—¡Al fin!— expresó Sett viendo a lo lejos la ciudad mientras el barco anclaba en el puerto.
Después de lo que le había parecido una eternidad, al fin podía ver la concurrida ciudad tecnológica de Piltover. Luego del ataque pirata y que casi se ahogara en el mar se sintió aliviado de regresar a tierra firme. Durante el resto del viaje se la había pasado comiendo a sus anchas y ganando dinero extra jugando vencidas con los marineros; cuando bajó del barco había dejado limpio al capitán y a varios de su tripulación. Todos estaban sorprendidos por la extremada confianza y fuerza del Vastaya, aunque seguían haciéndole burla porque Ezreal había tenido que besarlo para reanimarlo. Sett no le tomó importancia incluso también le causó gracia. Si no mal recordaba, era la tercera vez que alguien lo besaba sin que él pudiera hacer algo al respecto.
Su primera vez había sido con Aphelios y aunque fue él quien lo besó mientras dormía ni siquiera podía recordarlo. La segunda vez lo besó Kara cuando se le confesó, ella se lanzó hacia él y no se lo impidió hasta que el recuerdo del Lunari se atravesó dolorosamente en su corazón. Ella no le reclamó pero sí que se dio cuenta que había alguien más en sus pensamientos. En varios ocasiones le insinuó que podría olvidar a esa persona a su lado y ya fuera por orgullo o por amor, Sett jamás aceptaría algo así. Apreciaba a Kara y esperaba que encontrará a alguien que la hiciera feliz, aunque en el fondo sabía que estaba encaprichada con él. Y por último estaba Ezreal, lo había besado para salvarle la vida; había sido algo inevitable. De no ser por él, hubiera terminado como comida para peces. Se resignó en que todas esas ocasiones habían sido un “inevitable accidente”.
—Por fin en casa— dijo el profesor Rubrick descendiendo por la plataforma.
Ezreal lo siguió haciendo un esfuerzo para bajar las maletas y Sett le dió una mano viendo que el chico apenas podía bajar las 3 maletas que cargaba.
—Supongo que puedo ayudarte con esto— dijo Sett quitándole una pesada maleta de encima.
—Muchas gracias, Sett—le agradeció el chico cuando bajaron de la plataforma.
Ezreal se recargó en el montón de maletas cansado y Sett puso la que él traía junto con las demás.
—Bien, aquí nos despedimos— Dijo Sett y le extendió su mano a Ezreal. — Te debo una, si alguna vez vuelves a Jonia y estás en problema, diles que El Jefe te respalda.
—Lo recordaré— dijo Ezreal estrechando su mano. — Espero que puedas encontrar a quien buscas en Targón.
Sett se quedó perplejo ante la sagacidad del rubio y se limitó a sonreír confiado. Se preguntó qué buscaba con provocarlo con esos comentarios.
—Espera Sett, no te vayas. Dijiste que querías evitar Shurima ¿No es así?— dijo el profesor recordando lo que Sett le había comentado acerca del viaje que pretendía hacer.— El barco que sale de la península no va a salir hasta dentro de una semana ¿por qué no te quedas en mi casa? Así no tendrías que pagar un motel y esta noche podremos festejar bebiendo y comiendo por este encuentro. Ezreal también nos acompañará.—dijo el profesor Rubrick señalando al aludido con su pulgar.
Sett meditó la oferta, la verdad es que no le vendría mal la ayuda de alguien de Piltover;no conocía el lugar y también, necesitaba ahorrar dinero. Lo que había ganado en el barco, más lo que había traído de Jonia no garantizaba que cubriera la totalidad de su estadía y manutención. Su mejor opción era quedarse en casa del profesor, quizás pudiera aprender algo más sobre Targón con él.
—Está bien, la verdad ya que estoy aquí supongo que no me haría daño conocer la ciudad— contestó él y la cara del profesor se iluminó con una sonrisa mientras lo tomaba del antebrazo.
—Te va a encantar Piltover, es la ciudad más bonita de Runaterra— comentó el Profesor y agregó con picardía— Además de tener a la mejor y más guapa Sheriff.
Sett lo escuchaba con atención, después de todo el profesor no resultó ser tan molesto como creyó. Era como uno de esos viejos abuelos que disfrutaban que alguien más los oyera mientras intentan enseñarle a los más jóvenes las cosas que desconocían.
Caminaron un largo tramo hasta llegar a una calle bastante transitada. Durante su caminata Sett quedó impresionado con la arquitectura del lugar; era abrumadora. A diferencia de las construcciones hermosas y sencillas de Jonia, su hogar, Piltover en contraste, era una ciudad en progreso, en toda la extensión de la palabra. Grandes edificios y casas de varios pisos se alzaban imponentes en cada extremo de las calles como titanes silenciosos . La gente iba y venía a pie, llevando hermosos y caros ropajes, también transitaban algunos elegantes carruajes tirados por caballos. Las personas al verlo pasar, sobre todo algunas mujeres, lo miraron con curiosidad y sorpresa. Justo lo que no quería Sett, llamar la atención. Se preguntó si era por su condición de vastaya o a sus ropajes que eran tan diferentes a los de ellos. Pensaba en si debía cambiar sus ropas para pasar desapercibido cuando Ezreal se dio cuenta de lo que sucedía e intervino.
—Es porque eres atractivo — le dijo con una risita. — Las chicas de por aquí siempre gustan de un hombre de buenos modales pero también les gusta los tipos atractivos y fuertes como tú.
—Ah entonces debe ser difícil para tí ¿No Ez?— preguntó Sett con malicia.