—No has cambiado nada, desde la última vez que te vi—le susurró una voz femenina muy cerca de sus orejas.
—¿Mamá?— dijo Sett entreabriendo sus ojos pesadamente.
—Soy muy joven para ser tu madre, Sett— rió la joven conmovida y acarició con ternura los cabellos de su cabeza. Sett se sintió relajado ante el suave toque de sus manos cuando se dio cuenta que se trataba de Alune. Su cabeza estaba apoyada sobre su regazo y abochornado intentó levantarse pero Alune se lo impidió apoyando suavemente su mano sobre su hombro para detenerlo. —Tranquilo, descansa un poco. Quiero hablar contigo—
Sett se tensó y un notable sonrojo se instaló en su rostro.
—Perdón, pero cuando te veo solo puedo pensar en Aphelios y esto… es un poco...muy vergonzoso...— confesó y cubrió su rostro con la palma de su mano. — Ustedes dos se parecen, demasiado…—admitió con timidez, algo poco usual en él.
—Lo sé, después de todo somos mellizos pero no es por eso que te he traído aquí ...—Alune hizo una pausa y antes de que pudiera continuar Sett la interrumpió.
—Estoy muerto ¿verdad?—soltó apesadumbrado. —Ah morí de una forma tan patética...—agregó en un lamento.
—Estás en el umbral entre la vida y la muerte— le explicó la joven tratando de sonar comprensiva.
—Oh diablos. Mamá va a matarme y Phel… ¡Phel! ¡Tengo que volver con él!¡No pude disculparme!—dijo poniéndose de pie de un brinco y busco con la vista alguna salida o puerta por la cual huir..
—Sett...—lo llamó Alune pero Sett la ignoró, estaba demasiado ocupado buscando una salida.
—¡SETT, escucha!— gritó nuevamente la joven poniéndose de pie y Sett se detuvo centrando al fin su atención en ella.
—Si amas a mi hermano déjalo ir—soltó Alune con solemnidad fijando con determinación su mirada en él. Sett jamás esperó de su parte una petición como esa.
—¡La Noctum lo está asesinando porque en su corazón existen dudas! ¡Tú haces dudar a su corazón! El amor que te profesa divide su fe...— explicó la chica. — Nuestra órbita nos obliga servir a nuestro astro pero ahora, él te ama más a ti que a nuestra misión, si sigue así… ¡la Noctum lo matará y jamás podremos volver a vernos!—
Sett tragó saliva y sintió que cada palabra lo abofeteó. Ignoraba si se debía por estar al borde de la muerte o porque la petición de Alune lo había tomado desprevenido, pero él no era un hombre que se acorbardara tan fácilmente, en especial, con sus propias decisiones. No había llegado a ser El Jefe del coliseo por poseer una convicción débil. Sabía lo importante que eran los Lunari para Aphelios pero no moriría por ellos ni dejaría que él tampoco lo hiciera. Luego de pelear con Aphelios lo había meditado por un largo tiempo, debía encontrar una manera de ayudarlo, incluso si tenía que hacer unos pequeños sacrificios para que ambos tuvieran un futuro juntos.
—Perdón Alune, pero no puedo— se disculpó con la chica viéndola directamente a los ojos mientras paso apenado su mano por su nuca. La diferencia de alturas entre ellos era notable, aún así Alune mantenía su mirada fija en él expectante, a Sett le pareció una mujer bastante hermosa y valiente. Nunca había conocido ninguna mujer humana aparte de Kara que se plantara con tanta seguridad frente a él y aquello lo conmovió.
—Le hice una promesa a tu hermano—comentó Sett pensativo. — Le dije que un día lo buscaría y que jamás lo dejaría ir. Entiendo que la promesa que ustedes tienen con su gente es importante pero yo también tengo una con él, así que sin importar qué, pienso cumplirla. Incluso si muero ahora, encontraré la manera de volver a su lado—
Cuando Alune terminó de escucharlo cayó de rodillas y cubrió su rostro con ambas manos mientras suspiro aliviada.
—Lo siento, lo siento tanto, lo lamento. — soltó la chica entre lágrimas.— No quería ser mala, tenía que saber si los sentimientos que tienes por mi querido Phel son sinceros.
—¿Qué?— soltó Sett confundido.
—Aphelios se siente culpable por amarte y por eso la Noctum ha estado lastimando su cuerpo pero si él entiende que puede amar ambas cosas y equilibrar su mente, volverá a la normalidad. Me sentía tan culpable por haberlo dejado solo y atarlo a la fuerza a compartir mi desdichado destino, que fueron mis propias dudas las que lastimaron su cuerpo en primer lugar antes de que ustedes se encontraran y se sintiera tan ansioso. Sentí que le estaba fallando; Aphelios me estaba entregando su vida y yo estaba dudando por eso cuando te vi en esa azotea sentí alivio porque mi hermano ya no volvería a estar solo nunca más. No importa si yo me quedaba atrapada aquí para siempre, él tendría a alguien a su lado ...—explicó sollozando la joven y a Sett se le partió el corazón de verla así de frágil. Se aproximó hacia ella y la envolvió entre sus fuertes brazos apoyando su cabeza sobre la suya haciendo que Alune se sonrojara por su cercanía.
—Alune, no sé dónde estás ahora pero escúchame bien, algún día Aphelios y yo te traeremos de regreso. Solo espera por nosotros, sin duda iremos por ti. Lo prometo y yo, siempre cumplo mis promesas. — le susurró Sett.
Alune alzó sus brazos lentamente y correspondió su abrazos con timidez.