Once upon a time in a cafe (libro #1))

Capítulo 15: The Police

Las palabras de mi amiga resonaban en mi cabeza. Y la verdad que en lugar de ayudarme a tomar una decisión, solamente me estaba logrando asustarme más y más.

Por eso la única decisión que logré tomar, adulta en cierta manera, fue la de alejarme por un tiempo.

Ya habían pasado 3 días desde que le había mandado un mensaje a Will, excusándome por no poder hacer muchas cosas estos días. Desde que lo conocía, era la persona a la que más excusas le habían puesto, en mi vida.

Al parecer era mi manera de enfrentarme ante lo desconocido, o algo así. O es lo que diría mi prima, quien se dedica a analizar a las personas.

En un momento había dicho que pasaría 5 días sin verlo, para poder despejar mi cabeza, y por eso me enfoque en el trabajo, leí, limpie mi casa y compre cosas nuevas, aprendí algunas recetas y calmé a la futura novia en sus crisis nerviosas a la mitad de la noche.

Pero los días pasaban y pasaban, y esos 5 días se transformaron en una semana, y esa semana se transformó en 10 días. Debía detenerme, estaba siendo ruda y descortés y sabía que debía cambiar eso.

Por eso el domingo a la mañana, me levanté de la cama, dispuesta a salir a trotar un rato para limpiar mi cabeza, era una mujer adulta por el amor de Dios. Volvería y le enviaría un mensaje para que se quedara tranquilo y asegurarle así que los aliens no me había abducido.

Llevaba recién 3 cuadras cuando pasé por un pequeño callejón que estaba cerca de un kiosko. Saludé a Suz, la dueña del lugar y seguí mi paso, pero cuando llegué a la vuelta de la esquina alguien tiró de mi brazo y me hizo chocar contra su pecho.

En un primer momento pensé que era un ladrón y estaba lista para sacar el gas pimienta que tenía dentro de mi buzo, pero cuando salí de mi conmoción y levanté mi vista, vi que era William quien me sostenía contra sí.

—Hasta que al fin nos encontramos—dijo sonriendo.

De inmediato recordé todas mis evasivas y mis mejillas se tornaron bordó.

—Hola—metí un mechón de mi pelo tras la oreja.

—Parece que han pasado años.

Lo miré confundida.

—Rayos, ¿me pasé?

Asentí con la cabeza.

—Solo han pasado unos días.

—Lo sé, lo siento—se disculpó y pude notar que estaba avergonzado.

—No pasa nada—le di una palmadita en su pecho.

—Pasé por tu trabajo y no te encontré, y por tu casa pero siempre estaban las luces apagadas.

—Vaya tu comportamiento me hace acordar a la canción de “The Police”.

— ¿Si? ¿A cuál?

—Every breath you take.

— ¿Me estas llamando acosador?

—Algo así.

— Solo estaba preocupado por ti, no sabía si te había pasado algo.

—Aww que tierno.

—Soy conocido por serlo.

—Por lo visto eres conocido por muchas cosas.

—Tantas que te sorprenderías.

Ahora fue mi turno de agarrarlo del brazo y arrastrarlo conmigo.

— ¿Dónde vamos?

—Ya verás. Anda corre.

 

Nos paramos junto al kiosko. Tenía un plan. Iba a corromperlo. Luego lo remediaría.

—Tú distraes a la señora del kiosko con tu ternura y encanto y yo robaré una barra de chocolate.

— ¿Estás loca?

—Algo—le resté importancia—Es uno de mis tantos dones. Ahora calla y sígueme.

Mientras él desempolvaba sus dotes de Don Juan, yo me encargué de sacar una barra de chocolate y dejar un billete de 20, sin que él lo viera.

—Vamos, vamos, vamos—dije tomándolo de la mano y salimos corriendo

No paramos hasta llegar a un banco que estaba a unos metros de la escena del crimen.

Cuando al fin recupero el aire, soltó:

— ¿Qué hubiese pasado si la policía nos hubiese visto?

—Habría hecho esto más divertido.

La preocupación inundó su rostro.

—Vamos, Will. Nunca robaría nada, le dejé el dinero en el estante.

—Estás loca.

—Eso ya lo sabes. Y estás dentro de esta locura ahora.

 

 

 

 

 



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En el texto hay: diversion, romance, amor

Editado: 23.05.2020

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