que se apaga con el tiempo, no... Querías amor familiar, quizá el de un padre perdido... Quizás el de un hijo...

 

Sentiste que Katrina me arrebató de tus brazos, lo sé... Pero no podía dejar que la lastimaras, mamá, ya que la quería... No, la quiero a mi lado. Pero no te preocupes, ella es buena y me ama, sé que me cuidará y protegerá como tú lo hiciste alguna vez...

 

Quizás en otra vida las cosas sean distintas, madre... y espero que en esa vida no sufras como lo hacías en esta.

 

-Oliver P."

 

Al terminar de escribir se quedó mirando la hoja escrita. ¿Se sentía culpable? Así sonaba en aquella carta, más no era verdad, sus palabras eran sinceras pero ¿qué importaba si nadie iba a leerlas?

 

La dobló y la escondió dentro de la libreta, de pronto sintió que alguien le tocaba las piernas, las acariciaba recorriéndolas con unas manos que no lograba ver y luego un cuerpo apegándose a él, apretando ligeramente sus muslos. Razón por la que se sobresaltó, con los ojos bien abiertos, hasta que Wally se dejó ver, le sonreía burlón.

 

-¿Te asustaste, niño? -Jaló a Oliver más cerca, y este enseguida comenzó a retorcerse para que lo soltara.

 

-¡Claro que no, yo no siento miedo! ¡Deja de tocarme! -Exclamó molesto, odiaba cuando invadían tanto su espacio vital.

 

Wally solo soltó una risita sin liberarlo, de hecho hasta acercó el rostro a su cuello, Liver se tensó.

 

-¿Sabes algo? Hace un tiempo, escuche a otros... como yo, decir que podrían tocarte en venganza contra Edith, tú no podrías defenderte de ellos. Puede que no seas un niño normal pero no podrías hacer nada contra la fuerza de un fantasma... -Comenzó hablando, apoyó los labios en la piel pálida del chiquillo, besando lentamente la zona y este se revolvió aún más, enfureciéndose con él- Pero no lo hacían porque yo te protegía de ellos, sin embargo ellos no están ahora... -

 

-No te atrevas a tocarme, Wally...-Siseó el pelinegro, el hielo celeste se oscureció hasta asemejarse al negro, esto causo que el fantasma se pusiera serio de repente, dejando esa faceta juguetona y liberando finalmente al niño.

 

Oliver se alejó, sacudiéndose con los labios apretados.

 

-Tú... -Cuando volvió para ver al contrario otra vez, este ya no estaba allí. Se quedó mirando a la nada un momento antes de bufar y sentarse nuevamente a fijarse si había comenzado algo bueno en la televisión, sin comprender qué diablos le pasaba a su supuesto amigo.

 

El fantasma reapareció recién en la habitación del mocoso, donde estaban los otros dos. En cuanto lo vieron aparecer, Luca se puso de pie y lo miró con el ceño fruncido, aunque también parecía sorprendido.

 

-¿Qué diablos hacías toqueteándolo así? -Le preguntó, era obvio que al parecer se había hecho invisible y los había visto, pero no le interesaba.



#13328 en Thriller
#7521 en Misterio
#5453 en Suspenso

En el texto hay: fantasmas, psicopata, demonio

Editado: 08.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.