Olivia

Prologo

Olivia Sallow armaba escándalo por las calles de Hosmedage, que en esos momentos estaban repletas de alumnos.

Aquel día era el 26 de noviembre, y tenía lugar la primera excursión del curso.

La pelirroja de ojos grises gritaba desde la espalda de uno de sus mejores amigos, el cual iba corriendo.

Mucha gente se giraba y los miraban mal, pero ellos ni siquiera se dieron cuenta.

Acababan de empezar a cursar cuarto.

Llegaron a Honeydunkes, su destino, una tienda que acaban de abrir, y estaba repleta de chucherías.

Dentro de esta se encontraron con el resto de los merodeadores y Molly, la mejor amiga de la joven.

Nada más cruzar el umbral de la puerta, Olivia bajo de un salto de la espalda de su amigo, Sirius, y corrió por la tienda observando todos los estantes.

Se encontró con Peter observando un nuevo álbum de cromos, el chico se dedicaba a coleccionarlos y completarlos.

—¿Qué haces? —Preguntó la chica mientras le abrazaba por los hombros.

—Quiero ese álbum, pero no tengo dinero, la próxima vez traeré más.

—Te pago yo lo que te falte, considerado un regalo de cumpleaños adelantado. —Le dio una sonrisa al chico antes de seguir corriendo por la tienda.

De nuevo se detuvo cuando estuvo a punto de chocar con James, el cual se había quedado embelesado observando una colección en miniatura de escobas de Quiditch.

—Hola Liv, mira que pasada de escobas en miniatura, no puedo utilizarlas para dar una vuelta, pero quiero comprarlas...

—No, no te las voy a pagar, que me hayan dado la propina ayer no significa que os vaya a invitar a todos, además, tú eres rico, tu deberías invitarnos a nosotros. —Sentencio la pelirroja haciendo que el azabache frunciera el ceño, pues había escuchado perfectamente como lo había dicho a Peter, minutos atrás, que le pagaría lo que faltara de su colección.

Olivia no tenia favoritismos entre sus amigos, simplemente le compraba algo al coleccionista de cromos ya que faltaba muy poco para su cumpleaños, y asi ya no tenia que regalarle nada muy elaborado. Cornamenta entendiéndolo al fin, dijo:

—Está bien, tenía que intentarlo, ¿Dónde están el resto?

—Desperdigados por la tienda, al único al que todavía no he visto ha sido a Remus.

—La última vez que le vi estaba detrás de esa esquina desnudando con la mirada a veinte tablas de chocolate a la vez.

—Muy típico de él, voy a hacerle una visita, nos vemos dentro de quince minutos en la entrada, yo me ocupo del lobo.

—Sigo sin entender por qué le llamas así desde principios del año pasado.

—Ya lo sabrás, J.C, ya lo sabrás, cada cosa a su debido tiempo.

La chica empezó a recorrer la tienda buscando a su amigo, pues había olvidado las indicaciones de James, sobre dónde encontrarle.

Cuando al fin le encontró, no pudo evitar soltar una enorme carcajada.

El castaño tenía una bolsa repleta de chocolates, y aparte llevaba más aún en los brazos, los cuales estaban a punto de caérsele, también tenía la cara llena del alimento.

—¿Me ayudas? Odio cuando os quedáis riéndoos de mi en vez de ayudarme.

—Deja todo en el suelo anda, tienes que limpiarte la cara o el dueño averiguara que has comido chocolates sin pagar.

—¿No puedes hacer uno de tus trucos?

—¿Estamos en Hogwarts? No, eso mismo, ahora date prisa, el dueño viene hacia aquí.

El hombre lobo comenzó a frotarse toda la cara mientras el hombre se les acercaba.

Al final Liv perdió la paciencia y le tiro su botella de agua encima.

—¿Qué ocurre aquí? ¿Le estás haciendo algo al pobre niño?

Los ojos de Remus respondieron con venganza cuando contestó.

—Me he negado a comprarla estas chuches y me ha tirado una botella de agua encima, odio el agua.

—¿Que? ¡Eso no es cierto!

En ese momento un chico se les acercó y le contó al dueño de la tienda.

—Perdone señor, ella le tiro la botella de agua, como buena amiga que es para limpiar al castaño, ya que este tenía todo el rostro lleno de chocolate, y todo el chocolate de ahí se le ha acaparado él, no me ha dejado coger ni uno solo. Creo que hoy los nargles han tenido un mal día y han decidido fastidiarse a mí.

—Gracias por contármelo pequeño. Ahora vosotros dos, fuera de la tienda, pero antes, tu, compra todo el chocolate que quieras, me parece que vas a ser un buen comprador.

Mientras Remus compraba chocolate, tal y como le había sugerido el vendedor, Olivia y el chico extraño salieron de la tienda.

—Tienes un aura bonita.

—¿Gracias? Me imagino que tú también, soy Olivia Sallow, y tú eres...

—Soy Xenophilius.

—¿Xeno que?

—Xenophilius.

—Te llamaré Luna, por tu pelo que es de su color.
 

☆☆☆☆☆

Un día antes de las vacaciones de Navidad.

El tiempo había pasado volando, y los meses se escurrieron entre los dedos de Olivia casi sin que ella se diera cuenta.

El día siguiente empezarían las vacaciones de Navidad, estaba deseando volver a la granja familiar, y conocer a su nuevo hermano pequeño que había nacido a finales de septiembre, cuando ella ya estaba en Hogwarts.

No sabía ni siquiera que nombre había recibido. Por fin iba a dejar de ser la menor, a otras personas les encantaría estar en su puesto, pero a ella por alguna razón inexplicable, no le gustaba ser la niña mimada de la familia.

Tenía tres hermanos, Enrique, el mayor, Elizabeth, que tenía tan sólo un año más que ella, y se llevaban genial, y el bebé cuyo nombre desconocía. Todos muggles, sus padres también eran muggles.

Toda la familia se sorprendió muchísimo cuando dio muestras de magia por primera vez. También se alegraron, sobre todo su madre, que era una fanática de los libros de fantasía.

Salió de sus pensamientos cuando alguien grito su nombre, giró su cabeza hacia todos los lugares del comedor hasta que vio que su mejor amiga, Molly se acercaba a ella.




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