Once upon a time in a cafe (libro #1))

Capítulo 28:Concurso de ternura

 

El sol me golpeó de lleno en la cara , provocando que abriera los ojos de a poco, muy en contra de mi voluntad debo decir.

Había pasado una de las mejores noches sueño de mi vida, había dormido como un bebé y eso no pasaba muy seguido.

Intenté moverme pero sentía un peso muerto sobre mí. Giré mi cabeza medio adormilada y confundida cuando observé que tenía el brazo de Will sobre mi cintura sosteniéndome fuerte.

-Buen día-dije sonriente.

-Buen día, linda.Cómo dormiste?

-Nunca mejor.

-Eso es lo que tiene esta cama. Está diseñada para eso, para secuestrate y obligarte a quedarte aquí por días y días.

-Debe ser muy duro levantarte por las mañanas para salir a trabajar.

-Lo es , créeme.

Intenté levantarme de la cama pero su brazo me lo impedía.

-Sabés que no puedo levantarme para hacerte el desayuno si tu brazo sigue ahí, verdad?

-Me harás el desayuno?

-Es lo menos que puedo hacer por ti.

-Entonces me levantaré, para hacerte compañía.

-Huevos,tocino y café?

-Que bien me conoces.

-Quieres que agregue un vaso de jugo?

-Dios , haces esa combinación aún más perfecta.

-Lo sé,soy una diosa de la cocina.

-Mujer, eres una diosa en más de una forma.Solo que no lo ves.

-Eres increíble.Un verdadero adulador.

-Solo peco de sincero.

-Encontraré todo en el refrigerador?

-Claro que sí.

-Manos a la obra entonces.

Mientras paseaba por la cocina , Will me miraba atentamente, siguiendo cada uno de mis pasos. Siempre fue un fuerte en mi vida la cocina y ahora podría demostrarlo con gusto.

-Aquí tienes, devóralo.

-No es lo único que está en esta cocina.

-Ya lo podrás hacer, ahora come-señalé el plato-Te gustaría ir al mall luego?

Comimos en silencio compartiendo miradas cómplices y algún que otro comentario sobre lo rica que estaba la comida.

-Si me das un minuto, podré cambiarme,creo que tengo ropa de mi hermana para darte aquí.

Lo miré boquiabierta.

-Y ahora lo dices?Podría haberla usado para dormir.

-Lo sé,pero quería verte dormir con mi remera.

-Eres increíble-repetí tirándole mi servilleta.

-Vamos,no tenemos tiempo .Quiero llevarte a algún lugar especial ahí.

-Adonde?

-Ya verás ,si te digo,dejará de ser sorpresa.

 

-Bueno confiaré ciegamente en ti ya que no tengo otra opción.

-Y lo bien que haces.Podemos almozar allí si quieres.

-Claro ,pero podemos comer algo que no sea pizza.Creo que terminaré hablando italiano si sigo comiéndolas.

-Lo que tu quieras.

Cuando llegamos al mal tuvimos la suerte de encontrarlo casi vacío. La gente paseaba tranquila por los locales, comprando ropa o libros. Tomando café, los niños iba y venían en la sala de juegos y todos convivían una perfecta armonía.

-Donde querías llevarme-dije mientras caminábamos hacia un lugar incierto para mí.

-Hasta aquí-paró frente a una veterinaria.

-En serio?-lo miré emocionada.

-Tu dijiste que querías un perrito.Un perrito es lo que tendras.

Sus palabras me tomaron por sorpresa.

De pequeña siempre había querido tener un perrito, pero uno que fuera para mí sola, aún sabiendo lo que eso significaba.

Debía ser yo quien lo cuidara, quien lo alimentara, quien lo sacara a pasear, y nadie podría ayudarme.

Pero sería mío y de nadie más.

Sonaba bastante egoísta lo sé, pero las personas que me conocían sabían que habían pocas cosas que habían sido solo mías.

Siempre había tenido que compartir con alguien más, no es que me molestara, pero era cierto.

Asi que la idea de tener mi propia mascota, mia me hacía sentir realmente bien y afortunada.

Realmente me había sacado la lotería con Will.

Y a mi cabeza le costaba asimilarlo y aceptarlo. Por suerte mi corazón ya lo había hecho.

Se había entregado completa y ciegamente a William.

-Pero por que? No es mi cumpleaños, ni nada por el estilo.

-Porque quiero y puedo. Ahora elige uno antes de que me lleve todos yo-puso su mano en mi espalda dirigiéndome hacia los pequeños cachorros que buscaban un hogar.

Era increíble el amor que esos pequeños inspiraban.Sus ojitos, sus narices húmedas, sus ladridos y sus orejitas. Me daban ganas de llevármelos a todos para no dejarlos a ninguno sin una oportunidad de recibir amor.

-Es tan difícil-me gire para mirarlo mientras hacia un puchero.

-Creo que yo encontré uno perfecto para ti.

Nos acercamos hacia una pequeña jaula donde había un maltes negro, del tamaño de mi puño.Posiblemente tendría unos 50 días.

-Es perfecto-lo miré con amor y admiración.Es simplemente perfecto.

-Lo llevamos?

Asentí emocionada.

-Queremos esto-dijimos al unísono.

Cuando tuve al pequeño en mis brazos no tuve duda alguna de que si hubiese alguna posibilidad, el ganaría el primer puesto en un concurso de ternura.

 



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En el texto hay: diversion, romance, amor

Editado: 23.05.2020

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